lunes, 1 de mayo de 2023

Guillermo Haro

 


Guillermo Haro

(1913-1988)

Mientras en Europa el cielo se oscurecía con el humo de las explosiones y las trincheras se llenaban de hombres agonizantes, en México, un niño de cinco años miraba las estrellas y trataba de contarlas. Le gustaba imaginar que las luciérnagas que cruzaban por la noche calurosa eran también pequeñas estrellas. Con los años, las guerras se repitieron pero ese niño, llamado Guillermo Haro, no dejó de observar el cielo y se convirtió en uno de los más talentosos astrónomos mexicanos.

Guillermo Haro había nacido en Ciudad de México en 1913, y en cuanto superó sus primeros estudios, ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). Para el joven Haro, esos fueron años de intensa búsqueda y aprendizaje, y en ese cometido no desdeñó trabajar como reportero en el diario Excélsior, aunque su verdadera pasión seguía siendo la astronomía. "Quiero trabajar en lo que a mí me gusta" -comentaba jocosamente a sus compañeros de trabajo-; "y no pararé hasta conseguirlo, aunque me tenga que ir a la Luna."

En 1943, Guillermo Haro no fue a la luna sino a Estados Unidos y, en el observatorio astronómico de Harvard -que por aquel entonces estaba dotado con el instrumental más moderno de observación estelar- adquirió una sólida formación científica. Cinco años más tarde de esta experiencia, Haro regresó a México e ingresó como investigador del Observatorio Astrofísico de Tonanzintla, en Puebla, del que, en 1950, se convirtió en su director. Este fue el verdadero principio de su exitosa carrera científica.

Cuatro ojos ven más que dos

Guillermo Haro fue un científico apasionado, pero su pasión no lo arrinconó en las cúpulas de cristal ni las estrellas lo tentaron con sueños erráticos. Muy pronto había comprendido que el conocimiento del espacio sideral requería una buena infraestructura de observación, que comprendía no solo la disposición de potentes lentes sino también de un experimentado equipo humano. "Cuatro ojos ven más que dos" bien podría ser su lema.

Para cumplir con su objetivo aceptó la dirección del Observatorio Astronómico Nacional, entre 1948 y 1968, y el cargo de director del Instituto de Astronomía de la UNAM, desde el cual promovió la creación del Observatorio Astronómico de San Pedro Mártir, en Baja California.

Guillermo Haro tuvo así mismo una decisiva participación en la fundación de instituciones tan insignes como la Academia de la Investigación Científica, que presidió entre 1960 y 1962, y el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, en 1972, así como en la introducción en México, junto con su compañero Eugenio Mendoza, de la astronomía infrarroja. Ha sido colaborador de equipos de investigación internacionales tan reputados como los de los profesores Luyten y Zwicky, con los que organizó conjuntamente la Primera Conferencia sobre Estrellas Azules, celebrada en Estrasburgo en 1964. Fundó así mismo, en colaboración con los doctores mexicanos Samuel Ramos y Eli de Gortari, el Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos, que ha sido pionero en la publicación de temas científicos y epistemológicos.

Las galaxias azules

Al mismo tiempo que Guillermo Haro destinaba parte de sus esfuerzos a la creación de observatorios e instituciones de altos estudios astronómicos, no cejaba en su labor investigadora. Tal como hacía cuando era niño, Guillermo Haro ponía su mirada en el firmamento y escudriñaba las infinitas estrellas y galaxias, planetas y otros cuerpos estelares que transitan el espacio. Se decía de él que, cuando se entregaba a esta tarea podía sentir cómo el pálpito de su corazón se correspondía con el pálpito del Universo.

Fue así como Guillermo Haro descubrió estrellas ráfagas y estrellas azules próximas a los polos galácticos, estrellas de alta luminosidad, novas y supernovas y también nebulosas planetarias. Un tipo de galaxias azules lleva su nombre y una serie de objetos siderales fue bautizada con el nombre de Hervig-Haro, en honor a ambos investigadores. También, en 1954, observó por primera vez un nuevo cometa, que recibió el nombre de Haro-Chavira, siguiendo la tradición de dar a los lugares y a las cosas el nombre de sus descubridores.

Premio a la incansable labor investigadora

Los resultados de su productiva labor investigadora fueron recogidos en numerosos libros, entre los cuales destacan Nebulosas con emisión en sistemas extragalácticos, de 1951, Nuevas estrellas con emisión en las regiones oscuras del Toro-Auriga-Orión, investigadas por Joy, de 1953, Cometa Haro-Chavira, de 1955, Supernova en una galaxia espiral, de 1959, El desarrollo de la ciencia en México, de 1963, Flare stars, de 1968, y New flare stars in the pleiades, de 1970.

En 1988, a los setenta y cinco años, Guillermo Haro murió en su ciudad natal. En el transcurso de su rica vida recibió numerosos premios, de los cuales los más importantes y queridos para él fueron la Medalla de oro Luis G. León de la Sociedad Astronómica Mexicana, en 1953, la Medalla honorífica de la Academia de Ciencias de Armenia, en 1962, el Premio Nacional de Ciencias de México, al año siguiente, y la Medalla de oro Mihail Lomonosov de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, en 1986.


1913 Nace Guillermo Haro en Ciudad de México.

1943 Estudia en el Observatorio Astronómico de la Universidad de Harvard.

1950 es designado Director del Observatorio de Tonanzintla.

1951 Publica Nebulosas con emisión en sistemas galácticos.

1953 Recibe la medalla de oro Luis G. de León de la Sociedad Astronómica Mexicana. 

1962 Es galardonado con la medalla honorífica de la Academia de las Ciencias de Armenia.

1972 Preside el Instituto Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica.

1986 Medalla de oro Mihail Lomonosov de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética.

1988 Muere en Ciudad de México.


(Tomado de: Grandes personajes universales y de México. Océano Grupo Editorial, S. A. Barcelona, España, 1998)

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