jueves, 27 de junio de 2024

Tarzán a la mexicana

 


Tarzán a la mexicana 

desempolvando recuerdos 

por Elisa Queijeiro 


Antes de la caricatura de Disney con la maravillosa voz de Phil Collins -Tarzán (1999)- o la no tan inteligente cinta de George de la selva (1997), con Brendan Fraser, Tarzán tuvo un icono y ese fue Johnny Weissmüller, con su cuerpo musculoso que no era producto de anfetaminas o anabólicos, un hombre de la selva que enloqueció a más de una Jane. 

El actor y nadador nació en Rumanía en 1904, pero se nacionalizó estadounidense y por este país ganó cinco medallas de oro y una de bronce en varios juegos Olímpicos. Guapo, se hizo modelo de ropa interior en 1929, de donde brincó a la pantalla grande, en 1932, para seguir en calzoncillos, pero ahora sin más marca que la del Tarzán de los monos. Hizo doce películas de ese personaje alimentado por las historias de Edgar Rice Burroughs seis con la MKM y seis más con RKO. 


México y su Tarzán


Silencioso. Lo que no siempre se recuerda es el amor de Weissmüller por Acapulco; ahí grabó su última cinta como Tarzán, en 1948. El "Bello Puerto" le dejó el corazón más atravesado que cualquiera de sus cinco esposas.

Pasaron tres décadas desde esta filmación para que en la última etapa de su vida, enfermo, cansado, después de tener su estrella en Hollywood Avenue, tres hijos y más de 56 años de carrera, se retirara en Acapulco. Ahí murió y está enterrado en el panteón Valle de la Luz, donde una piedra, no tan discreta, que podría ser la punta gigante de una de sus lanzas, dice primero "Tarzán" y luego "Johnny Weissmüller (1904-1984)”.

Pero no nada más porque a Johnny le gustaba el puerto guerrerense les digo que México tuvo un Tarzán silencioso, sino por Damián Pizá, nuestro héroe desconocido: Johnny posaba y Damián nadaba; Johnny gritaba "¡ah-ah-ah-ahhh!"- y Damián se colgaba de las dianas, peleaba con los cocodrilos, huía de los hambrientos leones... y no le tocaban los besos de Jane. Pizá fue su doble mientras el actor filmó en México: era nadador, igual que Weissmüller, no olímpico, pero sí mundialista, de los mejores dorsistas y fondistas que ha dado nuestro país. Su espalda ancha y fuerte, combinada con su sangre ítalo-española-tabasqueña, hacían que en el foro no se supiera cuál de los dos era más guapo. Ambos compartían su amor por el agua y Acapulco, por las mujeres y la música. 

Orgullo nacional.

Era 1948 y Damián estaba a unos años de lograr una hazaña mayor que ser el único doble mexicano de Weissmüller: cruzar el Canal de la Mancha. Entrenó incansablemente en el agua helada de La Marquesa toluqueña para cruzarlo, ¡y lo logró dos veces! una en 1953 y otra en 1955. En aquellos años, el país se paralizó para recibir al "tiburón tabasqueño" que pasó más de doce horas nadando de Dover a Calais, uniendo entre brazadas los 34 km que hay de Gran Bretaña a Francia y los corazones de muchos mexicanos que, a su regreso, abarrotaron las calles de la capital, desde el aeropuerto hasta el Ángel y del Ángel a su casa en Echegaray: porras, flores, cantos y una histórica botella de tequila -regalo inteligente del presidente Ruiz Cortines. 

Y si vemos las fotografías hoy, la euforia por Hugo Sánchez en los años 80 o por Ana Guevara en los 2000 se queda corta. Igual que la memoria si no la ejercitamos. Por eso hoy recordamos al más famoso Tarzán, con su silencioso doble mexicano, para que hagan ruido, junto los dos, en el blanco y negro de nuestros recuerdos. 


*****

Mujer, mamá, mexicana, dramaturga y escribiente por la necesidad de compartirse, Elisa Queijeiro es una humanista que nació comunicóloga y hoy se dedica a la enseñanza, a la investigación y al estudio de lo que importa: el ser humano y su quehacer... por lo demás, escribe. Puede encontrarla en Twitter como @ElisaQuei



(Tomado de: Queijeiro, Elisa - Tarzán a la mexicana. Algarabía #120, Año XIV, Editorial Otras Inquisiciones, S.A. de C.V. México, D.F. 2014)

lunes, 24 de junio de 2024

Iniciativa para crear el Seguro Social en México, 1940

 


Iniciativa para crear el Seguro Social en México 


*La envío el Ejecutivo a la Comisión Permanente.

*Capítulos que comprende.- El gobierno dará un millón de pesos para la instalación y organización de los servicios. 


(28 de junio de 1940)


Por conducto de la Secretaría de Gobernación, el Presidente de la República envió a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión un importante proyecto de Ley de Seguros Sociales que se reservará para que lo estudien y aprueben en su en su caso las nuevas cámaras que comenzarán a funcionar en septiembre próximo. 

En la exposición de motivos de la iniciativa, se dice que ésta viene a cumplir no sólo una exigencia constitucional, por largo tiempo pospuesta, sino a satisfacer la necesidad de previsión implantada en los países progresistas. 

Son muy extensos los considerandos, asentándose en algunos de ellos que la elaboración de una Ley de Seguros Sociales ha venido siendo tema de estudios para los gobiernos revolucionarios desde 1917; que la nueva ley que la nueva ley crea un sistema de seguros que no provocará trastornos y que se irá ajustando a las posibilidades efectivas de la producción nacional. El seguro de enfermedades no profesionales, responde a la urgente necesidad de disminuir los altos coeficientes de mortalidad en México. El de maternidad ejercerá una influencia favorable sobre la disminución de la mortalidad puerperal e infantil. El de vejez, tiene por objeto garantizar un mínimo de existencia a los trabajadores que han llegado a una edad en que se ha reducido mucho o ha desaparecido la capacidad de trabajo, y el seguro de muerte, por causas no profesionales, es indispensable en un país en que la falta de previsión de las clases trabajadoras constituye la regla.


(Tomado de: Hemeroteca El Universal, tomo 3, 1936-1945. Editorial Cumbre, S.A. México, 1987)

jueves, 20 de junio de 2024

10 batallas decisivas en México (V)



10 batallas decisivas en la historia de México [V]


Luis A. Salmerón Sanginés


(Maestro en Historia por la UNAM. Cursa el doctorado en Historia en la misma institución y es profesor de la Universidad Pedagógica Nacional. Especialista en investigación iconográfica y divulgación histórica)

5

Batalla de Calpulalpan

22 de diciembre de 1860

Ese día se enfrentaron en las cercanías de Calpulalpan (hoy en Jilotepec, Estado de México) los ejércitos de los partidos liberal y conservador en lo que sería la última batalla de la Guerra de Reforma (1858-1860).

En la primera etapa del conflicto la balanza parecía inclinarse a favor de los conservadores, quienes contaban con el apoyo de la mayoría del ejército formal, pero poco a poco la tendencia fue revirtiéndose hasta que en Calpulalpan el partido conservador se jugó la última carta con su mejor general, Miguel Miramón, al mando de ocho mil soldados, treinta cañones y algunos de los oficiales más experimentados como Leonardo Márquez o Miguel Negrete.

Por su parte, los liberales contaban con once mil hombres, aunque poco menos de la mitad de cañones que los conservadores; su general en jefe, Jesús González Ortega, contaba con oficiales como Ignacio Zaragoza y Leandro Valle. Su ejército estaba formado por las guerrillas republicanas que se habían levantado contra el golpe de Estado tres años atrás y, pese a no tener en su mayoría educación militar, eran soldados curtidos en los campos de batalla.

El combate inició a las ocho de la mañana con la ventaja inicial de los conservadores que, tomando la iniciativa y aprovechando la superioridad de su artillería, atacaron el ala izquierda liberal, pero dos horas después la superioridad numérica del bando enemigo y una serie de movimientos estratégicos para envolver a los conservadores por la retaguardia decidieron la victoria liberal. El ejército conservador quedó completamente destrozado.

Tres días después de la batalla, en la Navidad de 1860, González Ortega entró a la capital al frente de treinta mil soldados, marcando el triunfo liberal en la Guerra de Reforma. Así el Estado laico y republicano se afirmó en la historia mexicana al someter a las poderosas corporaciones que influían decisivamente en el rumbo del país: la Iglesia y el Ejército.


(Tomado de: Salmerón, Luis A. - 10 batallas decisivas en la historia de México. Relatos e historias en México. Año VII, número 81, Editorial Raíces, S.A. de C. V., México, D. F., 2015)

lunes, 17 de junio de 2024

Mapy Cortés


 Mapy Cortés 

(Actriz)

(1913-1998, San Juan, Puerto Rico). Simpática, desenvuelta, bulliciosa, dueña de una vibrante personalidad fílmica, estrella de enorme popularidad en Latinoamérica en los años 40 y principios de los 50, María del Pilar, apellidada Cortés por su marido y descubridor, Fernando Cortés, apodado "El Papi" Cortés, inició muy joven su carrera como actriz teatral. Tras su triunfo en un concurso de belleza fue llamada a filmar en Hollywood, pero sería de regreso a su patria cuando ingresaría al cine en la cinta Dos mujeres y un don Juan (1936). Llegó a México en 1940. Vedette de amplios recursos y desbordante presencia escénica, reunió una enorme filmografía de comedias de época que consiguieron un gran éxito con el público. Tía de la también actriz Mapyta Cortés. Sus filmes más representativos son: ¡Ay que tiempos señor don Simón!, La liga de las canciones, El conde de Montecristo (las tres de 1941), Yo bailé con don Porfirio (1942), Internado para señoritas (1943), El globo de Cantolla, La guerra de los pasteles, La corte del faraón (las tres de 1943), La pícara Susana (1944), El amor las vuelve locas, El sexo fuerte (ambas de 1945), Las tandas del Principal (1949) y Recién casados… no molestar (1950). 

Luis Terán.


(Tomado de: Dueñas, Pablo, y Flores, Jesús. La época de oro del cine mexicano, de la A a la Z. Somos uno, 10 aniversario. Abril de 2000, año 11 núm. 194. Editorial Televisa, S. A. de C. V. México, D. F., 2000)

jueves, 13 de junio de 2024

Yucatán a mediados del siglo XIX


Antecedentes: Yucatán a mediados del siglo XIX

Una historia muy particular 

[...]

A la llegada de los españoles, la península no sólo no contaba con un poder centralizador como el resto de México, sino que estaba dividida en 16 cacicazgos en lucha unos con otros, lo cual constituyó durante décadas un reto memorable para conquistadores, colonizadores y misioneros. Durante la etapa colonial, Yucatán no constituyó realmente parte del virreinato de Nueva España, sino que su capitán general y gobernador dependía, en lo político, del virrey en lo militar, del rey, y de la Real Audiencia para las cuestiones judiciales. Dicho capitán general era nombrado directamente por la corona y en los casos de un interino por el virrey. Bajo su autoridad estaban los alcaldes mayores y los tenientes de rey, como el que administraba el puerto de Campeche. En el siglo XIX y a raíz de las reformas borbónicas, el capitán general fue sustituido por un intendente con poderes casi absolutos en los ámbitos político, administrativo, judicial y militar. En los inicios del XIX, Yucatán era una intendencia con capital en Mérida, que comprendía las Islas y la alcaldía mayor de Tabasco.

Como ya mencionamos, la península ni siquiera tenía una continuidad territorial con Nueva España. No existía tampoco una similitud cultural en cuanto al grupo indígena que habitaba la península y que era el maya. En general, tenía lazos económicos más fuertes con Cuba que con México y, por lo mismo, mayores y más fuertes lazos sociales y de comunicación. Desde 1814, Yucatán era la única provincia que podía comerciar libremente con otras naciones, incluyendo a otras colonias españolas. Tenía sus propias tropas y navíos de guerra, así como un arancel de aduanas muy favorable, o sea, menor del que pagaban las provincias de Nueva España (15% por mercancías extranjeras y 9% por mercancías cubanas). Es importante recordar todas estas particularidades de Yucatán en los albores del siglo XIX, por la relevancia que más tarde tendrán en sus tendencias políticas y en sus relaciones con el centro de México.

la independencia de México es el mejor ejemplo de un proceso histórico regional, ya que la lucha se concentró en el Bajío, el centro del país y la tierra caliente, y no tocó a Yucatán más que cuando ya había realmente terminado. El triunfo de los grupos de poder criollos realizas encontró un eco favorable en la sociedad yucateca, que se había mantenido conservadoramente al margen del conflicto, y ello se explica por las características tan particulares que tenía Yucatán A fines de la etapa colonial, y que ya mencionamos brevemente.

Resulta interesante conocer la opinión de Juan Suárez y Navarro quien, en 1861, realizó para el presidente Juárez una extensa investigación acerca del acontecer en Yucatán, del por qué de sus particularidades, de las rencillas entre Mérida y Campeche y del estado que guardaba el comercio de esclavos mayas a Cuba. Entre otras cosas, comenta lo siguiente:


Permaneciendo los habitantes de aquel suelo enteramente extraños a la gran lucha iniciada en 1810 hasta 1821, por un acto libre y espontáneo, también calculado como necesario, Yucatán se adhirió al gran todo de la nación, y en aquella época, y muchos años después, fue atendido y considerado por el gobierno nacional. La especie de independencia de que Yucatán disfrutó bajo el gobierno de los virreyes, favoreció el que desde muy temprano se aclimatasen allí las doctrinas y los principios liberales, y no por otro motivo cuando en 1823 fue derrocado el imperio fugaz de Iturbide, el gobierno de la península siguió el impulso de la nación, ratificando el pacto de unión a ella como el más seguro medio de su futuro bienestar.


El país emergió de largo proceso independentista en medio de una gran euforia que no correspondía a una realidad que hablaba a gritos de escasez de recursos, baja demografía, total desorganización social y política, estancamiento del comercio de ultramar, fuga de capitales y deuda externa. Los criollos triunfantes, con Iturbide a la cabeza, se propusieron de inmediato gobernar a México mediante una monarquía constitucional que al poco tiempo fracasó; y así, en 1821, se abre el debate nacional acerca de la naturaleza del gobierno que más le convenía al país, debate que llegó a convertirse en guerra civil y que determinaría el desarrollo de México en esa etapa.

A riesgo de simplificar pavorosamente el acontecer para abreviar en lo posible esta semblanza introductoria y ubicar a Yucatán en los inicios del siglo XIX, diremos que la gran escisión política a nivel nacional se dio entre el grupo de los liberales y el de los conservadores. Estos últimos en general continuaron durante varias décadas favoreciendo al régimen monárquico como el mejor para el país, mientras que los liberales, partidarios del republicanismo, se dividieron a su vez, en dos facciones: los federalistas y los centralistas. Los primeros partidos políticos del país emanados de las logias masónicas en pugna pronto se identificaron con estas tendencias: los yorkinos eran federalistas, mientras que los escoceses optaron por el centralismo.

A partir de 1812, los grupos políticos yucatecos reflejaron el acontecer político nacional con particularidades propias: los sanjuanistas, una curiosa mezcla de liberales católicos, apoyaron resueltamente los cambios propugnados por la constitución de Cádiz. Su lucha se centró en lograr una serie de reformas sociales desde el punto de vista cristiano, que incluían el rescate de la población maya. Paralelamente, el grupo de los liberales compuesto por criollos y mestizos anticlericales, sostenía que el modelo político y económico a seguir era el de Estados Unidos, y de acuerdo con estas ideas, los mayas les parecían un obstáculo en el progreso de la península. Un tercer grupo era el de los rutineros, al que pertenecían las autoridades políticas, el alto clero y numerosos hacendados, todos ellos monárquicos recalcitrantes interesados en mantener el statu quo y continuar dominando y utilizando a los mayas.

Para 1818, los sanjuanistas habían dado lugar a la llamada Confederación Patriótica, a la cual se sumaron también varios liberales y rutineros. Esta agrupación, que no comulgaba con los ideales insurgentes de Independencia, apoyó nuevamente la Constitución de Cádiz y el establecimiento de una monarquía constitucional. Al mismo tiempo, el grupo liberal se empezó a identificar con la logia yorkina, a la cual se sumaron varios sanjuanistas y también rutineros. Los pocos rutineros que permanecieron como tales se convirtieron en un reducido grupo de conservadores monárquicos. Para 1823, este panorama de tendencias y alianzas políticas había evolucionado hasta incluir a tres grupos: la Liga, producto de la unión de la Confederación Patriótica y otros grupos menores, la Camarilla, emanada de la logia yorkina, y el partido liberal como tal. Tanto la Liga como la Camarilla se habían olvidado por completo de la reivindicación de los mayas y sus miembros eran todos republicanos federalistas y liberales; la única diferencia era que los partidarios de la Liga eran católicos y los de la Camarilla, anticlericales. Por su lado, el partido liberal yucateco imprimió un nuevo sello al panorama político de la península -que era el de un republicanismo federalista liberal- al irse polarizando entre Mérida y Campeche. Como bien dice Suárez y Navarro:


Los principios políticos jamás han estado en discusión en la Península; la clase inteligente nunca ha entrado en lucha por esas o las otras teorías de gobierno, porque evidentemente en ningún estado de la Confederación han existido tan de tan antiguo los principios liberales y republicanos como en aquel suelo privilegiado. Las leyes más importantes de reforma que la nación ha sostenido por medio de una lucha sangrienta, estaban ejecutoriadas en Yucatán desde el año de 1782, puesto que bajo el gobierno del obispo Piña se verificó la desamortización de bienes eclesiásticos... el origen de las vicisitudes políticas de aquel país no ha sido la mayor o menor resistencia que hayan podido hacer las clases menos ilustradas ni los intereses de las corporaciones que en el resto de la República han pugnado abiertamente contra las tendencias del siglo... la lucha política en Yucatán se circunscribe a intereses puramente personales…


De esta forma, la lucha política en Yucatán adquirió características muy particulares, pues dependió de los intereses económicos, básicamente comerciales, de estas dos entidades, las cuales eran federalistas separatistas o federalistas prounión con México, según les conviniera. En lo único en lo que siempre estuvieron de acuerdo fue una rotunda negativa al centralismo que implicaba una intervención directa del gobierno mexicano en los asuntos yucatecos. De los intentos centralistas por controlar y doblegar a la península emanan todos los problemas que se generaron entre Yucatán y México, como lo afirmaría cualquier yucateco que se precie de serlo. No obstante, también Yucatán jugó con fuego en momentos cruciales para el país, parapetándose detrás de una pretendida neutralidad y alimentando el fuego de la lucha política interna con funestas consecuencias.


(Tomado de: Careaga Viliesid, Lorena - De llaves y cerrojos: Yucatán, Texas y Estados Unidos a mediados del siglo XIX. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. México, Distrito Federal, 2000)

viernes, 7 de junio de 2024

Rodolfo “Corky” Gonzales



Rodolfo “Corky” Gonzales


Es el líder chicano de la juventud urbana de los años sesenta. El representante del "bato" y defensor de la cultura del barrio. Ex boxeador profesional y líder del Partido Demócrata en Denver, Colorado, donde participó en los programas de Guerra a la Pobreza. Fue el fundador de la Cruzada por la Justicia en 1966, organización de base comunitaria que buscaba el nacionalismo cultural y la formación de comunidades chicanas autónomas que controlarán su destino. Su poema épico "Yo soy Joaquín" se convirtió en el himno no solo de la juventud chicana sino del movimiento. "Corky" González luchó, incansable, por la construcción de una cultura chicana que le diera a los jóvenes la conciencia social para luchar por sus derechos. Para ello, promovió los programas de estudio chicanos en colegios y universidades. Fue un pilar en la organización de reuniones de la juventud chicana que dieron origen a El Plan Espiritual de Aztlán, al Movimiento Estudiantil de Aztlán y a El Plan de Santa Bárbara, así como al Partido de la Raza Unida.

[Falleció en 2005, en Denver, Colorado]



(Tomado de: Diaz de Cossío, Roger; et al. Los mexicanos en Estados Unidos. Sistemas Técnicos de Edición, S.A. de C. V. México, D. F., 1997)

jueves, 6 de junio de 2024

Corrido Los Areneados de Benjamín, 1913

 


Los areneados de Benjamín

José Obregón

En mil novecientos trece,

cuando el caso sucedió,

al asesino de Huerta

Pesqueira desconoció.


"¡Viva Francisco I. Madero!"

gritó el pueblo entusiasmado,

y el grito de libertad

resonó en todo el estado.


De Álamos, en el distrito,

se escuchó de igual manera

por los pueblos y los ranchos,

menos en la cabecera.


Se hicieron bola los ricos,

considerando ser reyes,

felicitaron a Huerta

y quedaron como bueyes.


Hicieron un gran mitote

con Santini y con Marcor,

se comieron su guisote

y sólo quedó el olor.


"Tienes suerte Rafael",

Benjamín se lo decía,

el alazán te tumbaron

y nada se hizo la silla.


En poder de los huertistas,

se vieron en un hilito,

don Adolfo Goycolea

y Ávila el juez chapito.


Otálora con un solo ojo

vio a ochocientos federales

y los pagó a cinco pesos,

para colmo de sus males.


El gordo Ramón García,

también la pasó muy mal

por andar en compañía

del brigadier don Pascual.


Sacos de arena cargaron

de los cerros al arroyo

y sin aliento acabaron

pues no tuvieron apoyo.


Fue divertido el sainete

con los ricos y los curros,

pues el coronel Benjamín

los cargó como a los burros.


Vuela, vuela, palomita,

dile a Madero, sin pena,

que también los frailecitos

cargaron sacos de arena.


Vuela, vuela, palomita,

dile a Rosario Barriga,

que no toque las campanas

porque la llaga se aviva.


Ya con ésta me despido

y digo adiós a Benjamín,

puso al rico adolorido

y al huertismo le dio fin.


En abril de 1913, el coronel revolucionario Benjamín Hill, se presentó con sus tropas, en la plaza de Álamos, Sonora, para combatir a los huertistas que tenían la posesión de la misma y cuya defensa era organizada por el prefecto político del distrito Pánfilo Santini, enemigo personal de Hill. Las fuerzas de Santini estaban integradas por soldados regulares y por Defensas Sociales de la clase acomodada de Álamos.

El 17 de abril, Hill logró hacer rendir la plaza y el corrido del caso se llama de Los Areneados, porque Benjamín Hill impuso un castigo humillante a los curros, haciéndoles bajar en persona, de los cerros, los sacos de arena con que habían levantado las trincheras que usaron para parapetarse, Hill exigió, a la vez, un préstamo forzoso de treinta mil pesos, para remedio de sus tropas.

En el corrido se menciona a Ignacio L. Pesqueira quien, el 7 de marzo, como gobernador provisional de Sonora, lanzó un manifiesto, a la población del estado, explicando su rompimiento con el gobierno de Huerta, poco después se daría a conocer el Plan de Guadalupe, de Venustiano Carranza.


(Tomado de: Avitia Hernández, Antonio - Corrido Histórico mexicano (1910-1916) Tomo II. Editorial Porrúa, colección “Sepan cuántos…” #676. México, D.F. 1997)

lunes, 3 de junio de 2024

México ante la Segunda Guerra Mundial, 1940


La actitud de México ante el conflicto 

sigue siendo comentada con elogio en Estados Unidos: discurso en el Senado.


Por William H. Lander

Corresponsal de la United Press 


Washington, 14 de junio.- Ha sido objeto de favorables comentarios tanto en los círculos oficiales como en la prensa la determinación de México de ponerse al lado de Estados Unidos y de Francia. Una de las primeras repercusiones que la noticia de esa actitud ha tenido se manifestó hoy en el Senado, durante un discurso que pronunció el senador Downey, de California, recomendando que se mejoraran las relaciones entre Estados Unidos y México. 

Se recordará que Downey está considerado como uno de los mejores amigos de México, entre el elemento oficial de Estados Unidos, y que recientemente hizo una visita al vecino país del Sur. En unas declaraciones que hizo a la United Press el embajador de Francia, conde de Saint Quentin, este representante diplomático manifestó que ha sido muy satisfactorio el telegrama del general Cárdenas al presidente Lebrun; pero no hizo otro comentario. 

El senador Downey manifestó en su discurso que entre los medios que Estados Unidos podría adoptar para reforzar sus defensas se encuentra principalmente una mejoría inmediata en las relaciones con México, insistiendo en que esas relaciones deben colocarse sobre la misma base en que se encuentran las relaciones entre Estados Unidos y Canadá. 

Los observadores extraoficiales recuerdan que México, durante la guerra de Etiopía asumió distintamente y en forma decisiva una actitud contraria a los procedimientos seguidos por Italia.

Por otra parte, en los círculos británicos de esta capital se tiene entendido que Inglaterra siempre ha estado dispuesta a discutir las posibilidades de que se reanuden las relaciones diplomáticas con México, siendo muy explicable que los ingleses prefieran que México asuma la iniciativa puesto que fue México el primero en ordenar que su ministro se retirara de Londres. 

Todos esos factores, unidos al reciente arreglo con la Sinclair y las negociaciones que están sosteniéndose con las empresas independientes para dejar terminado el problema petrolero, han relegado ese problema que con anterioridad ha determinado circunstancias muy difíciles, a un plan decididamente muy secundario. 

Todo parece indicar que se dejará ese problema en paz por lo menos hasta después de las elecciones y posiblemente aun hasta después de que tome posesión el nuevo presidente. 

Se ha observado con máximo interés la mejoría registrada por el peso mexicano en el mercado de cambios; pero hasta ahora no ha sido objeto de comentario alguno. Se espera que un aumento del 20 por ciento más o menos en el valor internacional de la moneda mexicana será de mucha ayuda para su capacidad adquisitiva, especialmente en lo que respecta a la compra de productos extranjeros y sobre todo para los productos americanos.



(Tomado de: Hemeroteca El Universal, tomo 3, 1936-1945. Editorial Cumbre, S.A. México, 1987)