"Mantequilla" Nápoles: la paciente espera.
Los primeros años de la década del setenta se concentrarían en una división sin mucho éxito en nuestro país: el peso wélter. El dueño de este peso provenía de Cuba pero adoptó México como residencia y lugar de su consagración. Su nombre era José Ángel Nápoles, "Mantequilla", o "Mantecas" para abreviar. Llegó a México junto con un puñado de excelentes pugilistas isleños que hicieron época en nuestros escenarios. "Mantequilla", sin embargo, se quedó un poco a la zaga de las grandes peleas de sus connacionales. Esto no se atribuía a su boxeo-descomunal y soberbio- ni a su carácter -dicharachero y bromista-. Sencillamente, los campeones del mundo no querían darle la oportunidad.
Nápoles hizo lo debido: boxear, noquear y no ser presa de la desesperación. Durante cuatro años fue el eterno retador en los pesos ligero y wélter junior. Los poseedores de estos títulos siempre le dijeron "no". Entonces, se decidió a ir por el wélter.
En México debutó en 1962 y su primer encuentro de campeonato mundial se programó para el mes de abril de 1969. Había pasado siete largos años esperando esa oportunidad. El campeón wélter era el norteamericano Curtis Cokes, dueño de un temible y rotundo contragolpe, sin una técnica depurada pero capaz de decirle adiós al "Mantequilla" con un solo golpe.
Hacía años que en nuestro país no se levantaba tanto revuelo por una pelea. Pronosticar el resultado del combate Nápoles vs. Cokes era tema en todos los ámbitos sociales de la ciudad de México. El norteamericano era favorito. De Nápoles se decía que era un gran boxeador pero que había llegado tarde a su intento por conquistar una corona mundial. Tenía 29 años.
Durante la pelea, "Mantequilla" exhibió las razones por las cuales los campeones del mundo le habían rehuido: hizo polvo a Cokes. Fue un gran maestro en el ring, demostró cómo atacar, defenderse, esquivar, usar los pies. Manejó a su antojo la pelea. Con la cara tumefacta, casi sin poder ver, el campeón simplemente no salió de su esquina para el round 14. José Ángel, se dijo entonces, dejaba de ser el campeón sin corona.
"Quisiera pelear cada 15 días pues la juventud se va y hay que coger todo el dinero que venga", dijo Nápoles después de obtener el cetro. Las cosas son así, sólo el campeonato da billetes y "Mantequilla" conquistaba el cinturón con pocos años de ardua vida profesional por delante.
En su cuarta defensa del título, el 3 de diciembre de 1970, un error táctico permitió a su adversario, Billy Backus, quedarse con el cetro mundial. "Mantequilla" había sido noqueado en el cuarto. Pero fiel a su carácter, Nápoles sólo tomó esa derrota como un préstamo del título al boxeador neoyorquino. Así fue. Seis meses después lo recuperaba. Volvió a dar muestras de su admirable maestría en el cuadrilátero. Nápoles fue un "dechado de inteligencia, de dominio del boxeo como arte y fue también un alarde precioso de coraje", dirían las crónicas al día siguiente.
El "Mantecas" dio excelentes exhibiciones de su boxeo durante cinco años más. Diez veces defendió con éxito su corona. Y, como si lo hubiera planeado, vino a entregar el cinturón en su país adoptivo. El 6 de diciembre de 1975, al enfrentar a John Stracey en la Plaza de Toros México, el gran José Ángel "Mantequilla" Nápoles dejaba el campeonato por la misma vía que tantas veces les hizo recorrer a sus oponentes: el nocaut.
(Tomado de: Maldonado, Marco A., y Zamora, Rubén A. - Cosecha de campeones. Historia del box mexicano II, 1961-1999. Editorial Clío Libros y Vídeos, S.A. de C.V., México, abril 2000)
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