domingo, 3 de junio de 2018

Templo de Loreto, cd. de México



En el año de 1675, el padre Juan Bautista Zapata, trajo de Italia la venerada imagen de Nuestra Señora de Loreto, tocada de la original como ha sido costumbre hacer copias de los cuadros o esculturas célebres.

En un solar propiedad de don Alonso de Villaseca, ubicada en el barrio de Xacalteopan, levantó una modesta capilla para venerarla. Poco después el padre jesuita Juan Manuel de Salvatierra, mandó a construir una capilla (lugar que después fue  el baptisterio) siendo inaugurada en 1680.


El templo de Loreto fue construido rápidamente gracias a los donativos del capitán Juan de Chavarría y Valero, Caballero de la Orden de Santiago, la que fue terminada en el año de 1691.


Durante la epidemia del "matlazahuatl" que ocasionó millares de víctimas, la imagen fue llevada al templo de la Profesa.



Con el transcurso del tiempo, el templo se envejeció y amenazaba con venirse a tierra, el Conde de Boscoso a sus expensas se dedicó a reconstruirlo, habiéndole encargado la dirección de las obras a los arquitectos Tolsá y Paz, los que edificaron una hermosa cúpula.
Como el Conde había gastado $217,194.00 y las obras no se habían terminado, le encargó a su esposa la Marquesa de Castañiza que concluyera la obra, la que fue dedicada y consagrada el 29 de agosto de 1816.


Un error se había cometido en la construcción del edificio, el que se inclinó hacia el oriente, motivo por el cual estuvo cerrada desde 1832 hasta 1850, en que los ingenieros declararon que la obra en su desnivelación había encontrado su centro de gravedad y estaba segura, reanudándose los servicios públicos.



Nuestra Señora de Loreto, de origen italiano, es patrona de los navegantes. Refiere la leyenda que hace muchos años varios marinos sufrieron un naufragio, quedando abandonados en el mar sobre una frágil barquichuela. Los marineros quisieron dirigirse a tierra  a fuerza de remar con los brazos, pero a los pocos días les faltaron las fuerzas y los ánimos. Elevaron sus plegarias a la Virgen de Loreto, quien los oyó y les presentó sus propios brazos para que siguieran remando, gracias a lo cual continuaron remando y pudieron llegar a tierra sanos y salvos.

De acuerdo con esta leyenda se explica la razón por la cual Nuestra Señora de Loreto se ve sin brazos.


(Tomado de: Casasola, Gustavo – 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976. Vol. 2. Editorial Gustavo Casasola, S.A. México, 1978)

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