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lunes, 15 de abril de 2024

Lorena Velázquez


Lorena Velázquez, la emperatriz de la historieta fílmica 

Internacionalmente destacó en cintas de vampiros donde apareció como reina de este mundo sediento de sangre; también figuró en el género de la lucha libre, las guerras interplanetarias por el poder galáctico en la ciencia ficción, todo tipo historieta; es decir, un cine sin pretensiones artísticas que curiosamente ha llamado la atención en el mundo por ser un espectáculo básicamente naive. Lorena, alta y despampanante, prodigó humor en donde no lo había y extendió el campo de acción de sus interpretaciones. Entre la farsa y la comedia de pastelazo. Incursionó por ejemplo con Viruta y Capulina en una venganza contra los gringos en la parodia del género western, En peligro de muerte.

También insufló humor a sus personificaciones de villana en melodramas delirantes como Estafa de amor y La inocente. Aunque el mayor homenaje se lo hizo Tim Burton en Marcianos al ataque, al disfrazar a Lisa Marie como una clonación suya en la soberana cósmica, una de sus más gloriosas personificaciones en El planeta de las mujeres invasoras. Lore brilló junto a Tin Tan, Resortes, Héctor Lechuga y Mauricio Garcés en un sinnúmero de cintas que combinaron sexo, música y comicidad.


(Tomado de Terán, Luis - La risa en rosa. Cómicos inolvidables del cine mexicano. Somos Uno, especial de colección número 8, año 8, Editorial Eres, S.A. de C.V., México D. F., 1997)

viernes, 8 de marzo de 2024

Evita Muñoz "Chachita"

 


Evita Muñoz "Chachita", la genial Hermelinda, Linda


Desde muy pequeña apareció en películas tanto de corte ranchero como del género urbano, mostrando su enorme talento y disponibilidad para resolver con originalidad cualquier escena, por más chabacana que fuera. Indudablemente que sus legendarias participaciones en las obras maestras de Ismael Rodríguez, Nosotros los pobres y Ustedes los ricos le otorgaron la permanencia hasta nuestros días, sin embargo nunca olvidó el aspecto cómico de los personajes populares en un sin número de comedias desde Ay Jalisco no te rajes y Qué verde era mi padre. Su notable caracterización y sobre todo su actuación en Hermelinda Linda, y su secuela, basada en la conocida historieta, le brindaron la oportunidad de una interpretación que puede calificarse como genial.


(Tomado de Terán, Luis - La risa en rosa. Cómicos inolvidables del cine mexicano. Somos Uno, especial de colección número 8, año 8, Editorial Eres, S.A. de C.V., México D. F., 1997)

domingo, 25 de febrero de 2024

Sara García

 



Sara García, ser abuela tiene su chiste


Millones se conmovieron con sus caracterizaciones de madres y abuelas sacrificadas, aunque también con sus intervenciones junto a Joaquín Pardavé como la encantadora mujer de origen libanés que confunde las palabras en El baisano Jalil y en El barchante Neguib. Claro está que para llegar ahí resultó definitivo su trabajo en Ahí está el detalle, dirigida por Juan Bustillo Oro, con Cantinflas, dando vida a Clotilde, una madre de ocho hijos a punto siempre de casarse con el popular cómico, personaje con el que, a pesar del constante lloriqueo, deja constancia de su hábil manejo de la farsa.

Su rol de abuela machorra que trae cortitos de la rienda a sus tres nietos: Pedro Infante, Abel Salazar y Víctor Manuel Mendoza, es un ejemplo de su amplia gama de comediante en Los tres García y Vuelven los tres García, donde luce autoritaria, bragada y jovial.

En Mecánica nacional, el director Luis Alcoriza a la vez que rindió homenaje a la figura emblemática de la abuelita del cine nacional, le quitó también toda la cursilería, proporcionándole, además, la gracia del mal hablar. Buen ejemplo en la película es cuando la viejecita insiste en acompañar a su familia a un paseo; sus parientes le sugieren que no, que es cansado y peligroso para ella. Una amiga de su nuera, personificada por Gloria Marín, aboga por la anciana y ésta le agradece su gesto, pero en cuanto se queda sola con la mujer de su hijo, Sara pregunta: "¿ y quién es esta pinche vieja metiche?”


(Tomado de Terán, Luis - La risa en rosa. Cómicos inolvidables del cine mexicano. Somos Uno, especial de colección número 8, año 8, Editorial Eres, S.A. de C.V., México D. F., 1997)

lunes, 25 de diciembre de 2023

Germán Valdés, Tin Tan, el rey del tíbiri tábara


Germán Valdés "Tin Tan", el rey del tíbiri tábara


Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo, nacido en pleno centro de la Ciudad de México en 1915, la hizo de todo desde que se fue chiquillo para Ciudad Juárez. Fue ayudante de sastre, guía de turistas, trabajó en la Compañía de Luz, fue mandadero, barrendero e incluso pegaba etiquetas de discos en una radiodifusora de allá del norte. Era tan ocurrente, que una vez se consiguió un perro callejero al que le enseñó a sacar la lengua para humedecer las etiquetas. Al menos, eso dicen de Tin Tan.

Por azares del destino, o más bien por un micrófono que se descompuso, Germán Valdés tuvo su primera oportunidad en la radio imitando celebridades con el apodo de Topillo Tapas. Fue tal su estrellota, que pronto tuvo su propio programa: El barco de la ilusión, donde soñaba, desde entonces y a cientos de kilómetros de distancia, con sus futuros "Tintavientos", con los que recorrería la Bahía de Acapulco, un paraíso tropical que lo convirtió en delirio cinematográfico en películas tan deliciosas como Simbad el mareado o Tintansón Crusoe.


Nace el pachuco ingenioso 

Quiso la fortuna que el entonces locutor Topillo se entusiasmara con la caravana de artistas de Paco Miller que pasaba por Ciudad Juárez; con ellos, no solo adquirió el sobrenombre de Tin Tan, sino la amistad de su mero mero carnal del alma, Marcelo Chávez.

Ni hablar, Tin Tan era un hombre que había nacido para triunfar. Así, con sus pantalones aguados y de pronunciadas valencianas, saco amplio de grandes hombreras y solapas, reloj de cadena, zapato bicolor y sombrero de ala ancha con una pluma de pavorreal. Llegaba al cine con Hotel de verano, allá por 1943, bajo las órdenes de René Cardona.

Mascando un curioso spanglish, al que los pachucos llamaban "tatacha", Tin Tan llamó la atención por su estrafalario porte. Por ello, dos años después debutaba ya en plan estelar en El hijo desobediente, dirigido por Humberto Gómez Landero en 1945, donde mostraba la frescura, el acelere y la vivacidad de un genio del humoral, al que sólo le faltaba que le dieran más libertad para actuar.

Gómez Landero lo convirtió en Músico, poeta y loco (1947) y lo dirigió en Con la música por dentro (1946), Hay muertos que no hacen ruido (1946) y El niño perdido (1947), en el papel de un niño chiqueado al lado de una sensualísima Emilia Guiú.

Por fortuna, para 1948 Tin Tan conseguía finalmente romper el hermetismo y el humor acartonado de Gómez Landero para alcanzar una de las etapas más dichosas de nuestra cinematografía en pareja con el realizador Gilberto Martínez Solares, a partir de Calabacitas tiernas en 1948. Una etapa tan ingenua como explosiva en la que el pachuco pasaba de El rey del barrio (1949) a La marca del zorrillo (1950) y de ahí a Simbad el mareado (1950), en sus tan gustados paraísos exóticos acapulqueños.

Germán Valdés iniciaba en los años 50 una oleada de parodias de temas clásicos, tanto del cine como de la literatura. Un gran momento creativo que iba en declive conforme el cómico apostaba por argumentos cada vez más ingenuos, retacados de números musicales, o aceptaba un breve papel que le ofrecía algún productor vivales.

En También de dolor se canta (1950), de René Cardona, Tin Tan hace un pequeño papel: un mano a mano nada menos que con Pedro Infante, y en menos de diez minutos ambos barren con todo el cuadro del cine nacional y sus primeros cien años.


El humor en estado puro

En 1951 abre de manera brillante con El revoltoso, donde interpreta a un limpiabotas metiche.

El ceniciento y su continuación, Chucho el remendado, ambas del año 51, rebasan la simple burla de sus títulos para dar fe de esa extraña gracia capaz de desmontar toda lógica posible. Al lado de un memorable Andrés Soler como el "miado padrino", Tin Tan consigue una de sus películas más emotivas y divertidas en su papel de ingenuo chamula, victimado por sus parientes abusivos.

Se había convertido en una de las personalidades más atrayentes de nuestro cine, el humor en estado puro, debido a una espontaneidad poco común y sorprendentes dotes para la música, el baile, el chiste y el gag visual. A su vez, había impuesto desde fines de los años 40 una suerte de universo erótico y musical rodeado de algunas de las mujeres más hermosas de nuestro cine, entre ellas Lilia del Valle, Silvia Pinal y la señorita México, Ana Bertha Lepe.

Tin Tan mantenía un imparable tren fílmico al lado de Martínez Solares y su habitual equipo de colaboradores: Juan García Peralvillo -su dialoguista de cabecera-, Vitola, el enano Tun Tun, Wolf Rubinskis y, por supuesto, su inigualable "carnal" Marcelo, en cintas como El bello durmiente (1952), Me traes de un ala (1952), El mariachi desconocido (1953), El vizconde de Montecristo (1954), El sultán descalzo (1954) y Lo que le pasó a Sansón (1955).

Empezó a alternar con una serie de realizadores de distintos niveles: ¡Mátenme porque me muero! (1951), de Ismael Rodríguez; El vagabundo (1953), de Rogelio A. González; La isla de las mujeres (1952) y El hombre inquieto (1954) de Rafael Baledón; El médico de las locas (1955), de Miguel Morayta; Las aventuras de Pito Pérez (1956), de Juan Bustillo Oro, donde probaba suerte con un papel tragi-cómico.

Por supuesto, a mediados de los cincuenta, ese tren cinematográfico mostró signos de descomposición con realizadores más bien mediocres como Fernando Cortés y un desbocado Benito Alazraki, que abandonaba sus ímpetus intelectuales a partir de Rebelde sin casa (1957).

La casa del terror (1959), Variedades de medianoche (1959), Pilotos de la muerte (1962), Gregorio y su ángel (1966) y algunas pequeñas partes en El ogro (1969), Acapulco 12-22 (1971), la serie Chanoc, o al lado de Blue Demon en Noche de muerte (1972), su última película, marcaron el declive fílmico de un brillante hombre orquesta, una suerte de alienígena del humorismo que moría una mañana de junio de 1973, llevándose a la tumba el secreto de su genialidad y de su impacto popular.


*Principales películas:

Calabacitas tiernas

El rey del barrio

El ceniciento


*Época de esplendor:

Su encuentro con Martínez Solares, de 1948 a 1954 


*¿Por qué se le recuerda?

Por su espontaneidad su vitalidad y sus gestos tan graciosos como emotivos.


(Tomado de Ávila, Rafael - Tin Tan, el rey del tíbiri tábara. Cómicos inolvidables del cine mexicano. Somos Uno, especial de colección número 8, año 8, Editorial Eres, S.A. de C.V., México D. F., 1997)