sábado, 29 de diciembre de 2018

Francisco Primo Verdad y Ramos

 
 
 
Nació el 9 de junio de 1760 en la hacienda "Ciénega del Rincón" del Estado de Aguascalientes. Hizo sus estudios en el Colegio de San Ildefonso y después siguió la carrera de Derecho. Era uno de los más distinguidos miembros del Colegio de Letrados y por mucho tiempo fue abogado de la Real Audiencia. En 1808 ocupaba el cargo de Síndico del Ayuntamiento de la ciudad de México.

De acuerdo con su compañero el Lic. Azcárate, entrambos formularon el memorial presentado al virrey. Su prestigio como hombre de letras, su decidido carácter y su categoría de Síndico le hicieron tomar una participación más activa y plantear con mayor claridad el problema que ofrecía la situación lamentable de España y las consecuencias lógicas que de ella derivaban.

El 9 de agosto de 1808 se citó a una junta a todas las clases directoras de la Colonia; el Virrey, la Audiencia, los altos miembros del clero, los Inquisidores, los títulos de Castilla y los vecinos más notables. Entonces el Lic. Verdad, en un valiente discurso, expuso las condiciones porque atravesaba España y se atrevió a decir que, a falta de sus reyes, la soberanía recaía en el pueblo y que éste, por conducto de sus representantes legítimos, era el que debía conservar estos dominios para cuando Fernando VII recobrase su libertad.

El discurso del Lic. Verdad causó honda conmoción. El Inquisidor Decano declaró en alta voz que la idea de la "soberanía del pueblo" era herética. Los oidores impugnaron acremente la tesis sustentada por Primo Verdad y la junta se disolvió sin llegar a otro acuerdo que el de proclamar como rey a Fernando VII.

El virrey convocó a una nueva y acalorada junta simpatizando ostensiblemente con las ideas que el Ayuntamiento sostenía. Sin embargo, no se llegó en ella a ningún resultado práctico, aplazándose las cosas para una junta posterior que no llegó a celebrarse por la conspiración a que ya nos hemos referido apoyada por el partido español, por la Audiencia y encabezada por el rico hacendado, D. Gabriel Yermo que terminó con el asalto a Palacio y la aprehensión del virrey Iturrigaray.

El licenciado Verdad fue en seguida aprehendido y enviado a la cárcel del Arzobispado, instruyéndosele un proceso que no pudo terminar porque el día 4 de octubre de 1808 amaneció muerto, suponiéndose desde luego, con bastante fundamento, que fue asesinado.

La Comisión Nacional del Centenario, en memoria de este primer mártir de la Independencia, mandó colocar una placa de conmemoración e impuso su nombre a la calle que entonces fue Cerrada de Santa Teresa, donde estuvieron situadas las cárceles del Arzobispado.
 
(Tomado de: Felipe Servín - Próceres de la Independencia de América. Cuadernos de Lectura Popular #115, Secretaría de Educación Pública, México, D.F., 1968)

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