Una gran actriz en el teatro (desde los años veinte) y en el cine (desde los años treinta) y al final de una muy larga vida artística en la televisión, Isabela Corona (bautizada así por el Doctor Atl) siempre estuvo segura de que el talento actoral era su mejor arma; nunca le importó no ser bonita o bella en el sentido convencional del término; sin embargo, no era "fea" sino diferente, angulosa, interna, "interesante" sobre todo "interesante"; quizá porque estaba muy segura de su enorme capacidad de actriz, de una actriz de tipo diferente que utilizaba magistralmente su bella voz de recitadora de contralto. Fundadora del Teatro Orientación, musa y amada de Julio Bracho, amiga directa de Carlos Chávez, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Antonieta Rivas Mercado, intérprete teatral de O'Neill, Girardoux, Esquilo, Usigli. Inolvidable en La noche de los mayas, La isla de la pasión y El ángel negro, su desempeño en el cine se elevó a lo que se llama una creación, donde los ojos de Isabela Corona , esos ojos que muestran la mayor ambigüedad, intensidad, terror quizá, son dignos de una canción como la que le hicieron a su contraparte norteamericana, Bette Davis, con la que siempre se le ha equiparado, porque como ella (para todos sus admiradores y sobre todo admiradoras) representó magníficamente a la mujer fuerte, a la mujer inteligente.
(Tomado de: Ramón, David - Somos Uno, especial de colección, Las 100 estrellas del siglo XX. Año 7, núm. 1. Editorial Eres, S.A. de C.V., México, D.F., 1997)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario