lunes, 1 de febrero de 2021

Murales de Cacaxtla, 1977

 


Hallan en Cacaxtla murales mejores que los de Bonampak

*Logra EL UNIVERSAL básica primicia

*Palacio ceremonial del clásico tardío

*Restos de sacrificios de niños

Por MANUEL MEJIDO

Enviado Especial

CACAXTLA, Tlaxcala, a 9 de enero. -Acaba de descubrirse en este que fuera centro ceremonial de varias culturas mesoamericanas, un talud de veinte metros de largo por uno y medio de alto, con una serie de murales, donde se narran aspectos bélicos, que pueden ser determinantes para el estudio de las migraciones indígenas por el continente americano. Al pie del talud también se hallaron restos de niños mal formados que fueron sacrificados.

EL UNIVERSAL está en posibilidades de ofrecer esta primicia -aun con fotografías- que era celosamente guardada por el arqueólogo Daniel Molina, encargado de los trabajos de descubrimiento y restauración en este lugar desde el cual se dominan perfectamente los valles de Tlaxcala, Cholula, Puebla y Huejotzingo.

Estos murales, en opinión del profesor Desiderio Hernández Xochitiotzin, pintor y delegado en Tlaxcala de monumentos coloniales, están mejor conservados que los de Bonampak, fueron logrados con pinturas vegetales, y han resistido el paso de los siglos, pues datan de los años 700 a 900 después de Jesucristo.

Javier Lima Paredes, director de Turismo del estado de Tlaxcala, narró a EL UNIVERSAL la historia de estos hallazgos:

"En noviembre de 1975, cuando el gobernador Emilio Sánchez Piedras se encontraba en una gira de trabajo, vio a un campesino que estaba sacando objetos de un hoyo. Se aproximó al hombre y lo sorprendió con una figura precolombina en la mano. Al volver a la ciudad de Tlaxcala mandó que se investigara aquel lugar. Pidió la colaboración del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

"Fue comisionado para los trabajos exploratorios el arqueólogo Daniel Molina. En cuatro meses, descubrió un palacio ceremonial que data del clásico tardío, en el que concurren una serie de culturas mesoamericanas, pues tienen de maya, mixteca, zapoteca, teotihuacana y algo de Xochicalco, Morelos.

"No han podido ubicarse exactamente, pero en el palacio ceremonial existen reminiscencias xicalancas, que era un grupo mercenario que con el tiempo adquirió cultura por la influencia de Cholula. Los xicalancas vivían entre Matamoros, Puebla y Huajuapan de León, Oaxaca, y tenían su capital en Tilantongo (cerca de Acatlán).

"Los xicalancas, ante las presiones de los mexicas, se alojaron en Cacaxtla, que significa, en lengua náhuatl, "lugar de escaleras". Ahí construyeron una fortaleza de tipo ceremonial y guerrera, desde donde podían los valles de Tlaxcala, Cholula, Puebla y Huejotzingo.

"Durante los trabajos del arqueólogo Daniel Molina, fueron apareciendo varios estratos que habían cubierto los murales (los primeros en descubrirse se encuentran en la parte superior; los recientes, en el talud, en la parte inferior) del centro ceremonial. Al retirar uno de los estratos, aparecieron los murales, en lo que era propiamente la construcción. Estos, no narran aspectos bélicos. En cambio, los de abajo, los de talud sí, y en ellos se da gran dignidad al vencido, aunque lo representan con las vísceras de fuera.

"En todos los murales, los de la parte superior y los recientemente descubiertos, se nota el tres venado, los numerales, que son típicamente mayas. En los murales superiores hay cangrejos, caracoles, tortugas, todos estos símbolos de influencia marina, desconocida en Tlaxcala. Se supone que estos jeroglíficos pueden ser de influencia olmeca.


También se nota la serpiente emplumada, como Quetzalcóatl, no como Kukulcán de los mayas. Por eso se supone la influencia olmeca. Curiosamente, en el cercano pueblo de San Miguel del Milagro (a un kilómetro de Cacaxtla), se venera al Arcángel San Miguel, abatiendo, venciendo a una serpiente, que es el mito más grande de los pueblos prehispánicos.

"Precisamente por el centro ceremonial de Cacaxtla, se supone ahora que los misioneros españoles inculcaron la fe en el Arcángel San Miguel. Tuvieron el propósito de destruir el mito indígena de la serpiente emplumada. En la actualidad, durante el mes de septiembre. San Miguel del Milagro es visitado por miles de romeros de Puebla, del Distrito Federal, Tlaxcala, Morelos, Hidalgo y del Estado de México.

"En Cacaxtla, recientemente (aún no dado a la publicidad) se acaban de encontrar restos humanos de sacrificios de niños. Esta es una característica muy especial dentro de los rituales indígenas. Y, precisamente fueron hallados al pie del talud donde aparecieron los últimos murales.

"En la parte superior de la construcción hay una estela que tapó una parte de los murales, lo cual revela otra época de la existencia de Cacaxtla. En ese lugar, lo que sobresale en la jamba, es la presencia de dos danzantes, donde se nota -también hay caracoles en derredor- la influencia maya.

"Se considera que los murales de Cacaxtla son mucho más claros que los de Bonampak y los expertos suponen que la pintura es de origen vegetal. Además, por la técnica usada, se entiende que esas culturas indígenas conocían la técnica del aplanado, puesto que los murales y los pisos están perfectamente aplanados".

Hasta aquí la explicación de Javier Lima Paredes.


Se han tomado precauciones muy pobres para preservar de los elementos naturales a estas joyas recientemente descubiertas.

Están cubiertas -en el talud- por una serie de láminas en la parte superior; al frente y a los lados, en una extensión de 20 metros, sólo por mantas.

Es sabido que en esa parte de Tlaxcala las lluvias, al contacto con la tierra, producen carbono, el cual deteriora las pinturas.

Tal vez por falta de presupuesto, pero los trabajos de preservación en Cacaxtla son muy rudimentarios y dejan mucho que desear, sobre todo, si tomamos en consideración el inestimable valor de los murales y los restos del palacio ceremonial.


En los alrededores hay mucho por explotar todavía.

En un cerro que se encuentra frente a lo descubierto, hay señales inequívocas de una pirámide enterrada.

(Tomado de: Hemeroteca El Universal, tomo 7, 1976-1985. Editorial Cumbre, S.A. México, 1987) 

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