En 1923 se convocó a la primera Selección Nacional Mexicana. En esa ocasión también se llevó a cabo la tarea de escogerle un uniforme.
Jesús Salgado, uno de los máximos dirigentes de la Federación Mexicana de Futbol, acordó reunirse con José Martínez Ceballos, quien fungía como asesor y delegado del Comité Olímpico, para hablar sobre los uniformes que las delegaciones mexicanas llevarían a los Juegos de 1924. De esta plática salió en claro que no era habitual utilizar los colores de la bandera, por lo que Salgado, ya reunido en el campo del club España, decidió junto con Rafael Garza "Récord", capitán de la Selección, que utilizarían un uniforme color rojo subido, casi guinda, con un tono blanco en el filo del cuello y en la agujeta agujeta que cerraba la camiseta a la altura del pecho. El pantaloncillo sería completamente negro y las calcetas, las que cada quien tuviera, aunque se les recomendó a los jugadores que fueran oscuras.
Para la Olimpiada de Amsterdam 1928, las variantes serían mínimas, solamente cambiarían el pantalón por uno blanco. Cuando se jugó el primer Mundial en Uruguay, dos años después, se agregó por primera vez el escudo nacional a la camiseta y el pantaloncillo se tornó azul marino.
En 1934 se acordó, por iniciativa de "Récord", darle una variante al uniforme durante los enfrentamientos que sostendrían contra Cuba en las eliminatorias rumbo al Mundial de Italia. La camiseta en esta ocasión fue blanca, con el escudo centrado, el pantaloncillo oscuro y las calcetas rojas, pero con dos franjas blancas blancas horizontales en la parte alta. Para el partido en Roma contra los Estados Unidos, en el que la escuadra mexicana quedaría descalificada, se regresó a la camiseta guinda y el pantalón negro.
En los años siguientes hubo pocas variantes: la camiseta guinda con agujeta en el pecho era la oficial, y solamente se mostraban cambios en el pantaloncillo, que llegó a ser negro, blanco o azul. Para 1938, la agujeta desaparece y el cuello se vuelve redondo; y hacia 1947, ya con la nueva moda del sexenio alemanista, se utiliza durante el primer Campeonato Norteamericano de Futbol una camisa con los botones al frente y cuello de solapa, que los hacia parecer burócratas más futbolistas.
Las críticas al uniforme fueron fuertes y para las siguientes confrontaciones en 1949 y en los Mundiales de 1950 y 1954, se adopta el cuello en "V", con una tela de algodón más gruesa y un pantalón negro o azul marino más corto; las calcetas también negras o azules, llevaban una franja guinda gruesa en la parte superior.
Sería hasta 1956, durante los Juegos Panamericanos, cuando México desecharía definitivamente el guinda como color oficial (aunque lo seguiría utilizando en ocasiones) y daría un giro definitivo al uniforme, haciéndolo más llamativo, más nacional.
(Tomado de: Calderón Cardoso, Carlos - La Selección Nacional. I. Con el orgullo a media cancha (1923-1970). Editorial Clío, Libros y Videos, S.A. de C.V., México, 2000)
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