miércoles, 13 de junio de 2018

Hernando Alvarado Tezozómoc






Nació y murió en la Ciudad de México (hacia 1520 – hacia 1610). Hijo de Diego Huanitzin o Diego Alvarado Huamitzin, conocido en los Anales de Cuautitlán por Diego Panitzin, individuo de alta alcurnia y él mismo descendiente directo de Axayácatl, rey de México y de Francisca Moctezuma, hija de Moctezuma II, noveno señor de México. Entre 1598 y 1609 estuvo dedicado a la elaboración de dos crónicas: la Mexicana en castellano y la Mexicáyotl en náhuatl. En 1598 era intérprete o nahuatlato (“farante” o “lengua” como también se les llamó), de la Audiencia real de México, funciones en las que le correspondió suscribir el Papel de Tierras de Huauhquilpa, en el que se asienta ese cargo.




La Crónica Mexicana comprende desde los orígenes de la tribu mexica en Aztlán hasta el momento en que Hernán Cortés llegó a Tlaxcala. La editó Manuel Orozco y Berra (México, 1878), y de nueva cuenta la Editorial Leyenda (México, 1944). La Crónica Mexicayotl (Señorío de los mexicas) cuyo manuscrito se halla en el Museo Nacional de Antropología, empieza asimismo en Aztlán, en 1064, año en que, según él, los mexica emprendieron su largo peregrinar, y termina en 1531. Es, según dice el propio Tezozómoc en el prólogo, “la tradición y la herencia que dejaron los ancianos a sus descendientes”, La cual él puso por escrito “para que nunca olviden la historia de la gran ciudad y sus pobladores”. La publicó Eugene Boban en Documents pour servir a L’Historie du Mexique, Catalogue raisonné de la Collection de M. E. Eugene Goupil (Ancienne de J.M. A. Aubin), en París, en 1891.




Otra edición es la traducida del náhuatl al castellano por Adrián León (México, 1949). No toda la obra es suya; Wigberto Jiménez Moreno, Adrián León y Paul Kirchoff han señalado que la segunda parte de la Crónica (pp. 78-177) la escribió Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpahin.




Tezozómoc es el adalid del pueblo mexica, al que considera superior bajo todos los aspectos a los acolhua o tezcocanos. El historiador Alva Ixtlixóchitl es la contrapartida: según él, los acolhuas fueron los maestros de los mexica, que nunca hubiesen sobrevivido sin el apoyo de los soberanos chichimecas tezcocanos.


(Tomado de: Enciclopedia de México)

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