miércoles, 12 de diciembre de 2018

Tasco


Tasco, ciudad altiva, encaramada sobre tu barroco basamento de plata, como orgullosa virgen de retablo. ¿Eres tan estimada por tu esquivez, o las dificultades que amontonas entre tu serenidad reposada y el sediento caminante que te anhela te hacen aparecer más bella?

El automóvil ruge, piafante de caballos opresos; las ruedas se encabritan, el agua hierve, la gasolina suda. Dicen que van a construir una carretera para ir a Tasco. Hoy existe un sendero de cabras por el cual, milagrosamente, pueden transitar automóviles.

¡Los carriles de Borda! ¡Qué felicidad siento al encontrarme en vosotros!: ¡Ya estamos cerca! Por aquí pasaron largas filas de mulas cargadas de plata. Por aquí pasó Borda, gran señor de la Colonia, en su litera dieciochesca o en fogoso caballo. Su cortejo brillaba al sol, movido reguero de colores, pero nadie sospechaba las emociones del prócer gambusino. Protegido de Dios, vio bonanzas que llenaban sus arcas de tesoros, pero dábale las espaldas la Fortuna, para probarlo, y tenía que volver a empezar.

Mas ¿qué mucho si la grandeza de su espíritu superaba a la enormidad de su caudal? Borda sobrevive en sus obras; la mayor de las obras de Borda fue Tasco.

Desde luego el nombre
Tasco y no Taxco. ¿Por qué esa extemporánea X? si el nombre indígena fue Tlachco (lugar del juego de pelota), tan impropia es la X como la S. sigamos entonces la costumbre colonial y escribamos Tasco, puesto que así se pronuncia. (Una eminencia indiscutible en lingüística náhuatl escribe Tasco igual que yo: don Francisco del Paso y Troncoso.)

Figúraseme que aquellas personas que usan letras exóticas en su escritura han comido una terrible sopa de letras que se les ha indigestado: tienen indigestión de letras. Unos cambian letras sencillas por otras que lo son menos: Taxco, por Tasco; Baltazar, por Baltasar; Amacuzac por Amacusac; Tlálpam, por Tlalpan. Otros dejan en medio de una palabra una letra inútil, o inarmónica. Tepotzotlán, en vez de Teposotlán; Atzcapotzalco, cuando podría ser Ascaposalco. ¿Qué se ve muy feo? Todo depende de la costumbre. Otros acostumbran erizar su apellido con letras aisladas que son como baluartes inexpugnables a la pronunciación; otros… ¿a qué seguir enumerando a estos maniáticos?

Necesitan arrojar una buena cantidad de letras que tienen en el cuerpo y volver a aprender el silabario, con cautela, sin atracarse y, sobre todo, digiriendo lo que comen con su espíritu; es la única manera de que no se les indigesten las letras, es decir, de que no sean pedantes.

(Tomado de: Toussaint, Manuel - Oaxaca y Tasco. Grabados de Francisco Díaz de León. Lecturas mexicanas, primera serie, #80. Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 1985)


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