Del cacao que se coge en la Nueva España y corre por toda ella, 1586
Fray Alonso Ponce
Viaje a Chiapas (Antología).
[...]
El cacao es una fruta como almendras sin cáscara, más corta y más ancha y no tan puntiaguda ni tan delgada, o se puede decir que tiene la proporción y hechura de los piñones con cáscara, pero mucho más gruesa y de color entre colorado y negro, los árboles que llevan estas fruta son a manera de los naranjos, tienen la hoja como la del laurel, aunque más ancha y que tira un poco a la del naranjo; en su tronco desde el mesmo suelo y en lo grueso de las ramas echan unas mazorcas larguillas y redondas con unas puntas al cabo, y dentro destas, debajo de una corteza, están los granos que llaman cacao, cójenlas a su tiempo y quiébranlas, y sacada la fruta, pónenla a curar al sol. Es el árbol del cacao muy delicado, de suerte que no le ha de dar el sol a lo menos de lleno, ni le ha de faltar agua para que dure mucho y lleve mucha fruta, aunque en Yucatán se da sin agua, en hoyas y lugares húmedos y umbríos, pero eso es poco y de poco fruto. Por esa razón tienen los indios sus cacauatales donde hay agua con qué regarlos, y cuando los plantan entreplantan también ciertos árboles que se hacen muy altos y les hacen sombra, a los cuales llaman madres de cacao. Hay en aquello de Xoconusco y en lo de Xuchitepec, y en otras provincias de lo de Guatemala, dos cosechas de cacao en cada un año, la una es entre Pascua y Pascua, y esta es la más gruesa y principal, la otra y menos principal es por nuestro Padre San Francisco: cuando acude bien, hay árbol que lleva pasada de cien mazorcas, las cuales son muy vistosas, y cada una de las medianas tiene a veintiocho a treinta granos. Este cacao sirve de moneda menuda en toda la Nueva España, como en Castilla la de cobre, cómpranse con el cacao todas las cosas que con el dinero se comprarían, vale en lo de Guatemala una carga de cacao que contiene veinticuatro mil granos, treinta reales de a cuatro, y llevado a la Nueva España, a la Puebla de los Ángeles, a la Tlaxcalla y México, se vende cuando más barato a cincuenta reales de a cuatro. Hay indios que si guardaran y tuvieran mañana, fueran muy ricos por las huertas y cosechas que tienen desta fruta, pero españoles que tratan en ella hay muchos dellos muy prósperos; llévanla a la Nueva España, a lo de México en harrias por tierra y en navíos por el mar del Sur, y en esta granjería hayan grandes intereses y ganancias y a trueque deste cacao les llevan a los indios a sus pueblos y casas, la ropa y las demás cosas que han menester. Demás de ser moneda el cacao se come tostado como si fueran garbanzos tostados, y así es muy sabroso, hacen dél muchas diferencias de bebidas muy buenas, unas de ellas se beben frías y otras calientes, y entre esas hay una muy usada que llaman chocolate, hecha del cacao sobredicho molido y de miel y agua caliente, con lo cual le echan otras mezclas y materiales de cosas calientes: es esta bebida muy medicinal y saludable.
(Tomado de: López Sánchez, Cuauhtémoc (recopilación) - Lecturas Chiapanecas IV. Miguel Ángel Porrúa, Librero-Editor. México, D. F., 1991)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario