[1786-1841] Oriundo de Zacatecas, inició sus estudios en el convento de Guadalupe y los continuó en el Seminario Conciliar de Guadalajara. En el primero se preparaban entonces las misiones religiosas para todo el norte de la Nueva España y en el segundo los sacerdotes para el culto cristiano. En éste estudió latín, filosofía y teología pero, sin vocación para el sacerdocio, retornó a Zacatecas y se dedicó a los trabajos de la minería, como empleado algunas veces y como minero otras.
Con 35 años al consumarse la Independencia, se inició en las actividades políticas como miembro del ayuntamiento; más tarde como diputado al congreso constituyente de 1823; senador y ministro de Hacienda durante el gobierno de Guadalupe Victoria, y gobernador de su estado natal que era ya baluarte del federalismo. Eran los tiempos en que España intentaba la reconquista de México con la expedición de Barradas -1829-; en que la conjura de Alamán, Bustamante y Facio consumó el asesinato de Vicente Guerrero, y en que la lucha entre conservadores y liberales se presentaba en todos los campos de la actividad humana.
Pero entre los nubarrones que ensombrecían el porvenir de la Independencia, en la provincia zacatecana un hombre se empeñaba en plasmar en hechos el pensamiento liberal que ya se anunciaba en el horizonte de México: Francisco García Salinas. Minero de profesión y liberal por patriotismo, promovió como gobernante la creación de un Banco Agrícola para “proteger, a los agricultores pobres, por medio de la adquisición de terrenos que serían rentados perpetuamente a personas que carecieran de propiedad raíz”.
El fondo del banco debían formarlo: “La tercera parte de los productos líquidos de la renta del tabaco; la tercera parte de los diezmos que correspondían al Estado, y el valor de las obras pías consistentes en fincas rústicas bienes muebles y terrenos de cualquier clase.” Con ello pretendían “proporcionar trabajo a numerosas familias para combatir la vagancia y el bandolerismo… fomentar la enseñanza y evitar la dilapidación de los bienes o legados en favor de las obras pías, que eran entonces mal administradas”.
No es necesario indicar que de esta manera García Salinas se anticipó a la esencia misma de la Reforma que más tarde, en 1833, había de conformar Gómez Farías y consumar la generación liberal de 1857. “Con multitud de textos Bíblicos, doctrinas de Santos Padres, sentencias de príncipes y autores católicos y reglas canónicas”, el cabildo eclesiástico de Guadalajara se opuso a la ley, pero, no obstante, la legislatura de Zacatecas respondió decretando la prohibición para que los eclesiásticos fueran electos diputados, en virtud de que el ministerio espiritual de ellos era incompatible con las funciones legislativas.
Por conducto del Banco Agrícola, el gobierno de García Salinas compró algunas haciendas para dividirlas en lotes y repartirlos entre labradores pobres para su cultivo; abrió pozos artesianos para el riego y adquirió ganado merino fino para obtener, mediante el cruzamiento, lana de mejor calidad y renovar la confección de paños y casimires de Aguascalientes.
con el propósito de impulsar la minería y como contemporáneo de Lucas Alamán, de Gómez Farías y el doctor Mora, con quienes tuvo trato y amistad, Francisco García Salinas, más que como teórico o técnico como minero y liberal, organizó compañías con accionistas de la entidad; proyectó la construcción de un socavón de tres leguas para unir las mejores vetas de la región y desaguar las minas, aumentar su producción y favorecer el riego para la agricultura. Introdujo, también, las primeras máquinas de vapor en los tiros de las minas.
Concebida así la reforma liberal desde sus raíces económicas -minería, industria y agricultura-, la defensa del federalismo y de la soberanía de los estados, la libertad de imprenta y de pensamiento y la política educativa de la entidad, forzosamente concurrieron en el ideal liberal propuesto: la propagación de la educación primaria; la fundación de la primera biblioteca pública en el estado; la conversión de la cárcel colonial en teatro para el pueblo; la fundación de un colegio de enseñanza superior en Jerez, y la creación de una cátedra de dibujo en el colegio de San Luis Gonzaga. Todo eso a cargo del poder civil.
En Francisco García Salinas pues, llamado por sus coterráneos Tata Pachito, concurren sin complicaciones académicas ni retóricas liberales los pensamientos reformistas estrictamente económicos de Alamán, las concepciones políticas y educativas de Gómez Farías y el doctor Mora, sobre el escenario de la provincia mexicana, a doce años de la Independencia.
Más todavía, en 1831 en funciones de gobernador y por decreto de la legislatura local, convocó a un concurso nacional para seleccionar la mejor disertación acerca del Arreglo y aplicación de las rentas y los bienes eclesiásticos y, con ello, a más de remover la conciencia pública trasponiendo los límites de la provincia, descubrió para México al hombre que elaboró el documento liberal de más alta jerarquía: José María Luis Mora.
(Tomado de: Mejía Zúñiga, Raúl - Benito Juárez y su generación. Colección SepSetentas, núm. 30. Secretaría de Educación Pública, México, D.F., 1972)
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