miércoles, 5 de diciembre de 2018

Códice Porfirio Díaz

 
El códice consiste en una tira larga, formada por cinco piezas de cuero de venado, cosidas una con otras. La tira completa mide aproximadamente 470 cm de largo por 16 cm de alto y está doblada de tal forma que se formaron 21 hojas. Las dos partes temáticas del códice se leen de derecha a izquierda. Las diferencias entre las dos partes revelan que fueron ejecutadas por distintos pintores. La narrativa histórica está ejecutada a todo color, con dibujos en un estilo vivo y fluido, mientras que en la parte adivinatoria sólo se usó la línea para dibujar las figuras, las cuales parecen más estáticas que las de la parte histórica. El códice no está completo: el paralelismo entre este y el Códice Laúd indica que le falta por lo menos una hoja al inicio.

El códice estaba en manos de los caciques Avendaño de Tutepetongo hasta 1874, cuando pasó, junto con las tierras del cacicazgo, a manos de los inversionistas Pastelín de la Cañada. En 1886, los Pastelín vendieron el documento al español Pérez Calderón, otro operador en la Cañada. Éste, a su vez, lo vendió al gobierno mexicano mediante la intervención del historiador oaxaqueño Manuel Martínez Gracida. Esta venta se dio en el marco de la búsqueda de documentos pictográficos impulsado por el presidente Porfirio Díaz y que culminó en la Exposición Histórica Americana de 1892 en Sevilla.
 
(Tomado de: Sebastián van Doesburg - Códice Porfirio Díaz. Arqueológica Mexicana, edición especial #42, La colección de códices de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. Editorial Raíces, México, D.F., 2012)

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