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¿Cómo se mantenía a la sociedad en orden?
Existía una institución con capacidad para regir las esferas de la vida política y eclesiástica.
Esta fuerza la tenía la Inquisición. Capaz de combatir el crimen, cualquier herejía o mínima sospecha de un atentado en contra de la Iglesia católica o del virreinato de los Habsburgo, la Inquisición se originó en Europa y continuó su desarrollo en México. Por su antigüedad, estaba conformada por una serie de normas y reglas muy complejas, además de su exasperante burocracia. La Inquisición tuvo una influencia innegable en la mentalidad y en el comportamiento de todas las capas sociales de la colonia. La Inquisición favorecía la ortodoxia religiosa y política, por lo que cuando comenzaron a llegar las ideas de la Ilustración fue muy difícil que lograran difundirse. El recuerdo que dejó su presencia fue el uso desmedido de la tortura y ser el órgano censor por excelencia. Cualquier idea que atentara contra la vida religiosa e intelectual de la Nueva España se reprimía de inmediato.
La Inquisición se estableció por primera vez bajo la orden del papa Gregorio IX en 1233.
Fue una medida para combatir a los diversos movimientos disidentes que surgieron durante la Edad Media. Como los arzobispos estaban muy ocupados con sus labores pastorales, no tenían el tiempo para ejercer el castigo. Por eso el papa creó los tribunales en Francia, Alemania e Italia. España se quedó sin una Inquisición formal, pues todas sus fuerzas estaban concentradas en reconquistar el territorio que estaba en manos de los árabes.
Fernando e Isabel, los reyes católicos, pidieron al papa Sixto IV la creación de esta institución semejante para España. Una de sus características primordiales sería el privilegio de ser independiente del papa, permiso que se conoce como "patronato real". Así la Corona tenía la libertad de nombrar a sus dirigentes en España y en América. Se estableció por primera vez en Santo Domingo. En la Nueva España, la Inquisición se fundó en 1570 y desapareció en 1820 con la Independencia. Antes de su establecimiento, los primeros obispos asumían la función de inquisidores. Esta forma primitiva buscaba corregir las conductas "erradas" de los indígenas. Desde 1571 hasta 1700, castigaba cualquier acción contraria a la cristiandad, con la blasfemia, la bigamia, la sodomía, la bestialidad, la fornicación y las peticiones sexuales de los curas. Esta institución frenó en buena medida el desarrollo intelectual. Publicaba un "Index", el cual contenía todos los libros prohibidos. Con el libro bajo el brazo se realizaban "visitas de naos" a los barcos, para cazar estas publicaciones vedadas. Entre 1700 y 1820 mantuvo una actividad incesante y castigó a todos aquéllos que se mostraban contrarios a su doctrina, como fue el caso del cura Hidalgo y de José María Morelos y Pavón.
De acuerdo con la ley civil, los juicios de la Inquisición tenían que cumplir con el procedimiento fijado por Tomás de Torquemada en la obra Instrucciones de 1484. El procedimiento se iniciaba con el edicto de fe, en donde se enumeraban las denuncias. A los acusados se les encarcelaba para esperar su juicio y muchas veces morían sin él. El caso se revisaba o se insistía al acusado para que confesase. En muchos casos se aplicaron las técnicas de tortura, las cuales estaban reglamentadas en cuanto a su procedimiento y duración. Según la ley, la tortura debía utilizarse una sola vez, pero los inquisidores suspendían la operación para reanudarla días más tarde.
(Tomado de: Cecilia Pacheco - 101 preguntas sobre la independencia de México. Grijalbo Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F., 2009)