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lunes, 18 de julio de 2022

El albur

 


El albur o calambur es un juego de palabras con alusiones sexuales para ofender al oyente. El calambur casi siempre es un diálogo que sostienen dos amigos, pues más bien se considera un modo afectuoso de insultar al compañero. 

Es común que dos amigos sostengan un diálogo misterioso para los no iniciados, un duelo de ingenio como el siguiente:

-Te cortaron el tupé.

-Melón se comió las plumas, y Melambes el pajarito.

-El diablo te coja confesado.

-¿Conoces al perro cojo de las nalgas negras?

-No te canses, siéntate.

-¿Te gusta el zumo de verdolaga?

-Me torcí un pie.

-A flojo nadie me gana.

-Ah, viento el de México.

-¿Es cierto que afuera de tu casa hay un letrero que dice: "Frío con gas"?

-Dame las buenas noches.

-San Buto te favorezca.

-Puedes hacerme una chaqueta, aunque no seas sastre.

-Quítame el sebo, por lo que te debo.

-Con estos terregales no se puede vivir.

-Ta'lloviendo y no es abril.

-Sacudo por no barrer.

-Zacualco le dijo a Torres.

-Eh chocante.

-Hazme una valona.

-Sí tienes calentura, yo te la curo.

-Bonito tu saco amarillo.

-¿Te gustó ver gotas y no mojarte?

-Rompo la amistad por menos.

-Sóbame la mano, que me la torcí ayer.

-El pico de gallo es muy bueno.

-Eres un echador como no hay otro.

-Agárrame la palabra, ahora que estoy de buenas.

-Mejor te cojo lo que tú ya sabes.

-¿Cuánto me cobras por darme las buenas noticias?

-No sé por qué lo dirá, pero su razón tendrá.

Este duelo verbal podría durar varios días y ninguno de los rivales se rendiría.

Otra técnica del calambur consiste en hacer una pregunta a un amigo, para que éste responda lo que deseamos y después darle una réplica ingeniosa:

-¿Ya viste a Homero?

-¿Cuál Homero?

-El que dio en el mero mero.

También se puede preguntar:

-¿Ya viste a Juan?

-¿Cuál Juan?

-El que te fornicó en San Juan.

A un amigo que busca empleo se le puede engañar contándole:

-Yo sé de un empleo muy bien pagado, y sólo tienes que llevar las listas.

-¿Las de raya?

-Listas las nalgas.

Si sabemos que un compañero de oficina tiene varias hermanas, le podemos decir:

-Te habló por teléfono tu hermana.

-¿Cuál hermana?

-La que traigo de campana.

Otra manera de engañar a un amigo es pedirle:

-Di un color en voz alta, a ver si adivinas el que yo estoy pensando.

Si él ingenuo cae en nuestra trampa, dirá:

-Azul... Morado... Verde...

-Tienes las nalgas -se le contestará en cualquier caso.

Si un amigo llega de la calle con la ropa mojada por la lluvia, se le preguntará:

-¿Te cogió el chaparrón?

Otra broma es contarle a un amigo que se encontraba ausente:

-Te buscó el pelón.

-¿Cuál?

-El Pelón Sobabas.

La técnica del albur es más o menos fácil de descifrar. La persona que ignora algo, le basta suponer lo peor: "Piensa mal y no errarás", es la regla de oro del calambur.

La mayoría de los albures son expresiones fabricadas de antemano, y sus respuestas también son hechas de antemano. Cuando una persona desea ir al excusado anuncia:

-Voy a mi arbolito... voy a hacer del uno... voy a descargar... voy a poner un telegrama.

A lo último se puede contestar:

-Recuerdos a la familia.

Y así hasta el infinito, como en el cuento de nunca acabar. La gente usa expresiones adecuadas a su condición social. La pueblerina que presumía de culta les comunicaba a sus invitados:

-Con permiso del cabildo, mi sobrina va a la mea y también a la caga...

En cambio una señora elegante de verdad afirma:

-Voy al pipis room... al inodoro... a cortar margaritas...

Cuando afirma esto último corre el peligro de que le contesten:

-Aproveche el viaje y haga caca de una vez.

Otra manera de hacer un albur es preguntar inocentemente:

-¿Cuál es el colmo de un albañil?

-No sé.

-Que ponga techo en el excusado de su casa.

Otro:

-¿Sabes cuál es el ave más rara?

-...

-El pájaro quema maíz.

Otro más:

-¿Sabes cuál es el niño más bueno y trabajador de México?

-...

-El niño que teje hincado.

Otro:

-¿Sabes que le dijo el pinche a la cocinera?

-...

-No me arrimes el comal

que no soy tu enchiladera.

Otro:

-¿Sabes qué le dijo el marchante a la catrina?

-...

-No me apriete los limones

porque se llena de jugo.

Otro:

-¿Qué le dijo el jardinero a la viejita?

-...

-Su culantro está seco,

le hace falta su regadita.

Otro:

-¿Qué le dijo el elefante a la hormiguita?

-...

-Ya verás lo que hacemos

con un poco de paciencia y salivita.

Otro:

-¿Cuál es el colmo de una lesbiana?

-No sé.

-Hacer tortillas con máquina.

Otro:

-¿Cuál es el colmo de un pedorro?

-No sé.

-Arrancarse un pedazo del corazón.

Cuando a un amigo se le escapa un aire pestilente, se le puede pedir:

-Cuando se te acabe el perfume me regalas el frasquito.

O bien se le puede aconsejar:

-Licenciado, cuando coma zopilote, arránquele las plumas.

O si se trata de una muchacha hermosa, se le puede rogar con galantería exquisita:

-Señorita, no tenga pena, diga que fui yo.

Si varios caballeros le disputan el honor, y se le adelantan, usted puede decir:

-Señorita, el próximo corre de mi cuenta.

Si se trata de un anciano respetable, es posible dirigirle esta frase:

-Salud y larga vida, venerable anciano.

O esta otra menos formal:

-Saco, revoloteo y ataco

viejo bombo, hijo de chingada.

Si un amigo de mucha confianza perfuma el viento, se le puede invitar:

-El próximo me lo echas en las pelotas.

Invitaron a un ranchero a asistir como testigo a un matrimonio civil. El hombre se presentó puntualmente en el juzgado, pero cuando estaba comenzando la ceremonia, sintió ganas de peer. No encontró otro recurso que salir al corredor próximo a la sala del juzgado. Después de realizar su urgencia, regresó. Varias veces sintió idéntico deseo, y varias veces repitió la cautelosa operación. Llegó un momento en que el juez desesperado, que lo estaba observando, le ordenó:

-Amigo, la próxima vez me lo cambia. Se lo truena aquí, y sale a ventilárselo afuera.



Una manera ingeniosa de hacer calambures complicados es redactar anuncios como los siguientes:

Señorita secretaria, anda mal de la regla... tire la vieja, y cómprese un nuevo Reglatón. Aprobado por el Departamento de Pesas y Medidas.

Señorita, no le teja a su novio la chaqueta. Cómpresela hecha en el Palacio de Fierroduro.


Así el lector puede inventar otros anuncios para divertirse. Otro tipo de albures se llama:

No es lo mismo: "Frío con gas", que freír congas.

No es lo mismo: "Los puños de Enriqueta", que hazme una puñeta.

No es lo mismo: "Ledezma quiere limones y nabos", que le des mamones en el nabo.

No es lo mismo: "Voy a darle ahora que está chiquito", que voy a darle ahora por el chiquito.

No es lo mismo: "Consulado General de Chile", que un general con su chile de lado.

No es lo mismo: "A la cocinera se le pegan los huevos en el traste", que pegarle a la cocinera los huevos en el traste.

No es lo mismo: "Enterrar un ala de pájaro en la noche", que a la noche te entierro el pájaro.

No es lo mismo: "Enchílame esta gorda", que engórdame este chile.

No es lo mismo: "Tener un barco de buena envergadura", que tener una buena verga dura.


Una manera popular de hacer calambures, es formarlos con supuestos nombres propios de extranjeros. Se puede ofrecer una lista, por ejemplo, de los integrantes de una misión comercial japonesa: 

Kimono Oyito, Tezuda Tuchiko, Tekojo Tuyo, Michaira Tadura, Zummo Mipicha, Teiede Tubuche, Toko Tukulo, Chichi Takaida, Techo Jocoke, Jodde Todito, Teago Tuijito.

Casi cualquier tipo de adivinanza o chascarrillo se puede transformar en calambur. Por ejemplo:

-¿En qué se parece la mujer a la radio?

-En que la mujer primero se toca, y después se calienta, y la radio primero se calienta y después toca.


(Tomado de: Lomas, Juan (recopilador). Teoría y práctica del insulto mexicano. Colección Duda semanal. Editorial Posada, S. A. México, 1974)

viernes, 4 de febrero de 2022

Clasificación científica del pendejismo


Doña Academia asegura que el pendejo es "un hombre pusilánime y cobarde", lo que nadie cree en México, sino que es un bobo, un tarado o algo peor. Pendejo es el que se pasa de tonto. Las personas decentes acostumbran decir: Pen... dejo la palabra por no insultar a nadie.

Una leyenda cuenta que Nuño de Guzmán introdujo esta palabra en México. Cuando el cruel conquistador perseguía con sus tropas a unos indios rebeldes en la Barranca de Oblatos, cerca de Guadalajara, los cazcanes de pronto atacaron a los españoles. Fueron rechazados rápidamente, pero a un soldado de don Nuño se le encabritó el caballo y derribó a la cabalgadura junto con el conquistador, quien se desbarrancó y se quebró una pierna. Después del accidente don Nuño comentó: "Esto me pasa por andar en compañía de pendejos." Tal vez el español quiso indicar en compañía de cobardes, pero los mexicanos entendieron de estúpidos. 

Hay un refrán que dice de la persona que se finge tonta para perjudicar al prójimo: "Navega con bandera de pendejo", porque: "La mitad viva, vive de la mitad pendeja." Otro refrán aconseja: 

"Con pendejos ni a bañarse, porque pierden el jabón."

Hay otro similar:

"Con pendejos pendejos ni a cortar guayabas, porque escogen las podridas."

El gran humorista Hermenegildo Torres ha creado la organización PUP (Por la Unidad de los Pendejos). Para explicar lo que es el PUP, Hermenegildo Torres afirma: "Si lo pendejo doliera... todos viviríamos en un grito."

Las metas del PUP son: "Por un pendejo mejor, por la dignificación de los pendejos." Lo anterior se basa en pensamientos de autores anónimos, como éstos:

"Es más fácil aceptar ser pendejo que comprobar no serlo."

"Es mejor avergonzarse menos, confesando ser pendejo, que confiar en necedades que lo confirmen."

"La condición de pendejos iguales, nos acerca más que toda razón."

"Si quieres cuidar el pellejo

en forma reglamentaria

debes hacerte pendejo

lo menos una hora diaria."

Además Hermenegildo Torres hace una clasificación científica del pendejismo:

"Los sabios llegaron al acuerdo de que los pendejos pueden agruparse en las categorías siguientes:

"1. Los desafortunados. Tristes y acomplejados, quéjanse de mala suerte en los negocios, pero por ningún motivo atribuyen los fracasos a su pendejismo.

"2. Los afortunados. Son lo contrario de los anteriormente descritos: viven felices, porque el cielo y, principalmente, su privilegiado numen (según ellos), los ha hecho alcanzar pequeños éxitos que sólo ellos, otros iguales que ellos u otros más pendejos que ellos, consideran triunfos mayúsculos.

"3. Los solemnes. Son teatrales, pretenden disimular su condición engolando la voz y dándose aires de gran señor. Sin embargo, lo pendejo se los descubre hasta una hermana de la caridad a 400 metros de distancia.

"4. Los optimistas. Constituyen la sal y la pimienta de la humanidad. Ingenuos, alegres y hablantines; les da por buscar tesoros, minas y agua subterránea; compran enteros de lotería, apuestan hasta lo que no tienen en los gallos, en el hipódromo y en el frontón. Creen en la veracidad de la lucha libre y del sufragio efectivo.

"5. Los incrédulos. Desconfían de todo lo que se dice; no aceptan ni lo que ven. 

"6. Los memoristas. Retienen fechas en que acontecieron sucesos sin importancia y toda clase de detalles. Bien dice el proverbio: la memoria es la inteligencia de los pendejos. Son capaces de aprenderse de pe a pa el directorio telefónico.

"7. Los hogareños. Tipos faldillones, esclavos de la mujer, aun cuando en la calle traten de parecer malditos; casi siempre son muy paleros y alcahuetes de sus hijos.

"8. Los vanidosos. Presumen de ser lo que no son, o al menos ser más de lo que son. De viejos cacarean de espléndida salud, de éxitos clamorosos, que se echan tres al hilo y otros desmanes de juventud.

"9. Los indiscretos. Muy dados a la murmuración y a informarse de lo que no les importa. Se presume que sufren un soterrado complejo feminoide; no confundirlos, sin embargo, con ningún tipo de maricones, pues éstos son potenciales y aquellos, latentes.

"10. Los pendejos con iniciativa. Tienen manía de grandes proyectos; a veces son elocuentes y llegan a persuadir a mucha gente. Cuídese, si usted se deja convencer, significa que es más pendejo que ellos."

(Tomado de: Lomas, Juan (recopilador). Teoría y práctica del insulto mexicano. Colección Duda semanal. Editorial Posada, S. A. México, 1974)

jueves, 30 de diciembre de 2021

¿Quién es la Chingada?

 


Octavio Paz en El laberinto de la soledad se pregunta: "¿Quién es la chingada? Ante todo, es la madre. No una madre de carne y hueso, sino una figura mítica. La chingada es una de nuestras representaciones de la maternidad, como La Llorona o la sufrida madre mexicana que festejamos el 10 de mayo. La chingada es la madre que ha sufrido, metafóricamente o realmente, la acción corrosiva e infame en el verbo que le da nombre."

"La chingada es la madre abierta, violada o burlada por la fuerza. El "hijo de la chingada" es el engendro de la violación, del rapto o de la burla. Si se compara esta expresión con la española "hijo de puta" se advierte inmediatamente la diferencia. Para el español la deshonra consiste en ser hijo de una mujer que voluntariamente se entrega, de una prostituta; para el mexicano, el ser fruto de una violación."

"Si la chingada es una representación de la madre violada, no me parece forzado asociarla a la Conquista, que fue también una violación, no solamente en el sentido histórico, sino en la carne misma de las indias. El símbolo de la entrega es doña Malinche, la amante de Cortés."

En México se acostumbra contrarreplicar la mentada de madre diciendo:

-A veinte, por las que te salgan podridas, o bien: la tuya, o bien: a la tuya que está en vinagre.

Son eufemismos de la mentada de madre: ve y vuelve a la tarde, hijo de la China Hilaria, hijo de tu mal dormir, hija de un... hijo de María Morales, hijo de la tostada, hijo del maíz, ve mucho al carajo (carajo: eufemismo de la chingada), (Un refrán afirma: "Al carajo, dijo el Rey David, y tiró el arpa.") Me lleva la chicharra, me lleva el tren, me lleva el diablo, me lleva la tía de las muchachas, me lleva Gestas, me lleva la chifosca, me lleva la jodida, etc.

El pueblo dice: "No Judas, mejor matraca."

Rius asegura en Los Agachados, "Cómo insultar a la Gente", que la historia de México puede contarse así:

"Hace un chingo de años, los indios éramos bien chingones. Cuauhtémoc era el gran chingón, pero llegaron un chingo de gachupines, y los muy hijos de la chingada hicieron mil chingaderas y chingaron a los indios, y nos llevó a todos la chingada."


(Tomado de: Lomas, Juan (recopilador). Teoría y práctica del insulto mexicano. Colección Duda semanal. Editorial Posada, S. A. México, 1974)