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lunes, 19 de septiembre de 2022

"Guty" Cárdenas

 


Guty Cárdenas (1905-1932)

Augusto Cárdenas Pinelo, conocido con el sobrenombre familiar de Guty, nació en el seno de una familia acomodada, el 12 de diciembre del año 1905, en Mérida, Yucatán.

Su infancia transcurrió en la provincia. Y junto con una precoz disposición musical, tuvo también inclinación a los deportes, campo en el que sobresalió. Sus especialidades deportivas en la escuela fueron el lanzamiento de disco y las carreras de velocidad. Ya adolescente, formó parte del equipo de beisbol Águilas de Veracruz y del equipo de futbol de la Escuela Modelo en el que también jugaba su amigo y futuro compañero de andanzas trovadorescas Carlos R. Cámara ("Chalín").

Durante su adolescencia, pretendió entregarse al estudio del piano, al saxofón y al clarinete, pero el ambiente que lo rodeaba impregnado de las voces y estilos de Ricardo Palmerín, Pepe Domínguez y muchos otros trovadores, llevó la atención del joven Guty a la guitarra.

Las hermanas de "Chalín" Cámara recibían clases de guitarra de Ricardo Palmerín. Pronto, a imitación de ellas, Guty recibiría de Pepe Sosa sus primeras lecciones de guitarra, mismo que lo acompañó en su primera serenata que dedicó a su madre doña María Pinelo Ituarte, con las canciones Esquiva de Emilio Padrón, En el jardín un ruiseñor ha muerto y El rosal enfermo de Palmerín. A raíz de su éxito familiar, en compañía de "Chalín" Cámara, de su tío Fernando Pinelo Ituarte y de Lorenzo López "El Chel", formaron un grupo de trovadores que tradicionalmente se repartían se repartían en los distintos jardines meridanos. Más adelante pasó una temporada de estudios en el Colegio Williams del Distrito Federal, donde se recibió de contador privado.

De regreso en Mérida, dio por frecuentar un café que quedaba en la calle 60, frente al parque Hidalgo, que era el sitio de reunión de muchos jóvenes de aquellos años. Fue en dicho café, donde los poetas José Esquivel Pren y Ricardo López Méndez le dieron letras para que les pusiera música.

En 1925 Guty viajó a Estados Unidos y a Cuba. De La Habana trajo, en febrero de 1928, la rumba Oye chacha que puso de moda en Mérida. Ese mismo año estrenó una bella canción titulada Para olvidarte a ti, con letra de Ermilo Padrón López. El origen de la canción es curioso: el propio Padrón relató que Guty copió en taquigrafía las estrofas de una carta en verso que él escribía como despedida a una novia.

El carnaval de Mérida de 1926 fue determinante para la carrera de Guty. Entre los invitados a dichas fiestas, se encontraba Ignacio Fernández Esperón, "Tata Nacho", el cual se alojó en la casa de Guty y de allí nació una amistad y el convencimiento, por parte de "Tata Nacho", de que Guty debería trasladarse a México, donde su talento sería reconocido.

Guty en la capital

Según algunos de sus biógrafos, la primera presentación de Guty en el Distrito Federal, fue en el restaurante El Retiro, con motivo de una celebración de aniversario del periódico Excélsior.

El 19 de agosto de 1927 se llevó a cabo en el Teatro Lírico, un concurso de "La Canción Mexicana", en el que Guty Cárdenas participó con su bolero Nunca, con letra de Ricardo López Méndez, y "Tata Nacho" con su canción Menudita que conquistó el primer lugar, correspondiendo el segundo a Guty.

Un diploma que guardó para sí y un cheque que entregó a sus intérpretes, el trío Garnica-Ascencio, fueron los premios que recibió en medio del entusiasmo del público.

Pronto gozó de tal fama que fue nombrado socio honorario del Club Rotario de México, en el cual actuaba junto con "Tata Nacho".

En 1928, viajó a Nueva York contratado para grabar discos con la Columbia. Sus grabaciones tuvieron tal éxito que de Texas le pidieron a la compañía grabadora canciones rancheras, cantadas por el novel cancionero.

En México, Guty escribió algunos corridos usando el seudónimo de "Yucho"; entre ellos podrían mencionarse el Corrido del aviador Carranza, Pablo Sídar, Álvaro Obregón y La República en España. Entre 1929 y 1931 realizó varias giras por los Estados Unidos en una de las cuales cantó para el presidente Hoover. Allá se casó con la norteamericana Ann Patrick, mientras cantaba en algunas radiodifusoras de Nueva York, como artista exclusivo de la Columbia.

Guty fue un compositor muy cuidadoso, corregía sus creaciones y las modificaba hasta quedar enteramente satisfecho. Siguiendo la tradición yucateca (olvidada después) de tomar las letras de poetas y letristas profesionales, Guty extrajo la letra de su canción Flor de un poema que el venezolano Juan Antonio Pérez Honalde dedicara a su hija muerta. La segunda estrofa de la canción la escribió especialmente para Guty el poeta exiliado en Mérida -también venezolano- Diego Córdoba. Otra canción famosa Rayito de sol fue inspirada por un poema del yucateco Ermilo Padrón López. A pesar de su destreza como ejecutante y cantante, Guty nunca pudo vencer el nerviosismo ante el público o ante el micrófono.

Dentro de un estilo muy diferente, es importante mencionar las canciones que el compositor escribió con las letras del poeta y mayista don Antonio Mediz Bolio: Yucalpetén y la famosísima Caminante del Mayab.

La muerte de Guty

El día 5 de abril de 1932, a la edad de 26 años, y en pleno triunfo, Guty fue asesinado en el interior del salón cantina Bach en la ciudad de México. En su sepelio Alfonso Ortiz Tirado y Pedro Vargas cantaron dos de sus más hermosas canciones: Nunca y Un rayito de sol.


(Tomado de: Moreno Rivas, Yolanda - Historia de la Música Popular Mexicana. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Alianza Editorial Mexicana. México, D.F., 1989)

lunes, 20 de junio de 2022

Ricardo Palmerín

 


Ricardo Palmerín (1889-1944)

Nació en Tekax, Yucatán, en el año de 1889. Sus padres se trasladaron a Mérida cuando Palmerín tenía siete años, y ya en esa ciudad, el niño por sí solo se dedicó a tocar la guitarra.

Sus primeras melodías fueron: La flor de Xkanlol y La flor de mayo. Conoció a los grandes poetas yucatecos y a los cancioneros de la época, como Cirilo Baqueiro ("Chan Cil"), Fermín Pastrana ("Huay Cuue") y García Rejón, quienes lo apoyaron e impulsaron para que siguiera componiendo. Así nacieron Las golondrinas, El rosal enfermo, Entre las almas y entre las rosas. Fue un gran amigo del poeta Luis Rosado Vega, y esa afinidad se reflejó de manera extraordinaria en las canciones que ambos crearon, logrando una unidad incomparable entre la letra y la música. Entre las canciones que ambos hicieron, destacan: Xkokolché (nombre maya del ruiseñor), Vestida de blanco, Las avecillas, El crucifijo, Mi tierra, Mi guitarra, Tus huellas y la célebre Peregrina.

Según el poeta Ermilo Padrón López, Palmerín junto con Pepe Domínguez rescataron la genuina canción yucateca, al mismo tiempo que Palmerín fue el máximo compositor del bambuco yucateco.

Palmerín viajó a la capital con un grupo de trovadores, en una embajada cultural que Carrillo Puerto mandó a la ciudad de México con motivo de las Fiestas de la Consumación de la Independencia. Posteriormente, con el señuelo de mejorar su situación económica y respondiendo a una invitación del doctor Alfonso Ortiz Tirado, Palmerín decide trasladarse a la ciudad de México.

A pesar de los triunfos que conquistó en la capital, nunca logró el éxito económico ya sea porque el compositor no quiso o no logró adaptarse al ambiente competitivo y comercial de la metrópoli, ni ajustar su producción a las exigencias de la radio y las disqueras. Esto, desgraciadamente, le afectó al grado de enfermarlo.

En 1943, hizo un último intento por emerger y formó un conjunto con su nombre, integrado por dos cantantes, Jaime Nolla Reyes y Pedro Fernández Trava, el tololochista Carlos Salazar, Arturo Cámara Tappan y él mismo. Desgraciadamente el compositor estaba ya muy enfermo. El coronel Wenceslao Labra, en aquel entonces gerente de la Lotería Nacional y gran admirador de Ricardo, hizo que por cuenta de dicha institución se le internara en el Sanatorio Inglés, donde falleció el 30 de enero de 1944; fue sepultado en el Panteón Español.

Después de su muerte, un grupo de trovadores yucatecos se reunieron con el objeto de formar una institución que diera impulso y protegiera la producción peninsular, y así, el 31 de octubre de 1949 quedó constituida la Sociedad Artística Ricardo Palmerín.


(Tomado de: Moreno Rivas, Yolanda - Historia de la Música Popular Mexicana. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Alianza Editorial Mexicana. México, D.F., 1989)

lunes, 25 de abril de 2022

José Peón Contreras

 


El poeta doctor José Peón Contreras (1843-1907)

Nació en Mérida en 1843 y murió en la ciudad de México en 1907; formó parte de la generación de poetas románticos del siglo XIX, tales como Eligio Ancona, Juanes, Irigoyen Lara, Santamaría, Ramón Aldana, Peniche Moreno Cantón, Rita Cetina Gutiérrez, Julia Feblesu, etc. Todos ellos contribuyeron con sus mejores letras a las canciones de esos años iniciando así una larga y provechosa tradición. Peón Contreras fue, además de poeta, notable comediógrafo, médico y politico. Como letrista colaboró con el legendario trovador "Chan Cil" [Cirilo Baqueiro], dejando una herencia de poemas en los que abrevaron los mejores cantilenistas y trovadores del momento.

Entre sus letras más conocidas, todas ellas musicalizadas por "Chan Cil", hay que mencionar: A María, La mestiza, Adiós, Azucena, Vuelvo a ti y Despedida. Como dato curioso, Peón Contreras escribió una poesía jocosa que estuvo de moda en Yucatán allá por 1900, se llamó La chinche y la pulga, y comenzaba así:

La chinche y la pulga

se quieren casar

no hacen la boda

por falta de pan.


(Tomado de: Moreno Rivas, Yolanda - Historia de la Música Popular Mexicana. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Alianza Editorial Mexicana. México, D.F., 1989)





lunes, 5 de abril de 2021

Un golpe de estado musical, 1880


Alrededor de 1880 Ricardo Castro y Gustavo E. Campa -junto con Juan Hernández Acevedo, Felipe Villanueva, Carlos J. Meneses e Ignacio Quezadas- formaron el grupo de "Los seis" para oponerse al italianismo imperante en el terreno musical, del que era gran propugnador el ilustre Melesio Morales. Se entabló una enconada polémica y en ella el triunfo de los seis jóvenes músicos fue tan definitivo que prácticamente pasaron a sus manos el destino de la música fina mexicana y el Conservatorio Nacional, del que Ricardo Castro se convirtió en director, en tanto que Carlos J. Meneses pasó a ocupar la cátedra de piano y Campa se hizo cargo de la cátedra de composición. Fue una especie de "golpe de estado" musical con el que perdió fuerza la corriente italiana, aunque, por otra parte, se impuso la romántica, de moda entonces en Europa. El nacionalismo tendría que seguir esperando.

Los seis camaradas se destacaron grandemente en el campo de la enseñanza, pero sólo Ricardo Castro y Felipe Villanueva alcanzaron renombre como compositores. Curiosamente, ambos tuvieron una iniciación musical muy temprana y ambos murieron jóvenes.

(Tomado de: Morales, Salvador y los redactores de CONTENIDO - Auge y ocaso de la música mexicana. Editorial Contenido, S.A. México, 1975)

jueves, 17 de mayo de 2018

Guillermo Aguirre y Fierro


Guillermo Aguirre y Fierro



Nació en San Luis Potosí, S.L.P., en 1887; murió en la ciudad de México en 1949. Periodista y poeta romántico, publicó en 1942 un volumen de versos llamado Sonrisas y Lágrimas, en el cual figura el poema sentimental El Brindis del Bohemio, que alcanzó gran popularidad.


(Tomado de: Enciclopedia de México)


EL BRINDIS BOHEMIO
En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.
Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.
El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.
Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.
Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.
A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos
del grupo, y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.
Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del "feliz año nuevo" . . .
Una voz varonil dijo de pronto:
- las doce, compañeros;
digamos el "requiescat" por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos . . .
- Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.
Brindo porque ya hubiere a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.
¡Bravo!, dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y substancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
y brinde por . . . Europa,
ya que su extranjerismo es delicioso . ...
Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía. . .
Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.
-Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.
Brindo porque mis versos cual saetas
lleguen hasta las grietas
formadas de metal y de granito,
del corazón de la mujer ingrata
que a desdenes me mata . . .
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!
Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague. ..
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.
Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones, y reír, y todo.
Se brindó por la patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.
Sólo faltaba un brindis, el de Arturo,
el del bohemio puro,
de noble corazón y gran cabeza;
aquel que sin ambages declaraba'
que sólo ambicionaba
robarle inspiración a la tristeza.
Por todos lados estrechado, alzó la copa
frente a la alegre tropa
desbordante de risa y de contento
los inundó en la luz de una mirada,
sacudió su melena alborotada
y dijo así, con inspirado acento:
-Brindo por la mujer, mas no por esa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.
Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos;
por la mujer que me arrulló en la cuna.
Por la mujer que me enseñó de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos
uno por uno, el corazón entero.
¡Por mi madre!.. bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.

Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía;
y lloró de alegría
sintiendo mi cabeza en su corpiño.
Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.
Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi madre bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella . ..
El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.







martes, 1 de mayo de 2018

Manuel Acuña

Manuel Acuña



Nació en Saltillo, Coahuila, en 1849; murió en la ciudad de México (por suicidio) en 1873. Menéndez y Pelayo se refiere a su obra como “una de las más vigorosas inspiraciones con que puede honrarse la poesía castellana de nuestros tiempos”. Entre sus obras: El hombre y la ramera, Ante un cadáver, Hojas secas y Nocturno. Estrenó en 1872 el drama El pasado.





(Tomado de: Enciclopedia de México)