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lunes, 7 de octubre de 2024

La lengua mexicana



Las lenguas de América, dice Paw, son tan estrechas y escasas de palabras, que no es posible explicar en ellas ningún concepto metafísico. “No hay ninguna de estas lenguas en que se pueda contar arriba de tres. No es posible traducir un libro, no digo en las lenguas de los algonquines y de los guaranís o paraguayos, pero ni aun en las de México o del Perú, por no tener un número suficiente de términos propios para enunciar las nociones generales."
Cualquiera que lea estas decisiones magistrales de Paw, se persuadirá sin duda que decide así después de haber viajado por toda la América, de haber tratado con todas aquellas naciones y haber examinado todas sus lenguas. Pero no es así. Paw sin salir de su gabinete de Berlín, sabe las cosas de América mejor que los mismos americanos, y en el conocimiento de aquellas lenguas excede a los que las hablan.


Yo aprendí la lengua mexicana y la oí hablar a los mexicanos muchos años, y sin embargo, no sabía que fuera tan escasa de voces numerales y de términos significativos de ideas universales, hasta que vino Paw a ilustrarme. Yo sabía que los mexicanos pusieron el nombre centzontli (400), o más bien el de centzontlatale (el que tiene 400 voces) a aquél pájaro tan celebrado por su singular dulzura y por la incomparable variedad de su canto. Yo sabía también que los mexicanos contaban antiguamente por xiquipili, así las almendras de cacao en su comercio como sus tropas en la guerra; que xiquipili valía ocho mil, y así para decir que un ejército se componía, por ejemplo, de cuarenta mil hombres, decían que tenía cinco xiquipili.


Yo sabía, finalmente, que los mexicanos tenían voces numerales para significar cuantos millares y millones querían; pero Paw sabe todo lo contrario y no hay duda que lo sabrá mejor que yo, porque tuve la desgracia de nacer bajo un clima menos favorable a las operaciones intelectuales. Sin embargo, quiero, por complacer la curiosidad de mis lectores, poner abajo la serie de los nombres numerales de que se ha valido siempre los mexicanos, en la cual se ve que los que, según dice Paw, no tenían voces para contar más que tres, a pesar suyo las tienen para contar por lo menos cuarenta y ocho millones. Del mismo modo podemos convencer el error de [Charles-Marie de] La Condamine y Paw en otras muchas lenguas de América, aun de aquellas que se han reputado las más rudas, pues se hallan actualmente en Italia personas experimentadas de aquel Nuevo Mundo y capaces de dar plena noticia de más de sesenta lenguas americanas; pero no queremos cansar la paciencia de los lectores. Entre los materiales recogidos para esta mi obra, tengo los nombres numerales de la lengua araucana, que a pesar de de ser la lengua de una nación más guerrera que civil, tiene voces para explicar aun millones.


No es menor el error de Paw en afirmar que son tan escasas las lenguas americanas, que no son capaces de explicar un concepto metafísico, lección que aprendió de La Condamine. “Tiempo, dice este filósofo hablando de las lenguas de los americanos, duración, espacio, ser, sustancia, materia, cuerpo. Todas estas palabras y otras muchas no tienen voces equivalentes en sus lenguas, y no sólo los nombres de los seres metafísicos, pero ni aun de los seres morales, pueden explicarse por ellos sino impropiamente y por largos circunloquios”. Pero La Condamine sabía tanto de las lenguas americanas como Paw, y tomó sin duda este informe de algún hombre ignorante, como sucede frecuentemente a los viajeros. Estamos seguros de que muchas lenguas americanas no tienen la escasez de voces que piensa La Condamine; pero omitiendo por ahora lo que mira a las otras, discurramos sobre la mexicana, principal asunto de nuestra contienda.


Es verdad que los mexicanos no tenían voces para explicar los conceptos de la materia, sustancia, accidente y semejantes; pero es igualmente cierto que ninguna lengua, de Asia o de Europa, tenía tales voces antes que los griegos comenzasen a adelgazar, abstraer sus ideas y crear nuevos términos para explicarlas. El gran Cicerón, que sabía tan bien la lengua latina y floreció en los tiempos en que estaba en su mayor perfección, a pesar de estimarla más abundante que la griega, lucha muchas veces en sus obras filosóficas para encontrar voces correspondientes a las ideas metafísicas de los griegos. ¿Cuántas veces se vio precisado a crear nuevas voces equivalentes en algún modo a las griegas, porque no las encontraba entre las voces usadas por los romanos? Pero aun hoy día, después de que aquella lengua fue enriquecida por muchas palabras inventadas por Cicerón y otros doctos romanos, que a ejemplo suyo se dedicaron al estudio de la filosofía, le faltan términos para explicar muchos conceptos metafísicos, si no se recurre al bárbaro lenguaje de las escuelas.


Ninguna de aquellas lenguas que hablan los filósofos de Europa, tenía palabras significativas de la materia, la sustancia, el accidente y otros semejantes conceptos, y por lo tanto fue necesario que los que filosofaban adoptasen las voces latinas o las griegas. Los mexicanos antiguos, porque no se ocupaban en el estudio de la metafísica, son excusables por no haber inventado voces para explicar aquellas ideas; pero no por esto es tan escasa su lengua en términos significativos de cosas metafísicas y morales, como afirma La Condamine que son las de la América meridional; antes aseguro que no es tan fácil encontrar una lengua más apta que la mexicana para tratar las materias de la metafísica, pues es difícil de encontrar otra que abunde tanto en nombres abstractos, pues pocos son en ella los verbos de los cuales no se formen verbales correspondientes a los en io de los latinos, y pocos son también los nombres sustantivos o adjetivos de los cuales no se formen nombres abstractos que significan el ser o, como dicen en las escuelas, la quiditad de las cosas, cuyos equivalentes no puedo encontrar en hebreo, ni en griego, ni en latín, ni en francés, ni en italiano, ni en inglés, ni en español, ni en portugués, de las cuales lenguas me parece tener el conocimiento que se requiere para hacer el cotejo. Pues para dar alguna muestra de esta lengua y por complacer a la curiosidad de los lectores, pondré aquí a su vista algunas voces que significan conceptos metafísicos y morales, y que las entienden aun los indios más rudos.


La excesiva abundancia de semejantes voces ha sido causa de haberse expuesto sin gran dificultad en la lengua mexicana los más altos misterios de la religión cristiana y haberse traducido en ella algunos libros de la Sagrada Escritura, y entre otros los de los Proverbios de Salomón y los Evangelios, los cuales, así como la Imitación de Cristo, de Tomás Kempis, y otros semejantes trasladados también al mexicano, no pueden ciertamente traducirse a aquellas lenguas que son escasas de términos significativos de cosas morales y metafísicas. Son tantos los libros publicados en mexicano sobre la religión y la moral cristiana, que de ellos solos se podría formar una buena biblioteca. Después de esta disertación pondremos un breve catálogo de los principales autores de que nos acordamos, así para confirmar cuanto decimos como para manifestar nuestra gratitud a sus fatigas. Unos han publicado un gran número de obras que hemos visto. Otros, para facilitar a los españoles la inteligencia de la lengua mexicana, han compuesto gramáticas y diccionarios.


Lo que decimos del mexicano podemos en gran parte afirmarlo de otras lenguas que se hablaban en los dominios de los mexicanos, como la otomí, matlatzinca, mixteca, zapoteca, totonaca y popoluca, pues igualmente se han compuesto gramáticas y diccionarios de todas estas lenguas y en todas se han publicado tratados de religión, como haremos ver en el catálogo prometido.


Los europeos que han aprendido el mexicano, entre los cuales hay italianos, franceses, flamencos, alemanes y españoles, han celebrado con grandes elogios aquella lengua, ponderándola al grado de que algunos la han estimado superior a la latín y la griega,como hemos dicho en otra parte. Boturini afirma que “en la urbanidad, elegancia y sublimidad de las expresiones, no hay ninguna lengua que pueda compararse con la mexicana”. Este autor no era español sino milanés; no era hombre vulgar sino erudito y crítico; sabía muy bien, por lo menos, el latín, el italiano, el francés y el español, y del mexicano supo cuanto bastaba para hacer un juicio comparativo. Reconozca, pues, Paw su error y aprenda a no decidir en las materias que ignora.


Entre las pruebas en que quiere apoyar [Georges Louis Leclerc, conde de] Buffon su sistema de la reciente organización de la materia en el Nuevo Mundo, dice que los órganos de los americanos eran toscos y su lengua bárbara. “Véase -añade- la lista de sus animales, y sus nombres son tan difíciles de pronunciar que es de admirar haya habido europeos que se hayan tomado el trabajo de escribirlos.” No me admira tanto de su fatiga en escribirlos como de su descuido en copiarlos. Entre tantos autores europeos que han escrito en Europa, la historia civil o natural de México, no he encontrado ni uno que no haya alterado y desfigurado los nombres de las personas, animales y ciudades mexicanas, y algunos lo han hecho en tal grado, que no es posible adivinar lo que quisieron escribir. La historia de los animales de México pasó de las manos de su autor el Dr. Hernández, a las de Nardo Antonio Recchi, el cual nada sabía de mexicano; de las manos de Recchi pasó a las de los académicos Linces de Roma, los cuales la publicaron con notas y disertaciones y de esta edición se sirvió Buffon. Entre tantas manos de europeos ignorantes de la lengua mexicana, tenían que alterarse los nombres de los animales. Para convencerse de la alteración que sufrieron en las manos de Buffon, basta confrontar los nombres mexicanos que se leen en su Historia Natural, con los de la edición romana del Dr. Hernández.


Por lo demás, es cierto que la dificultad en pronunciar una lengua a la que no estamos acostumbrados, y principalmente si la articulación de ella es muy diversa de la de nuestra propia lengua, nos convence que sea bárbara. La misma dificultad que experimenta Buffon para pronunciar los nombres mexicanos, experimentarían los mexicanos para pronunciar los nombres franceses. Los que están acostumbrados a la lengua española, tienen gran dificultad para pronunciar la alemana y la polaca, y les parecen las más ásperas y duras de todas. La lengua mexicana no ha sido la de mis padres ni la aprendí de niño y, sin embargo, todos los nombres mexicanos de animales que cita Buffon como prueba de la barbarie de aquella lengua, me parecen más fáciles de pronunciar que muchos otros tomados de algunas lenguas europeas, de las cuales usa en su Historia Natural. Tal vez parecerá lo mismo a los europeos que no están acostumbrados ni a una ni a otras lenguas; y no faltará quien se admire de que Buffon se haya tomado el trabajo de escribir aquellos nombres, capaces de causar miedo a los más valientes escritores. Finalmente, en lo que respecta a las lenguas americanas, debe estarse al juicio de los europeos que las supieron, más bien que a la opinión de los que nada saben.


(Tomado de: Clavijero, Francisco Javier - Historia Antigua de México. Prólogo de Mariano Cuevas. Editorial Porrúa, S. A, Colección “Sepan Cuántos…” #29, México, D. F., 1982)

lunes, 2 de enero de 2023

Huehuetlatolli: palabras al hijo


(Códice Florentino)

 Libro Sexto

De la retórica y Filosofía moral y Teología de la gente mexicana, donde hay cosas muy curiosas, tocantes a los primores de su lengua, y cosas muy delicadas tocante a las virtudes morales.

[...]

Capítulo XX

 Del lenguaje y afectos que usaba el padre, principal o señor, para amonestar a su hijo a la humildad y conocimiento de sí mismo, para ser acepto a los dioses y a los hombres, donde pone muchas consideraciones al propósito con maravillosas maneras de hablar y con delicadas metáforas y propísimos vocablos.

1-"Hijo mío muy amado y muy querido, nota lo que te diré: Nuestro señor te ha traído en esta hora, donde te quiero hablar acerca de lo que debes guardar todos los días de tu vida; y esto hago porque eres mi hijo muy amado y muy estimado, más que toda piedra preciosa, más que toda pluma rica, que no tengo mas que a ti: tú eres el primero, el segundo y el tercero y el postrero.

2-He acordado, he pensado de decirte algunas cosas que te cumple, por la obligación que tengo que soy tu padre y madre (y) quiero hacer mi deber, porque mañana o ese otro día dios me llevará y quitará de sobre la tierra, porque es todopoderoso, porque estamos sujetos a la flaqueza humana y a la muerte y nuestra vida sobre la tierra es muy incierta.

3-Pues, hijo mío, nota y entiende lo que te diré. Vivas muchos días sobre la tierra en servicio de dios, y seas bienaventurado: Mira que seas avisado, porque este mundo es muy peligroso, muy dificultoso y muy desasosegado, y muy cruel y temeroso, y muy trabajoso y por esta causa los viejos con mucha razón dijeron: no se escapa nadie de las descendidas y subidas de este mundo, de los torbellinos y tempestades que en él hay; o de las falsedades y solazamientos, y dobleces, y falsas palabras que en él hay; muy engañoso es este mundo, ríese de unos, gózase con otros, burla y escarnece de otros, todo esta lleno de mentiras, no hay verdad en él, de todos escarnece.

4-Quiérote decir, hijo, lo que te conviene mucho notar y poner por obra, que es cosa digna de ser estimada y guardada como oro en paño, y como piedras preciosas en cofre, porque lo dejaron como tal los viejos y viejas, los canos y ancianos nuestros antepasados, que vivieron en este reino y señorío, conversaron entre la gente de este pueblo y tuvieron dignidad y principados.

5-Estos que fueron muy grandes señores y tuvieron la dignidad del reino y senado, no se ensoberbecieron ni se engrieron, mas antes se humillaron y anduvieron encorvados e inclinados hacia la tierra, con lloros y lágrimas y suspiros, no se estimaron como señores sino como pobres y peregrinos; estos nuestros antepasados, de quien descendemos, vivieron en grande humildad en este mundo, no vivían en presunción y soberbia y altivez y deseo de honras; 

6-y aunque vivieron en grande humildad, como está dicho, fueron reverenciados y tenidos en mucho y poseyeron las dignidades del reino, fueron señores y capitanes, y tuvieron autoridad para matar y para hacer guerras, y mantuvieron al sol y a la tierra, con carne y sangre de hombres; 

7-y aunque por la misericordia de dios fueron grandes y reinaron sobre la tierra y rigieron la república, que nuestro señor, que está en todo lugar, los encomendó, y juzgaron y trataron las causas de la república y consolaron, favorecieron a la gente popular, no por esc perdieron su humildad, ni se desvanecieron, ni hicieron cosas indignas de sus personas, 

8-y aunque eran ricos y poderosos y poseyeron muchos bienes que nuestro señor los dió, y gozaban de flores y de perfumes, y de mantas ricas de todas maneras, y tenían grandes casas, y gozaron de comeres y beberes de todas maneras, y poseyeron armas y atavios muy ricos y muy gloriosos, como son ricos barbotes, ricas borlas para la cabeza y orejeras muy ricas, de manera que hacian temblar a todos con S. M. ¿por esto perdieron, por ventura, algo de su humildad y gravedad? 

9-¿Por ventura desvaneciéronse, ensalzáronse? Por ventura, ¿por esto menospreciaron a los que eran inferiores o tuviéronlos en poco? ¿Por ventura por esta causa se les alteró el seso o perdieron el juicio? No por cierto; antes eran bien hablados y muy humildes y de gran crianza, y respetaban a todos, y se abajaban hasta la tierra y se tuvieron como nada, y cuanto mas eran honrados y estimados, tanto más lloraban y se entristecían, y suspiraban, y se inclinaban y se abajaban.

10-De esta manera, hijo mío, vivieron en el mundo los viejos de quien descendemos, tus abuelos y bisabuelos y tatarabuelos, que nos dejaron acá, de quien descendiste. 

11-Pon los ojos en ellos, mira sus virtudes, mira su fama y el resplandor y claridad que nos dejaron; mira el espejo y dechado que ellos dejaron y ponto delante de ti, y tenlo delante de tus ojos; mírate en él y verás quién eres; mira que tu vida la hagas semejante a la suya; mira que pongas su vida delante de tus ojos, y luego conocerás las faltas que tienes y las razas y manchas que hay en ti.

12-"Otra palabra quiero que oigas de mí, hijo muy amado, y nótala con gran diligencia: Sábete que has nacido en un tiempo muy trabajoso y en tiempo de mucha pobreza, porque yo, tu padre, estoy muy alcanzado, tengo mucha penuria; aunque nuestros antepasados fueron grandes y ricos, no heredamos de ellos aquella riqueza ni valor, mas antes tenemos gran falta de todas las cosas; la pobreza es la que se enseñorea, y tiene sobre nosotros su principado; somos tus padres ancianos y viejos, y muy necesitados.

13-Hijo mío, si quieres ver esto, sea así, mira el hogar de esta casa, mira donde se hace fuego y verâs que no hay sino pobreza y grande necesidad, que apenas alcanzamos abastanza de comida y bebida, y asimismo padecemos necesidad de vestuario y por todas partes padecemos frío, no tenemos con qué nos cubrir; míranos y verás que todos los huesos se nos parecen de flaqueza y necesidad de mantenimientos, y esto por la bondad de nuestro señor y por nuestros pecados: y mira a tus primos menores y a tus primas, mira si tienen abundancia, mira si estan gordos y recios y si tienen las cosas necesarias, y si les sobran los mantenimientos y las vestiduras ¿no los ves cuales andan, en suma pobreza?

14-Todos están llenos de cumplida miseria (y) en tal estado, en tanta pobreza, no hay oportunidad de levantar la cabeza ni tener brío, porque esto sería cosa de borrachos y de gente vil, tener presunción o altivez en tanta pobreza y miseria como hay dentro de esta casa,  y como la tienen los que en ella moran, es ocasión de humildad, y de tristeza, y de traerla cabeza baja, porque en tal tiempo has nacido. 

15-Y para que te lo diga todo, escúchame, que tu primo hermano, el cual es mayor que tú, N., no to ves, no tomas de él ejemplo de la manera que dios le ha humillado que ya usa del regimiento del pueblo, ya está en dignidad, ya tiene poder para juzgar las causas de la gente popular y de sentenciar y castigar a los delincuentes;

16-ya tiene autoridad para matar a los criminosos, ya tiene autoridad para reprender y castigar porque ya esta en la dignidad y estrado, ya tiene el principal lugar, donde le puso nuestro señor; ya le Ilaman por estos nombres tacatlato, tlacatecutli, por estos nombres le nombran todos los populares; éste está puesto en la dignidad por la falta de personas más prudentes y más sabias para regir este señorío o reino, o pueblo; no hay personas nobles y de gran caudal y de gran genealogía, ya todos han faltado. 

17-Si hubiera uno tan solamente de aquéllos, hubiera nuestro señor señalado uno de ellos, y alguno de ellos tomado de la república por rey y señor. No sé en que ha de parar aquel mancebillo que está llorando por el oficio que tiene. Por ventura en el se perderá, o por ventura le ha puesto nuestro señor hasta que parezca otro mejor que haga mejor el oficio. No tiene por cierto falta de amigos y conocidos nuestro señor. 

18-A este tu primo hermano antes que tomase el cargo, bien viste como vivía. ¿Andaba burlando o haciendo niñerías? ¿andaba como desvergonzado y desbaratado? ¿andaba muy erguido? ¿No era muy humilde ?¿No era muy reverente? Cierto, andaba inclinado y sin muestra de ninguna pompa, ni fantasía: oraba a nuestro señor dios con gran devoción, velaba de noche y se postraba de rodillas y de codos a la media noche a orar y a suspirar delante de dios, y asi esta ahora en esta costumbre. 

19-Levantábase luego de mañana y tomaba la escoba y barría, y limpiaba con el aventadero los oratorios; y ahora ¿qué te parece, cómo vive? ¿Cómo anda? ¿Anda soberbio o fantástico? ¿Acuérdase por ventura que es señoror? Tan humilde es ahora y tan obediente, y así llora y suspira y ora con gran devoción a nuestro señor no ves ahora que jamás dice: Yo soy señor, yo soy rey. Asi vela de noche ahora, y así barre, y así ofrece incienso como de antes. Aunque tu eres primero, hermano mayor, sobrepújate hijo mío (a) este tu primo hermano mayor en todas las buenas costumbres.

20-Nota, hijo, esta palabra, que lo que te tengo dicho te sea espina y aire frío, que te aflija para que te haga humillar y volver en ti; mira, hijo, que has nacido en tiempo de trabajos y aflicciones, y te ha enviado dios al mundo en tiempo de gran pobreza; mira que yo soy tu padre, mira qué vida pasamos yo y tu madre, que no somos tenidos en nada, ni hay memoria de nosotros, aunque nuestros antepasados fueron grandes y poderosos, ¿dejáronnos aquella grandeza y potencia? No por cierto.

21-Mira a tus parientes y afines que no tienen ser ninguno en la república sino que viven en pobreza y como desechados, y aunque tú seas noble y generoso y de claro linaje, conviene que tengas delante de tus ojos cómo has de vivir; 

22-nota, hijo, que la humildad y el abajamiento de cuerpo y de alma, y el lloro, y las lágrimas y el suspirar, ésta es la nobleza y el valer y la honra; mira, hijo, que ningún soberbio ni erguido ni presuntuoso, ni bullicioso, ha sido electo por señor; 

23-ningún descortés, malcriado, deslenguado, ni atrevido en hablar, ninguno que habla lo que se le viene a la boca, ha sido puesto en el estrado y trono real; y si en algún lugar hay algún senador que dice chocarrerías o palabras de burla, luego le ponían un nombre tecucuecuechtli, que quiere decir truhán;

24-nunca a ninguno fue dado algún cargo notable de la república que fuese atrevido, o disoluto en hablar, o en burlar, estos tales se Ilamaban quaquachictin, que es nombre de hombres alocados, pero valientes en la guerra; también los Ilamaban a estos otomi otlaotzonxintin, que quiere decir, otomis trasquilados y alocados. 

25-Éstos eran grandes matadores, pero teníanlos por inhábiles para cosa de regir. Aquellos que rigieron los tiempos pasados las repúblicas, y los ejércitos de las guerras, todos fueron gente muy dada a la oración y devoción, a las lágrimas y suspiros, muy humildes, obedientes, no erguidos ni presuntuosos, muy cuerdos y prudentes, muy pacíficos y reposados.

26-Ya sabes, hijo mío, bien tienes en la memoria que el señor es como corazón del pueblo. A este le ayudaban dos senadores para lo que toca al regimiento del pueblo; uno de ellos era pilli y otro era criado en las guerras. El uno de ellos se llamaba tlacatecutli, y el otro tlacochtecutli

27-Otros dos capitanes ayudaban al señor para las cosas de la milicia: el uno de ellos era pilli y criado en la guerra, y el otro no era pilli; el uno de ellos se Ilamaba tlacatécatl y el otro se llamaba tlacochcálcatl.

28-De esta manera, hijo mío, va el regimiento de la república, y estos cuatro ya dichos, tlacatecutli, y tlacochtecutli, y tlacatécatl y tlacochcálcatl, no tenían estos nombres y estos oficios por heredad o propiedad, sino que eran electos por la inspiración de nuestro señor dios, porque eran más hábiles para ello. 

29-Nota bien lo que te digo, muy amado hijo mio, muy estimado, que no te ensoberbezcas ni te altivezcas si por ventura fueres tomado para alguno de los oficios ya dichos. 

30-Por ventura dios te llamará para alguno de ellos, o por ventura te quedarás sin ninguno y vivirás como hombre común y popular; y si fueres llamado y elegido para alguno de estos oficios, otra y otra vez te encargo que no presumas de ti, ni te estimes por grande y valeroso y principal, porque esto es cosa con que dios mucho se enoja.

31-Si por ventura merecieres alguna dignidad, y por ventura merecieres ser algo, si por ventura merecieres ser electo para alguno de los oficios ya dichos, sé humilde, y anda muy humilde o inclinado y baja la cabeza, y recogidos tus brazos, y date al lloro y a la devoción y tristeza, y a los suspiros, y a la sujeciôn de todos; sé sujeto a todos y humilde a todos.

32-Y nota, hijo mio, que esto que te he dicho de la humildad y sujeción y menosprecio de ti mismo, ha de ser de corazón, delante de nuestro señor dios. 

33-Mira que no sea fingida tu humidad, porque entonces decirse ha de ti titoloxochton, que es hipócrita; decir se ha de ti también titlanixiquipile, que quiere decir hombre fingido. 

34-Mira que nuestro señor dios ve los corazones y ve todas las cosas secretas, por muy escondidas que estén, y oye lo que revolvemos en nuestro corazón todos nosotros, cuantos vivimos en este mundo; mira que sea pura tu humildad y sin mezcla de ninguna soberbia; mira que tu humildad delante de dios sea pura como una piedra preciosa muy fina; mira que no muestres una cosa de fuera y tengas otra de dentro."


(Tomado de: Sahagún, fray Bernardino de - Historia General de cosas de Nueva España. Numeración, anotaciones y apéndices de Ángel María Garibay K. Editorial Porrúa, S. A. Colección “Sepan Cuantos…” #300. México, D.F. 1982)

lunes, 28 de noviembre de 2022

Sahagún: Del agüero al ver una comadreja en su camino



 LIBRO QUINTO 

Que trata de los agüeros y pronósticos, que estos naturales tomaban de algunas aves, animales y sabandijas para adivinar las cosas futuras.


[...]

CAPITULO VI

DEL MAL AGUERO QUE TOMABAN CUANDO VEÍAN QUE LA COMADREJA  O MOSTOLILLA ATRAVESABA POR DELANTE DE ELLOS CUANDO IBAN POR EL CAMINO O POR LA CALLE.

De este animalejo que se llama comadreja, o mostolilla, se espantaban y tomaban mal agüero cuando la veían entrar en su casa, o traspasar por delante de si, cuando iban por el camino o por la calle; y concebían en su corazón mala sospecha de que les había de venir algún mal, o que si algún viaje tomasen no les había de suceder bien, que habían de caer en manos de ladrones o que les habían de matar, o les habían de levantar algún falso testimonio; 

y por esto ordinariamente los que (se) encontraban con este animalejo les temblaban las carnes de miedo, y se estremecían y se les espeluzaban los cabellos; algunos se ponían yertos o pasmados, por tener entendido que algún mal les había de acontecer. 

La forma de este animal, acá  en esta tierra, es que son como los de España, que tienen la barriga y pecho blanca y todo lo demás bermejo.


(Tomado de: Sahagún, fray Bernardino de - Historia General de cosas de Nueva España. Numeración, anotaciones y apéndices de Ángel María Garibay K. Editorial Porrúa, S. A. Colección “Sepan Cuantos…” #300. México, D.F. 1982)

jueves, 25 de agosto de 2022

Huehuetlatolli: palabras a la hija

  


Libro Sexto


De la retórica y Filosofía moral y Teología de la gente mexicana, donde hay cosas muy curiosas, tocantes a los primores de su lengua, y cosas muy delicadas tocante a las virtudes morales


[...] 

CAPITULO XIX

QUE EN ACABANDO EL PADRE DE EXHORTAR A LA HIJA, LUEGO DELANTE DE ÉL TOMABA LA MADRE LA MANO, Y CON MUY AMOROSAS PALABRAS LA DECÍA QUE TUVIESE EN MUCHO LO QUE SU PADRE LA HABÍA DICHO Y LO GUARDARE EN SU CORAZÓN COMO COSA MUY PRECIOSA, Y LUEGO COMENZABA ELLA A DISCIPLINARLA DE LOS ATAVÍOS QUE HA DE USAR Y DE COMO HA DE HABLAR Y MIRAR Y ANDAR, Y QUE NO CURE DE SABER VIDAS AJENAS, Y QUE EL MAL QUE DE OTROS OYERE NUNCA LO DIGA. MAS APROVECHARIAN ESTAS DOS PLATICAS DICHAS EN EL PÚLPITO, POR EL LENGUAJE Y ESTILO QUE ESTÁN (MUTATIS MUTANDIS) A LOS MOZOS, Y MOZAS, QUE OTROS MUCHOS SERMONES.

"Hija mia muy amada, muy querida palomita, ya has oído y notado las palabras que tu señor padre te ha dicho: has oído las palabras preciosas y que raramente se dicen, ni se oyen, las cuales han procedido de las entrañas y corazón en que estaban atesoradas; y tu muy amado padre bien sabe que eres su hija, engendrada de él, eres su sangre y su carne, y sabe dios nuestro señor que es así, aunque eres mujer, imagen de tu padre. ¿Qué más te puedo decir, hija mía, de lo que está dicho? ¿Qué más puedes oír de Io que has oído de tu señor y padre?

El cual te ha dicho copiosamente lo que te cumple hacer y guardar, ni ninguna cosa ha quedado de lo que te cumple que no la haya tocado; pero por hacer lo que soy obligada para contigo quiérote decir algunas pocas palabras.

Lo primero es que te encargo mucho que guardes y que no olvides lo que tu señor y padre ya dijo, porque son todas cosas muy preciosas; porque las personas de su suerte raramente publican tales cosas, y que son palabras de señores y principales y sabios, preciosas como piedras preciosas muy bien labradas. 

Mira que las tomes y las guardes en tu corazón, y las escribas en tus entrañas; si dios te diere vida, con aquellas mismas palabras has de doctrinar a tus hijos e hijas, si dios te los diere. 

Lo segundo que te quiero decir es que mires que te amo mucho, que eres mi querida hija; acuérdate que te traje en mi vientre nueve meses, y desque naciste, te criaste en mis brazos; yo te ponía en la cuna, y de allí en mi regazo, y con mi leche te crié.

Esto te digo porque sepas que yo y tu padre somos los que te engendramos, madre y padre, y ahora te hablamos doctrinándote. Mira que tomes nuestras palabras y las guardes en tu pecho:

mira que tus vestidos sean honestos y como  conviene; mira que no te atavíes con cosas curiosas y muy labradas, porque esto significa fantasía, y poco seso y locura.

Tampoco es menester que tus atavíos sean muy viles, o sucios o rotos, como son los de la gente baja, porque estos atavíos son señal de gente vil y de quien se hace burla; tus vestidos sean honestos y limpios, de manera que ni parezcas fantástica ni vil; 

y cuando hablares, no te apresurarás en el hablar, no con desasosiego, sino poco a poco y sosegadamente; cuando hablares, no alzarás la voz ni hablarás muy bajo, sino con mediano sonido, no adelgazarás mucho tu voz cuando hablares ni cuando saludares, ni hablarás por las narices, sino que tu palabra sea honesta y de buen sonido, y la voz mediana; no seas curiosa en tus palabras.

"Mira, hija, que en el andar has de ser honesta, no andes con apresuramiento ni con demasiado espacio porque es señal de pompa andar despacio, y el andar de prisa tiene resabio de desasosiego y poco asiento; andando llevarás un medio, que ni andes muy de prisa ni muy despacio, y cuando fuere necesario andar de prisa hacerlo has así, (que) por eso tienes discreción; para cuando fuere menester saltar algún arroyo, saltarás honestamente, de manera que ni parezcas pesada y torpe ni liviana.

Cuando fueres por la calle o por el camino no lleves inclinada mucho la cabeza, o encorvado el cuerpo, ni tampoco vayas muy levantada la cabeza y muy erguida, porque es señal de mala crianza, irás derecha y la cabeza poco inclinada; no lleves la boca cubierta, o la cara con vergüenza, no vayas mirando a manera de cegajosa; no hagas con los pies meneos de fantasía por el camino, anda con sosiego y con honestidad por la calle.

Lo otro que debes notar, hija mia, es que cuando fueres por la calle no vayas mirando acá ni acullá, ni volviendo la cabeza a mirar a una parte ni a otra, ni irás mirando al cielo, ni tampoco irás mirando a la tierra; a los que topares, no los mires con ojos de persona enojada, ni hagas semblante de persona enojada; mira a todos con cara serena. Haciendo esto no darás a nadie ocasión de enojarse contra ti. 

Muestra tu cara y tu disposición como conviene, y de la manera que conviene, de manera que ni lleves el semblante como enojada ni tampoco como risueña. 

Mira también, hija, que no te des nada por las palabras que oyeres, yendo por el camino, ni hagas cuenta de ellas, digan lo que dijeren los que van o vienen; no cures de responder ni cures de hablar, mas haz como que no lo oyes ni lo entiendes, porque haciendo de esta manera nadie podrá decir, con verdad, dijiste tal cosa. 

Mira también, hija, que nunca te acontezca afeitar la cara o poner colores en ella, o en la boca, por parecer bien, porque esto es señal de mujeres mundanas y carnales; los afeites y colores son cosas que las malas mujeres y carnales lo usan, las desvergonzadas que ya han perdido la vergüenza y aun el seso, que andan como locas y borrachas; éstas se Ilaman rameras. 

Y para que tu marido no te aborrezca atavíate, lávate y lava tus ropas, y esto sea con regla y con discreción, porque si cada día te lavas y lavas tus ropas, decirse ha de ti que eres relimpia y que eres demasiado regalada; llamarte han tapepetzon ["Eres perlita de agua",  para hacer burla de la que se acicalaba demasiado],  tinemaxoch ["Eres un ramito de flores", para burlar a la mujer afectada en su limpieza y adorno].

"Hija mía, este es el camino que has de llevar, porque de esta manera nos criaron tus señoras antepasadas, de donde vienes; las señoras nobles, ancianas y canas y abuelas, etc., no nos dijeron tantas cosas como yo te he dicho, no nos decían sino algunas pocas palabras; decían de esta manera: 

Oíd, hijas mías, en este mundo es menester vivir con mucho aviso y recato. Oye esta comparación que ahora te diré, y guárdala y de ella toma ejemplo y dechado para bien vivir. 

Acá en este mundo vamos por un camino muy angosto y muy alto y muy peligroso, que  es como una loma muy alta, y que por lo alto de ella va un camino muy angosto, y a la una mano esta gran profundidad y hondura sin suelo, y si te desviares del camino hacia la una mano o hacia la otra, caerás en aquel profundo. Por tanto, conviene con mucho tiento seguir el camino.

Hija mía, muy tiernamente amada, palomita mía, guarda este ejemplo en tu corazón y mira que no te olvides que este te sera como candela y como lumbre todo el tiempo que vivieres en este mundo.

"Sólo una cosa, hija mía, me resta por decirte para acabar mi plática: si dios te diere vida, si vivieres algunos años sobre la tierra, mira, hija mía muy amada, palomita mia, que no des tu cuerpo a alguno; mira que te guardes mucho que nadie llegue a ti, que nadie tome tu cuerpo. 

Si perdieres tu virginidad y después de esto te demandare por mujer alguno, y te casares con él, nunca se habrá bien contigo, ni te tendrá verdadero amor; siempre se acordará de que no te halló virgen, y esto será causa de grande aflicción y trabajo; nunca estarás en paz, siempre estará tu marido sospechoso de ti.

¡Oh hija mía muy amada, mi palomita! si vivieres sobre la tierra, mira que en ninguna manera te conozca más que un varón; y esto que ahora te quiero decir, guárdalo como mandamiento estrecho. Cuando dios fuere servido de que tomes marido, estando ya en su poder, mira que no te altivezcas, mira que no te ensoberbezcas, mira que no le menosprecies, mira que no des licencia a tu corazón para que se incline a otra parte; mira que no te atrevas a tu marido: mira que en ningún tiempo ni en ningún lugar le hagas traición, que se llama adulterio; mira que no des tu cuerpo a otro, porque esto, hija mía muy querida y muy amada, es una caída en una sima sin suelo que no tiene remedio, ni jamás se puede sanar, según es estilo del mundo; 

si fuere sabido, y si fueres vista en este delito, matarte han, echarte han en una calle para ejemplo de toda la gente, donde seras por justicia machucada la cabeza y arrastrada; de estas se dice un refrán: probarás la piedra y serás arrastrada, y tomarán ejemplo de tu muerte. 

De aquí sucederá infamia y deshonra a nuestros antepasados y señores, y senadores, de donde venimos, de donde naciste, y ensuciarás su ilustre fama y su gloria con la suciedad y polvo de tu pecado.

Asimismo perderás tu fama y tu nobleza y tu generosidad; tu nombre sera olvidado y aborrecido, de ti se dirá el refrán: que fuiste enterrada en el polvo de tus pecados.

Y mira bien, hija mía, que aunque nadie te vea, ni tu marido sepa lo que pasa, te ve dios, que esta en todo lugar, enojarse ha contra ti y despertará la indignación del pueblo contra ti, y se vengara como el quisiere o te tullirás por su mandado, o cegarás, o se te podrirá el cuerpo o vendrás a la última pobreza, porque te atreviste y te arrojaste contra tu marido, que por ventura te dará la muerte y te pondrá debajo de suspies, enviándote al infierno.

Nuestro señor misericordioso es, pero si hicieres traición a tu marido, aunque no se sepa, aunque no se publique, dios, que esta en todo lugar, él hará a venganza de tu pecado, que nunca tengas contento ni reposo ni tengas vida sosegada, y él provocará a tu marido que siempre esté enojado contra ti y siempre te hable con enojo.

Mira, hija mía muy amada, a quien amo tiernamente, mira que vivas en el mundo con paz y con reposo y con contento esos días que vivieres; mira que no te infames, mira que no amancilles tu honra, mira que no ensucies la honra y fama de nuestros señores antepasados de los cuales vienes; mira que a mi y a tu padre nos honres, y nos des fama con tu buena vida.

Hágate dios muy bien aventurada, hija mía primogénita, y llégate a dios, el cual está en todo lugar".


(Tomado de: Sahagún, fray Bernardino de - Historia General de cosas de Nueva España. Numeración, anotaciones y apéndices de Ángel María Garibay K. Editorial Porrúa, S. A. Colección “Sepan Cuantos…” #300. México, D.F. 1982)

martes, 9 de agosto de 2022

Sahagún: Del agüero cuando un zorrillo entra en su casa



LIBRO QUINTO 


Que trata de los agüeros y pronósticos, que estos naturales tomaban de algunas aves, animales y sabandijas para adivinar las cosas futuras. 

[...]

CAPITULO IX

DEL AGÜERO QUE TOMABAN CUANDO UN ANIMALEJO MUY HEDIONDO QUE SE LLAMA EPATL ENTRABA EN SU CASA, U OLiAN SU HEDOR EN ALGUNA PARTE.

Tenían también por mal agüero los naturales de esta Nueva España cuando un animalejo cuya orina es muy hedionda entraba en su casa, o paría en algún agujero dentro de su casa; en tal caso luego concebían mal pronóstico, y era que el dueño de la casa había a de morir, y decían que la causa era porque este animalejo no suele parir en casa alguna sino en el campo o entre las piedras, en los maizales, donde hay magueyes o tunas.

También decían que este animalejo era imagen del dios que llamaban Tezcatlipoca, y cuando este animalejo expelía aquella materia hedionda que era la orina, o el mismo estiércol o la ventosidad, decían: 'Tezcatlipoca ha ventoseado".

Tiene esta maña este animalejo, que cuando topan con él en casa o fuera, no huye mucho, sino anda azcadillando de acá para allá, y cuando el que le persigue vaya cerca para asirle, alza la cola  y arrójale a la cara la orina o aquel humor que alanza, muy hediondo, tan recio como si lo echase con una jeringa; y aquel humor cuando se esparce parece de muchos colores, como el arco del cielo, y donde da queda aquel hedor tan impreso que jamás se puede quitar, o a lo menos dura mucho, ora dé en el cuerpo, ora dé en la vestidura y es el hedor tan recio y tan intenso que no hay hedor tan vivo ni tan penetrativo, ni tan asqueroso.

Y cuando este hedor es reciente, el que le huele no ha de escupir, porque dicen que si escupen, como asqueando, luego se le vuelve cano todo el cabello. 

Y por esto los padres y madres amonestaban a sus hijos e hijas que cuando olían este hedor no escupiesen, mas antes apretasen los labios. Si este animalejo acierta con su orina a dar en los ojos, ciega los ojos. 

Este animalejo es blanco por la barriga y pechos y negro en lo demás.


(Tomado de: Sahagún, fray Bernardino de - Historia General de cosas de Nueva España. Numeración, anotaciones y apéndices de Ángel María Garibay K. Editorial Porrúa, S. A. Colección “Sepan Cuantos…” #300. México, D.F. 1982)

lunes, 4 de julio de 2022

Sahagún: Del agüero cuando de noche oían aullar alguna fiera

 


LIBRO QUINTO 

Que trata de los agüeros y pronósticos, que estos naturales tomaban de algunas aves, animales y sabandijas para adivinar las cosas futuras.


CAPITULO I

DEL AGÜERO QUE TOMABAN CUANDO ALGUNO OÍA DE NOCHE AULLAR A ALGUNA BESTIA FIERA, O LLORAR COMO VIEJA, Y DE LO QUE DECÍAN LOS AGÜEROS EN ESTE CASO

En los tiempos pasados antes que viniesen los españoles a esta tierra, los naturales de ella tenían muchos agüeros por donde adivinaban las cosas futuras. 

El primer aguero de éstos es que, cuando alguno oía en las montañas bramar alguna bestia fiera, o algún sonido hacia zumbido en los montes o en los valles, luego tomaba mal aguero, diciendo que significaba algún infortunio o desastre que le había de venir en breve, o que había de morir en la guerra o de enfermedad, o que algún desastre o infortunio le había de venir, de que le habían de hacer esclavo a él o alguno de sus hijos, o que alguna desventura había de venir por él o por su casa. 

Habiendo oído este mal agüero, luego iba a buscar a aquellos que sabían declarar estos agüeros, a los cuales llamaban tonalpouhque, y este agorero o adivino consolaba y esforzaba a este tal, diciéndole de esta manera:

"Hijo mío, pobrecito, pues que has venido a buscar la declaración del agüero que viste, sábete que es cosa adversa y trabajosa lo que significa este tu agüero; esto no es porque yo lo digo, sino porque asi lo dejaron dicho y escrito nuestros viejos y antepasados;

así que, la significación de este tu agüero es que te has de ver en pobreza y en trabajos, o morirás, por ventura esta ya enojado contra ti aquel por quien vivimos, y no quiere que vivas más tiempo; 

espera con ánimo lo que te vendrá porque asi esta escrito en nuestros libros, de que usamos para declarar estas cosas, a los cuales acontece, y no soy yo el que te pongo espanto o miedo, que el mismo señor dios quiso que esto te aconteciese y viniese sobre ti; y no hay que culpar al animal porque él no sabe lo que hace, porque carece de entendimiento, de razón, 

y tu, pobrecito, no debes de culpar a nadie porque el signo en que naciste tiene consigo estos azares, y ha venido ahora a verificarse en ti la maldad del signo en que naciste; esfuérzate, porque por experiencia lo sentirás; mira que tengas buen ánimo para sufrirlo, y entre tanto llora y haz penitencia.

Nota lo que ahora te diré que hagas para remediar tu trabajo: haz penitencia, busca papel para que se apareje tu ofrenda, que has de hacer, compra papel e incienso blanco y ulli, y las otras cosas que sabes que son menester para esta ofrenda.

Después que hayas aparejado lo necesario, vendrás tal día, que es oportuno para hacer la ofrenda que es menester al señor dios del fuego; entonces vendrás a mi, porque yo mismo dispondré y ordenaré los papeles y todo lo demás, en los lugares y en el modo que ha de estar para hacer la ofrenda; yo mismo lo tengo de ir a encender y quemar en tu casa". De esta manera hacian los que oían el agüero arriba dicho.


(Tomado de: Sahagún, fray Bernardino de - Historia General de cosas de Nueva España. Numeración, anotaciones y apéndices de Ángel María Garibay K. Editorial Porrúa, S. A. Colección “Sepan Cuantos…” #300. México, D.F. 1982)

jueves, 3 de marzo de 2022

Orozco y Berra y las armas de la ciudad de México, 1854

 


EL emperador Carlos V concedió a México el título de muy leal, insigne e imperial, por cédula de 1523; usaba de las armas que tenía en tiempo de su gentilidad, que eran un águila sobre un tunal, con una culebra en el pico, al pie del tunal las aguas de un lago. Por la cédula de 4 de julio del mismo año de 1523 se dieron por armas, al ayuntamiento y ciudad, un escudo azul de color de agua, en señal de la laguna, un castillo dorado en medio, y tres puentes de piedra que van a él, los de los lados sin llegar, y en cada uno un león, que tiene los pies en el puente y las garras en el castillo, y dentro de la orla diez hojas verdes de tuna, y por remate de todo la corona imperial. En 1530, el referido emperador Carlos V dio a la ciudad los privilegios de Burgos, cabeza de Castilla; y Felipe V, al confirmar sus ordenanzas, le concedió, en 1728, el goce y privilegios de grande de España.

(Tomado de: Lafragua, José María, y Orozco y Berra, Manuel - La Ciudad de México. Prólogo de Ernesto de la Torre Villar, colaboración de Ramiro Navarro de Anda. Editorial Porrúa, S. A. Colección “Sepan Cuantos…” #520. México, 2014)

jueves, 1 de julio de 2021

Leyenda de la calle de Donceles


LA CALLE DE LOS DONCELES
I
Con el séquito que trajo
un virrey a Nueva España,
llegaron ocho donceles
de indescriptible arrogancia.

Eran, al decir de todos, 
de distinguida prosapia,
con pergaminos y escudos
de la más brillante heráldica.

Mirábanlos las mujeres
como apolíneas estatuas,
pero esquivando gazmoñas
conversarles cara a cara.

Y era de verlos a todos
en palacio haciendo guardia
con vistosos uniformes
mitad nieve y mitad grana.

Juntos iban por la calle
a la iglesia y a la plaza
departiendo alegremente
al rumor de sus espadas.

Hablóse de todos ellos
con gran sigilo en las casas,
porque a padres y a maridos
pusieron en gran alarma.

Y más crecieron los sustos
de las gentes timoratas
sabiendo que todos eran
de Sevilla y de Granada.

Centinelas incansables,
habituadas a las zambras,
y perpetuos rondadores
de balcones y ventanas.

Tenores al aire libre
en alegres serenatas,
prontos a verter su sangre
por conquistar a una dama.

Hombres de angosta escarce:
y de conciencia muy ancha;
los miedos a Dios y al mundo
cargábanlos en la espalda.

Y en comidas y saraos,
como en religiosas pláticas,
a las más lindas doncellas
galantes ruborizaban.

De cada cual se decían
historias breves o largas
de infortunados amores
fuentes de dolor y lágrimas.

Quien con delicado tino
sedujo a discreta dama,
quien enamoró a una monja
y quien burló a una casada.
Y eran tales los embustes
y eran las consejas tantas
que no faltó quien dijese,
como una verdad sagrada,
que aquellos ocho donceles
dieron tal guerra en España
con sus cuitas amorosas
y sus riñas y asechanzas,
que por tener ascendientes
de Manresa y Calatrava
y ser hidalgos muy limpios
y mayorazgos sin tacha,
en vez de darles castigos
que su sangre rebajaran,
se creyó justo y prudente
pasar a todos por agua
volviéndolos edecanes
del virrey de Nueva España.

Y así a México vinieron
precedidos de gran fama,
y hubieran ido al palacio
a vivir como en su casa,
si el Virrey, hombre celoso
y de experiencia muy vasta,
no hubiera determinado,
por razones que se callan,
que aquellos mozos vivieran
lejos de la real estancia.

Y alegres y satisfechos
como antiguos camaradas
un mismo techo dio abrigo
a tan arrogantes guardias.

II
Es la juventud la fuente
de las más hermosas aguas
que fecundizan las flores
del amor y la esperanza.

Edad que nunca vacila,
ni teme, ni mide nada,
pues los más negros abismos
o los desdeña o los salva.

Radiante aurora de mayo
con nubes de armiño y gualda,
que incensan todas las rosas
y pueblan todas las auras.

¿Quién no se siente a su influjo
capaz de tender las alas
sobre los profundos mares
que sacude la borrasca?

¿Quién no rinde a la hermosura
ese amor que eterno irradia
un fulgor que envidiaría
la estrella que anuncia el alba?

Llenan de placer las horas
dulces e infinitas ansias,
que son de noche aventuras
y por la tarde esperanzas.

La nívea mano que arroja
desde el balcón una carta;
los negros ardientes ojos
que despiden vivas llamas;
el suspiro que despliega
al aire impalpables alas
al tenue rumor de un beso
que por tenue arrulla el alma;
la promesa no cumplida,
la nunca completa charla,
el infundado reproche
que las vigilias amarga;
la caricia que el armiño
de los recatos profana, 
el áureo rizo robado
a una frente pura y casta;
el lazo que cae al polvo
y la devoción levanta
y al cambiarlo en amuleto
como reliquia lo guarda;
los alardes de bravura,
los testimonios de audacia,
el odio a las mezquindades
y a las miserias humanas;
y los sueños de grandeza
con que el pensamiento abarca
todo el porvenir que ofrecen
la fe, el amor y la patria;
esto en raudo torbellino
en hirviente catarata,
se desborda de la vida
en las primeras mañanas.

Y nada oscurece el mundo,
y nada la dicha empaña,
porque como luz eterna
el amor alumbra el alma.

Y así soñando imposibles,
siempre entre ficciones vagas
y alegrando con cantares
las horas que breves pasan,
aquellos alegres mozos
turbaron juntos la calma
de una ciudad que dormía
entre lutos y plegarias.

Sus mandolinas sonoras
noche por noche poblaban
de alegres notas las calles
haciendo abrir las ventanas.

Y aunque el toque de la queda
en la catedral sonara,
y aunque llamase a sermones
en la torre la campana,
con alegres seguidillas,
o con peteneras lánguidas,
como buenos andaluces
libando sabrosas cañas,
lo mismo en anchos parajes
que en tristes encrucijadas,
iban derramando juntos
la sal, la vida y la gracia.

Y ni su paso cortóles
la austera ronda de capa,
ni les impuso silencio
la autoridad soberana.

Porque eran de sangre limpia,
todos la flor y la nata
de los bravos estudiantes
de la egregia Salamanca.

Porque los trajo en familia
quien más honores alcanza,
y porque eran por su lustre,
sus años y su arrogancia
los donceles escogidos
para hacer brillante guardia
en las reuniones selectas
del virrey de Nueva España.

III
No derramaron seis lunas
sus tibios rayos de plata
sobre la ciudad que fuera
rico emporio del Anáhuac,
cuando ya en todas las bocas
al par que en todas las casas,
era el obligado tema
la conducta de los guardias.
-Don Lope corteja a Luisa.
-Don Mendo vive con Juana.
--Don Gastón sedujo a Julia.
-Y don Baldomero a Ignacia.
-Y el Virrey disculpa todo.
-Y la Mitra no hace nada.
-Y todo se les tolera
y se les toma por gracia.
-¿El Santo Oficio qué dice?
-Como de nobles se trata,
el Santo Oficio está mudo
y sordo como una tapia.
-Pues por pecados veniales,
si a los de éstos se comparan,
a plebeyos infelices
se han arrojado a las llamas.

-La Inquisición, como todo,
tiene gran miedo al monarca
y cuentan que entre estos chicos
tiene un hijo el rey de España.
-¡Eso es imposible! ¡Nunca
un ser de estirpe tan alta
como un segundón sin lustre
viene a tierras tan lejanas!
-Nadie sabe si el rey quiere
más vástagos de su raza
en estos ricos dominios...
-El rey sabe lo que manda.
-¿Y quién es el misterioso
príncipe que se recata?
-Lo sabrá Dios solamente.
-O Julia tal vez, o Juana.
-Anoche en el Mentidero,
que así a los Plateros llaman,
cerca de la media noche
se cruzaron dos espadas:
llegó la ronda y hallóse
con donceles en campaña,
les saludó con respeto
y luego siguió su marcha.
-¿Y murió alguno?
-Lo ignoro;
pero al rayar la mañana
yo he visto sangre en las piedras
cuando fui a la misa de alba.
-Cuentan unos que estos mozos
viven en constante zambra,
y que con todo descaro
noche por noche en su casa
danzan y beben y juegan
con impuras cortesanas.
-¡Y nada dicen los curas
en la cátedra sagrada!
-¡Qué han de decir, si parece
que les aplauden sus faltas!
-Ya es justo poner remedio.
-En esto peca el que calla.
-Pensaremos en el modo,
porque ya es mucha la alarma.
-Los padres y los maridos
tenemos miedo en el alma.
-¿Qué haremos?
-Dios nos inspire.
-¡Un memorial!
-¿Quién lo calza?
-¡Una denuncia!
-Hay peligro.
-Démosles la cencerrada.
-Y nos dirán motineros
y la ronda nos atrapa.
-Pues estos chicos no deben
continuar su propaganda
de escándalos y vergüenzas...
-El diablo es quien los ampara.
-Será el Virrey.
-Es lo mismo.
-Detén la lengua.
-Me exalta
en estos tiempos tan tristes
lo que vemos, lo que pasa.
-Ya Dios nos dará el consuelo.
-Buena noche.
-Hasta mañana.

IV
Fueron tantos los abusos,
las víctimas fueron tantas,
de aquel grupo de Tenorios
impunes por su prosapia,
que al fin el Virrey se dijo
cuando meditó con calma
al saber que cien familias
se estaban ahogando en lágrimas:

~Si no puedo castigarlos
por no ofender al monarca,
lo más cuerdo y lo más justo
es ordenar que se vayan~.

Y con sutiles razones
preparó la pronta marcha
de los que al principio fueron
sus más consentidos guardias.

Alegráronse los hombres
de resolución tan sabia,
pero causó gran sorpresa
a doncellas y casadas.
-¡Pobrecillos! Porque visten
con gusto y con elegancia,
porque son mozos y alegres,
porque cortejan y cantan,
y en fin, porque cuanto sienten
ni lo fingen ni lo callan,
el Virrey como castigo
los vuelve a pasar por agua.
-¡Ay, quién pudiera con ellos
ir hasta tierras extrañas!
-¡Yo quisiera ser el puño
de sus hermosas espadas!
-Pues yo la hebilla que cierra
el encaje de sus calzas.
-Yo la pluma del sombrero.
-Yo el botón de su casaca.
-Las mujeres nos morimos
por salir a las ventanas
cuando en las noches de luna
juntos en la calle cantan.
-Con razón, si son tan guapos.
-Si son la flor y la nata.
-Yo voy a llorar por ellos.
-Viene tu padre, ¡silencio!
-Ya está tu marido, ¡calla!
-¡Pobrecitos!
-Pobrecitos.
-Los expulsan.
-Los arrancan.
-Que nos escuchan.
-Prudencia.
-Buena noche.
-Hasta mañana.
.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Y pasados unos meses
quedó desierta la casa
que fue durante algún tiempo
centro de amorosas ansias.

Y cuando de aquellos mozos
y sus aventuras raras
el pueblo que todo inquiere
forjó tragedias y dramas,
a la calle en que vivieron
los ocho arrogantes guardias
la llamó "de los Donceles"
para eternizar su fama.


(Tomado de: Peza, Juan de Dios – Leyendas históricas, tradicionales y fantásticas de las calles de la Ciudad de México. Prólogo de Isabel Quiñonez. Editorial Porrúa, S.A. Colección “Sepan cuantos…”, #557, México, D.F., 2006)