lunes, 16 de junio de 2025

Judy Baca

 


Judy Baca


Reconocida pintora chicana y pionera del movimiento mural en Los Ángeles, fue fundadora, en 1974, del primer programa mural en esta ciudad y co-fundadora del Centro de Recursos Sociales y Artes Públicas en Venice, California, en el que fungió como directora de 1970 a 1980. Originaria de Los Ángeles, de abuelos mexicanos, nació en 1946. Estudió artes en la Universidad Estatal de California de Northridge. Después de realizar su maestría en arte, vino a México a estudiar el muralismo de “los tres grandes”. A finales de los sesenta, cuando el movimiento chicano estaba en pleno auge, comenzó a llevar su arte a la calle. Judy encontró en el mural la manera de poner su trabajo al servicio de su gente. Siempre se ha caracterizado por su trabajo interracial. Su obra más conocida “La gran muralla de Los Ángeles”, mural de media milla de longitud, sobre la historia de los grupos étnicos de California. Trabaja en un programa mural sobre la guerra, la paz, la cooperación, la interdependencia y el crecimiento espiritual conocida como “World Wall: A vision of the Future without Fear”, mural itinerante consistente en siete paneles de 10 por 30 pies.


(Tomado de: Diaz de Cossío, Roger; et al. Los mexicanos en Estados Unidos. Sistemas Técnicos de Edición, S.A. de C. V. México, D. F., 1997)

domingo, 15 de junio de 2025

Escándalo en la casa Tornell

 


[Manuel Álvarez Bravo - La buena fama durmiendo]


Escándalo en la casa Tornell


Era insuficiente el tiempo destinado al estudio del desnudo en la escuela de arte de San Carlos. Unas horas semanarias frente al prodigio de la mujer no podían bastar. ¿Por qué es tan hermoso, plásticamente hablando, el cuerpo femenino? ¿Cuál es el secreto de su equilibrio, de su gracia? ¿Había que buscar en la ordenada función de cada una de sus partes el origen de la armonía? ¿Nace la emoción estética de la adecuada relación entre el órgano y su razón de ser? 

¿Cómo explicarse coincidencias casi universales en la estética, a la vez que divergencias profundas de un hombre a otro? ¿Se oculta en el alma individual el concepto de lo bello? ¿Varía conforme a esa luz, a ese viento, a esa sombra que no otra cosa es cada vida? ¿Todo se reduce a ecuación tan simple como la de que ambientes similares condicionan nociones afines? El genio, entonces, ¿dónde queda? 

Mis compañeros de clase me comisionaron para que buscara un sitio, fuera de San Carlos, donde pudiéramos prolongar nuestras prácticas de desnudo. Estábamos convencidos de la necesidad de profundizar nuestros conocimientos acerca de la mujer, milagrosa como el sol y cuyo misterio empieza en el calor que irradia. 

Yo era amigo de Carlos Tornell, miembro de una familia de abolengo porfiriano, hijo de padres millonarios. En su casa, en la calle de Las Artes, tenía un taller de pintura que consumía largos ocios. A cambio de su usufructo le ofrecía una estatua de yeso de la Venus de Milo. 

Sellamos el compromiso, pero me advirtió que tuviéramos buen cuidado de tocar en la puerta de la cochera y preguntar por el mayordomo.

Con bastidores y caballetes a cuestas, con estuches de lápices, pinturas y carboncillos, al día siguiente nos dirigimos al taller. En el centro del grupo de quince estudiantes caminaba oronda La Chatita, nuestra modelo.

Parecíamos excursionistas excéntricos y así como el niño alucinado vislumbra en una feria todos los goces posibles, nosotros anticipábamos los más grandes triunfos en el arte de la pintura. Quizá hasta igualaríamos a los clásicos y entre nosotros se encontraban, todavía desconocidos dos o tres Miguel Ángeles, un par de Leonardos”.

En tropel desnudaron a La Chatita. Quién se ocupa de sus zapatos, quién de las medias, quiénes de las prendas más íntimas. Ella aspiraba el aire como si estuviera en el campo y paseaba su mirada por el estudio, amplio y lleno de luz. Cuán distinto era el salón de San Carlos. "Aquí -decía con su sonrisa- floreceremos todos". Y posaba. 

-Así no Chatita, con el busto erguido. Piensa en tu hombre y llámalo con el cuerpo.

-Pero cierra las piernas.

Empezaron a trabajar. De vez en cuando cambiaban comentarios. Estaban construyendo su propia vida de artistas.

Una llamada enérgica en la puerta, que habían cerrado con llave, introdujo el sobresalto.

-¿Quién es?

-El mayordomo. Ordena la señora que me permitan entrar para sacar un libro. 

-Dígame qué libro es. Yo se lo doy.

Larga pausa.

-Ordena la señora que tengan la bondad de abrir inmediatamente y me dejen entrar para sacar yo mismo el libro.

Siqueiros insistió:

-Dígame cuál es. Yo se lo doy con mucho gusto.

-¡Que abran, dispone la señora!

Balbuceo David:

-No podemos, porque se velan. 

Sentí la mirada interrogante de mis compañeros: ¿por qué diría algo tan extraño, si los dibujos al carboncillo no se velan?

Pero ahora la propia señora descargaba su ira contra la puerta. 

-¿Qué están haciendo en mi casa? ¡Abran, miserables!

Aturdido, sólo tenía una respuesta:

-Se velan, señora, se velan, comprenda usted.

-Si están marchando esta casa santa. ¡Abran! ¡Abran!

El estrépito que escuchamos a partir de ese momento nos indicó que el mayordomo, auxiliado por otros sirvientes, se proponía derribar la puerta. Vestimos a La Chatita con toda la rapidez posible. Alguien acercaba una media, otro le ponía la liga, algunos le ajustaba el corpiño. 

-Vagos asquerosos. Revuélquense con prostitutas en los burdeles, pero no en esta casa -nos despidió una voz aguda, a punto de disolverse en llanto. 

El escándalo había trascendido hasta la calle. No sé cuántas personas, pero sin duda muchas vieron salir de la cochera a una muchacha a medio vestir rodeada de jóvenes que arrastraban extraños aparatos de madera, los caballetes y bastidores. 

-Se trata de un secuestro y una violación oí decir.

-Sí, pero qué raro que haya sido aquí.

-¿Y tantos? ¡Qué horror!

Una viejecita dio su propia opinión:

-Y lo peor es que son pornográficos, ¿verdad?”


(Tomado de: Scherer García, Julio – Siqueiros, la piel y la entraña. Ediciones Era, S.A. México, D.F., 1974)

lunes, 9 de junio de 2025

Huautla, una entre muchas



 Huautla, una entre muchas 

Huautla, un "lugar del águila" más. Conocí hace años la Huautla de Hidalgo, entonces de difícil acceso, donde tuve la sorpresa de encontrar un grupo de gitanos que cautivaban a los vecinos con la exhibición de viejas películas de cine. Supe de la existencia de otras Huautlas en Guerrero, Puebla y Morelos. Son muchos los lugares de México que evocan al águila, nahual del Sol, o a los guerreros consagrados al astro mayor, como lo fue el propio Cuauhtémoc. Huautla de Jiménez, la capital mazateca, es la única población indígena que tiene la dignidad de ciudad. 

Me había enterado, gracias al lingüista George M. Cowan, que en esa Huautla oaxaqueña se conserva un lenguaje silbado el cual permite dialogar holgadamente desde distancias considerables. Ignoraba que Huautla se volvería, por muy otras razones, un lugar célebre en todo el mundo, con el cual me atarían los lazos más imponderables. 

No había, a principios de los cincuentas, más comunicación con la ciudad serrana que los caminos de herradura, largos caminos abruptos. A principios de 1956 supe en Ciudad Alemán, por Raúl Sandoval (uno de los vocales ejecutivos de la Comisión del Papaloapan), que ya existía un campo de aterrizaje y que se estaba construyendo una carretera de Teotitlán del Camino a Huautla. ¿Quería conocer el ritmo con que se trabajaba? Dentro de poco iría a inspeccionarlo y podría acompañarle.


Vuelo de Alemán a Teotitlán


Heme así, una mañana, sentado en el avión que Sandoval conduce con la tranquilidad con que manejaría su coche en el paseo de la Reforma. Raúl Sandoval, ingeniero civil, es hombre joven: tendrá unos treinta y cinco años. Mirada aguda, mentón volitivo.

Atisbo la población de Papaloapan en el culebreo de las aguas y Tuxtepec entre las orillas verdes; ahí está Temascal, con la presa gigantesca, y el nuevo lago formado por el río Tonto. Subimos, subimos, para salvar la enorme joroba del cerro Rabón, la montaña mágica de los mazatecos. Ahí está la cueva inmensa en que veneran -desde hace cuatro siglos, con liturgia católica- a su antiquísimo dios de la lluvia. 

Pasamos a poca distancia de la roca desnuda del Rabón. Cielo intensamente azul; el aire resplandece en este puerto de la sierra. Ahora el avión baja suavemente hacia el valle de Teotitlán. Volamos sobre la imponente fortaleza azteca de Quiotepec -muralla sobre una colina que encierra y domina la cañada- y atisbamos la mancha verde de las arboledas y las huertas del oasis teotitleco. Un fuerte viraje del avión me permite gozar lindas perspectivas calidoscópicas, grises y amarillas. La tonelada alada se posa como pluma en el campo; éste sí es campo, porque hay hierba y maleza. 


Primer ascenso a la Sierra Mazateca 


Sandoval inicia sin perder un instante el ascenso a la sierra. Admiro desde el jeep los trabajos de la carretera Teotitlán-Huautla. Una ladera semidesnuda, continuamente interrumpida por vallecitos y barrancos. En pocos quilómetros se sube de la cálida cañada a tierra fría. Teotitlán ya se pierde en el valle a lo lejos; la vegetación, antes rala, se vuelve más tupida y más verde. Surgen los bosques, ya se respira el aire fresco, ya hay humedad. 

Un grupo de chozas: las primeras que veo desde Teotitlán. Aquí viven mazatecos, como los de la otra vertiente. Una familia -siete adultos y dos niños- siembra maíz en un declive muy empinado. Y tanto, que se tiene miedo de verla perder el equilibrio y precipitarse en el despeñadero. Vestidos blancos, camisas solferino en la luz violenta de la altura. Silenciosos, concentrados, no me miran. La siembra es un rito. 

Llegamos al puerto. 


Los simbiontes 


Más allá, detrás de las lomas grises, está Huautla. Dentro de pocos meses la carretera alcanzará el corazón de la sierra mazateca; y lo afirmo porque han llegado -me parece, milagrosamente- hasta este alto puerto montañoso, los diplodocos y Los mastodontes mecánicos. Arañan las laderas con sus uñas de acero al cromo-níquel, mueven toneladas de tierra, levantan rocas, alisan, aplanan, bufando y echando pesado humo de aceite. Siempre me llena de asombro la perfecta simbiosis entre los megaterios metálicos y el hombrecillo que está adentro, a quien tengo la tentación de llamar simbionte. 

Esa no es una carretera de lujo, ni su propósito es turístico. Se trata de comunicar las dos vertientes, de abaratar los transportes, de infundir una nueva vida económica en una zona rica y secularmente aislada. Así se aviva el ritmo de la amalgamación del México indígena con el México moderno, se abate la discriminación y se unifica a todos los mexicanos por medio del idioma de Castilla. 

El frío aquí arriba es polar. Urge volver a tierra templada. ¡Hasta pronto, Huautla! Bajo mil quinientos metros con el jeep. La atrevida e inteligente carretera sabe dónde y cómo serpentear por la falda escarpada. Ya me doy cuenta de por qué atribuyen tanta sabiduría a la serpiente.



(Tomado de: Tibón, Gutierre - La ciudad de los hongos alucinantes. Panorama Editorial, S. A. México, D. F., 1985)

viernes, 6 de junio de 2025

Prudencia Griffel


 Prudencia Griffel 

(actriz)

(1880-1970, Lugo, España), Era una veterana del teatro cuando hizo su debut en el cine con Viejo nido (1940). Su aspecto bondadoso y canosa cabellera la ubicaron en el tipo de personajes con los cuales los productores la ponían a competir con Sara García que era la "abuela oficial" del cine mexicano. Esa longevidad le sirvió para recorrer varias décadas haciendo historias melodramáticas aunque también exhibió su buena disposición para la comedia como lo prueban dos títulos que filmó con el director Gilbert Gilberto Martínez Solares: Internado para señoritas (1943), y El globo de Cantolla (1943). En varias ocasiones le enfrentaron con Sara García y el resultado fue un triunfo para ambas actrices como en La tercera palabra (1955), Las señoritas Vivanco (1958) y su secuela El proceso de las señoritas Vivanco (1959). 

Mauricio Peña


(Tomado de: Dueñas, Pablo, y Flores, Jesús. La época de oro del cine mexicano, de la A a la Z. Somos uno, 10 aniversario. Abril de 2000, año 11 núm. 194. Editorial Televisa, S. A. de C. V. México, D. F., 2000)

lunes, 2 de junio de 2025

Ferrocarriles urbanos, 1877



 Ferrocarriles urbanos 


Tomado de: El siglo XIX, 

6 de noviembre de 1877


He aquí las condiciones bajo las cuales la empresa de ferrocarriles urbanos y el ayuntamiento de México, convinieron en extender las líneas existentes en 1877: 

De la Plaza Mayor, por las calles de la Monterilla hasta Necatitlan y plaza del Árbol, para enlazarse con la que existe en San Lucas. De la plaza, por el Seminario, hasta el Puente Blanco, callejón del Tepozán, y ligarse con la de Peralvillo. De la plaza de Villamil, por Magueyitos, Hidalgo, Lerdo, Camelia y Guerrero, hasta unirse con la de San Fernando. De la estación de la empresa por la calle de las Artes en la Colonia de los Arquitectos, hasta la iglesia de San Cosme; y de allí hasta la plaza del Mercado, extremidad de la calle de Santa María de la Ribera. 

La línea de San Cosme se prolongará de la antigua garita hasta la iglesia del mismo nombre. Las obras se ejecutarán sin entorpecer el tránsito del público; serán por cuenta de la empresa las que hayan de hacerse en las calles, a fin de que éstas queden en buen estado para el servicio público; al terminarse el ferrocarril, quedará obligada la empresa a hacer la limpia de las atarjeas, siempre que así lo acuerde la comisión de obras y la dirección del ramo. 

La empresa ejecutará sus trabajos de modo que no se emprenda un tramo mientras no se termine el comenzado y se deje desembarazada la vía; si se suspenden los trabajos por más de dos semanas se repondrá el pavimento y se dejará limpio de escombros; no podrá entrar a usar la empresa otra tracción que la animal; la anchura de la vía y dimensiones de vagones será las usadas actualmente. 

Dentro de seis meses darán principio a sus trabajos y a las seis siguientes estarán terminadas las líneas de San Cosme, de la Colonia de los Arquitectos, y las del Norte y Sur de la ciudad. Las otras las empezarán dentro de un año, quedando terminadas al año y medio; pasados estos plazos, salvo el caso de fuerza mayor, sin que se haya cumplido con lo expuesto, se dará por caduca la concesión, pudiendo otorgarse a otra persona o empresa, debiendo en ese caso la empresa reponer o indemnizar los perjuicios que hubiera causado en las vías públicas. 

Durará la concesión 99 años, terminados los cuales se podrán modificar estas cláusulas, y las dificultades que pudieran suscitarse se resolverán por el ayuntamiento y en definitiva por el gobernador del Distrito, con exclusión absoluta de la autoridad judicial.


(Tomado de: Ruiz Castañeda, María del Carmen. La ciudad de México en el siglo XIX. Colección popular Ciudad de México #9. Departamento del Distrito Federal. Secretaría de Obras y Servicios, 1974). 

viernes, 30 de mayo de 2025

Santuarios - San Miguel del Milagro

 


Santuarios - San Miguel del Milagro


Para el orgulloso pueblo tlaxcalteca, aliado y constructor de pueblos en las conquistas castellanas, debió de ser un motivo de gran decisión el que San Miguel, el príncipe de las milicias celestiales, se apareciera en su suelo, dejando como otras advocaciones su respectivo pocito de agua milagrosa. 

El ya muchas veces citado padre Francisco de Florencia S. J., también enriqueció las crónicas tlaxcaltecas con la "Narración de la milagrosa aparición que hizo el Arcángel San Miguel a Diego Lázaro de San Francisco, indio feligrés del pueblo de San Bernabé de la jurisdicción de Santa María Nativitas, estado de Tlaxcala", escrito en este colegio de San Pedro y San Pablo, el 6 de marzo de 1690.

Corría el año de 1631 cuando al indito de 16 o 17 años, Diego Lázaro de San Francisco, que iba en una procesión, se le apareció el Arcángel sin que los demás lo notaran, y le ordenó que comunicara al pueblo que en una barranca cercana haría brotar un manantial de agua milagrosa para curar las enfermedades. Cómo no cumplió dicha orden por temor a que no se le diera crédito, el Arcángel lo castigó y informó y enfermó de cocolixtli. Estando en extremo de muerte se le apareció de nuevo, pero ahora todos vieron una gran luz que llenaba la habitación, saliendo asustados. Cuando regresaron, lo encontraron sano y les narró que el Arcángel lo había llevado al lugar donde con su cayado hizo brotar el agua milagrosa y le dio la salud. Enseguida los demonios huyeron el tropel. 

El caudillo tlaxcalteca 

En 1645 el obispo de Puebla, Juan de Palafox y Mendoza, mandó construir el templo y la capilla para el pocito. Ésta cubre el brocal y tiene un relieve que representa el momento en que el Arcángel hace brotar el agua ante Diego Lázaro. La fachada de la iglesia es manierista, muy al gusto de Palafox. 

Lleva su heráldica y en el tímpano alberga la escultura en alabastro de San Miguel. Remata el frontón abierto el escudo de España, enmarcado por la cadena y el toisón. 


Datos que hay que tener al alcance de la mano 

Ubicación - En el municipio de San Miguel del Milagro en el estado de Tlaxcala.

Cómo llegar - Para visitarlo se toma la carretera a Puebla y pasando la caseta de San Martín Texmelucan se encuentra la desviación a Cacaxtla. Al iniciar el ascenso a la zona arqueológica se toma el camino a la derecha que indica San Miguel del Milagro.

Fecha de celebración - Día de San Miguel Arcángel el 29 de septiembre. 

Peregrinaciones - Todos los días del año.


(Tomado de: Quesada A, Emilio H. - Santuarios, Guía #21, México Desconocido, Edición Especial, Editorial Jilguero, S. A. de C. V., México, Distrito Federal, 1995)

lunes, 26 de mayo de 2025

Matías Romero, sobre la política que adoptará Lincoln, 1860

 


Matías Romero informa sobre la política que se supone adoptará Lincoln respecto a México al asumir el poder. 


Washington, noviembre 25 de 1860.

Excelentísimo señor ministro de Relaciones Exteriores.

Heroica Veracruz .

Excmo. señor:

Después de escrita mi nota reservada número trece, fecha de ayer, relativa a las complicaciones que hay en la política de este país y el provecho que de ellas puede sacar México, recibí una carta de una persona que reside en Nueva York, que se ocupa bastante de los sucesos de México y que asegura que ha adquirido de una fuente muy respetable y del carácter más fidedigno, lo que pasó a referir respecto de la política que la administración republicana, que se instalará el 4 de marzo próximo, se propone seguir en los negocios de México. 

La parte relativa de dicha carta es como sigue: 

"La política de la nueva administración será ocuparse desde luego de la cuestión mexicana haciendo de ella una cuestión nacional, a fin de distraer la atención pública del asunto de la esclavitud. Los dos grandes puntos de nuestra política con referencia a México serán: 

"1°- Asegurar una tranquilidad duradera en la República Mexicana con más efectivo auxilio moral y pecuniario, concedido al único partido que puede consolidar allí un Gobierno estable, el partido cuyos principios están de acuerdo con las tendencias del siglo, a saber, el partido liberal constitucional y 

"2°- Asegurar una gran expansión de nuestro tráfico con México, por medio de un tratado de comercio basado sobre principios amplios de reciprocidad mercantil. 

"La necesidad de facilitar de alguna manera fondos para sostener por algunos años un Gobierno estable se comprende en la primera proposición.

"El nombramiento de un nuevo Ministro será uno de los primeros actos de la próxima administración y se tendrá gran cuidado de elegir a una persona cuyos deseos y habilidades la hagan propia para desarrollar ese plan”.

Todo lo cual tengo la honra de comunicar a V. E. para conocimiento del Excmo. señor Presidente.

Reproduzco a V. E. con este motivo las seguridades de mi muy distinguida y respetuosa consideración. 

Dios y Libertad.


Matías Romero


(Tomado de: Tamayo, Jorge L. - Benito Juárez, documentos, discursos y correspondencia. Tomo 3. Secretaría del Patrimonio Nacional. México, 1965)

domingo, 25 de mayo de 2025

Manolo Fábregas


Manolo Fábregas 

(Actor)

(1921-1996, Vigo, España). Nieto de la gran diva del Teatro Virginia Fábregas e hijo de otra gran actriz cinematográfica Fanny Schiller, obtuvo sus primeros aplausos desde la niñez. A los 13 años y por invitación del director norteamericano David Kirkland, hace su debut en Pecados de amor. Pero hasta los 18 años otros directores mexicanos le confían personajes de mayor importancia como El hotel de los chiflados con Carlos Orellana y El cementerio de las águilas con Jorge Negrete, ambas de 1938. Encasillado en papeles de Don Juan, en comedias o melodramas fue hasta Mujeres sin mañana, de Tito Davidson, en 1951, que le encargaron papeles estelares. También hizo películas en España: con María Félix, La noche del sábado (1950) y con Amparo Rivelles De mujer a mujer. Casado con Rafaela Salinas Fábregas procrearon, cinco hijos, dos de ellos actores, Rafael Sánchez Navarro y Mónica Sánchez Navarro.

Mauricio Peña


(Tomado de: Dueñas, Pablo, y Flores, Jesús. La época de oro del cine mexicano, de la A a la Z. Somos uno, 10 aniversario. Abril de 2000, año 11 núm. 194. Editorial Televisa, S. A. de C. V. México, D. F., 2000) 

miércoles, 21 de mayo de 2025

Los charros franchutes

 


Los charros franchutes 


Hacía principios de siglo [XX] se asentó a tal grado la influencia musical europea, que casi no se escuchaban más que canciones italianas y francesas (algunas de ellas hechas en México). La situación fue descrita por Manuel M. Ponce en estos términos: "La música vernácula agonizaba en las perdidas rancherías del Bajío... Sufría el desdén de los compositores más prestigiados y se escondía como chicuela avergonzada, ocultando su origen plebeyo a las miradas de una sociedad que solo acogía en sus salones a la música de procedencia extranjera y con título en francés. Hubiérase juzgado un enorme atentado contra su majestad el chic, la intromisión de una canción vulgar en el programa de una esplendorosa soirée." 

En 1901, el pianista y compositor Miguel Lerdo de Tejada, hombre extremadamente inquieto y emprendedor, fundó su Orquesta Típica y vistió de charros a sus músicos para distinguirlos de quienes sólo interpretaban música europea. Sin embargo, la tendencia imperante era tan fuerte que ni el mismo Lerdo de Tejada logró escapar de ella. Los músicos charros causaban admiración, pero de sus instrumentos seguía fluyendo música de estilo europeo. El propio Lerdo compuso muchas canciones (Perjura, la más popular de ellas) en las cuales la calidad es tan elevada como obvia su inspiración europeizante. 

Durante los últimos años del régimen de Porfirio Díaz, la Orquesta Típica de Miguel Lerdo de Tejada fue vista como fidelísima intérprete de la música mexicana e incluso viajó al extranjero con la misión de darla a conocer "en todo su valor". Pero esas pulcras interpretaciones no representaban la exaltación sino la mediatización de la canción popular de México.


(Tomado de: Morales, Salvador y los redactores de CONTENIDO - Auge y ocaso de la música mexicana. Editorial Contenido, S.A. México, 1975)

miércoles, 14 de mayo de 2025

Baldemar Velásquez

 


Baldemar Velásquez 


Es el símbolo de la lucha de los trabajadores agrícolas en el medio oeste norteamericano, seguidor de la huella de César Chávez. Nació en 1947 en Pharr, Texas. Como hijo de trabajadores agrícolas de origen mexicano, comenzó a trabajar en el campo a la edad de seis años y logró educarse a base de esfuerzos personales. En 1967 formó el Farm Labor Organizing Committee (FLOC), hoy la organización sindical de trabajadores agrícolas con mayor número de afiliados, cerca de 7000 en las áreas de Ohio y Michigan. En 1978 encabezó la huelga agrícola más grande en la historia del medio oeste norteamericano con más de 2000 trabajadores realizando el boicot a la sopa de tomate contra la empresa transnacional Campbell. Después de siete años de boicot y mostrando su visión política logró que por primera vez se elaboraran las reglas de las negociación de los derechos de los campesinos en esa región, a través de un comité independiente encabezado por el prestigiado economista John Dunlop. Así, logró sentar en la mesa de las negociaciones a la compañía internacional, a los rancheros y a trabajadores agrícolas.

A partir de entonces ha firmado otros acuerdos con empresas como la Dean Foods. Con dos principios que han guiado su vida, su fe católica y la igualdad del ser humano, Baldemar ha llevado la lucha del trabajador del campo no sólo en el ámbito económico y político, sino en el familiar, involucrando la lucha con la educación, la vivienda y la situación migratoria. En 1994 el gobierno mexicano le otorgó El Águila Azteca en reconocimiento a su labor de defensa de los mexicanos trabajadores agrícolas. 


(Tomado de: Diaz de Cossío, Roger; et al. Los mexicanos en Estados Unidos. Sistemas Técnicos de Edición, S.A. de C. V. México, D. F., 1997)

lunes, 12 de mayo de 2025

La ciudad de México en el siglo XIX


 La ciudad de México en el siglo XIX 


Introducción 


La fisonomía de la ciudad de México en el siglo XIX empieza a perfilarse en las postrimerías de la centuria anterior.

Gracias a Francisco Sedano, sabemos que en 1790 México comprendía 355 calles y 146 callejones; 90 plazas y plazuelas y 12 barrios diversos (Francisco Sedano. Noticias de México... desde el año de 1756... J. García Icazbalceta, editor. México, Imprenta de Barbedillo y Cía. 1880. p. 72-74). 

Según el plano del Teniente Coronel Diego García Conde, quien hace un cálculo más conservador, en 1793 la ciudad contaba con 397 calles y callejones; 78 plazas y plazuelas; 14 parroquias, 41 conventos, 10 colegios principales, 8 hospitales y 3 recogimientos. 

El siglo XVIII fue el siglo de las grandes mejoras materiales que tendían a llegar aun a los suburbios de la ciudad. 

El Duque de Linares, 35o. Virrey de la Nueva España (1711-1716), inició la construcción del acueducto de Belén, de Chapultepec a la Fuente del Salto del Agua. El Conde de Fuenclara, cuadragésimo Virrey (1742-1746), se ocupó de reparar las calles de la capital y en asear la población. Bucareli y Ursúa, cuadragésimo sexto (1771-1779), concluyó el acueducto de Belén, construyó el paseo de su nombre y reglamentó el tránsito de vehículos en la capital. Su sucesor, D. Martín de Mayorga, realizó en 1783 la primera división política de la ciudad de México en ocho cuarteles mayores, cada uno subdividido en otros cuatro menores, lo que dio como resultado 32 cuarteles regidos por Alcaldes. Don Matías de Gálvez, que sucedió al anterior en el gobierno de la Nueva España (1783-1784), atendió al empedrado de las calles. 

Al segundo Conde de Revillagigedo, quien ocupa el quincuagésimo segundo lugar en la lista de virreyes novohispanos (1789-1799), corresponde el mérito de haber transformado el aspecto de la ciudad de México. Despejó y embelleció la Plaza Mayor, organizó los mercados públicos; hizo cegar numerosas zanjas y acequias; reglamentó el alumbrado público, que hasta entonces había quedado a cargo de los particulares; estableció la policía de seguridad y de ornato; atendió el embanquetado y la nomenclatura de las calles, y abrió nuevos paseos y calzadas, como la avenida que lleva su nombre. 

La importancia de México como centro económico se manifiesta en la paulatina aparición de tiendas de comercio, que habían sido muy escasas en los siglos anteriores, y en la creación del Mercado del Volador, en 1792, por mandato del Conde de Revillagigedo, y un año después, del mercado de la Cruz del Factor, donde se refugiaron los vendedores ambulantes y puesteros que habían sido desalojados de la Plaza Mayor. (Manuel Carrera Stampa. Planos de la ciudad de México. Bol. de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. T. LXVII. México, marzo-junio de 1949, p. 302 y SS.).

En el último cuarto del siglo XVIII, se abren nuevas arterias que favorecen la prolongación axial del núcleo urbanizado: el Paseo de Bucareli (1775), el de la Viga, debido al Conde de Gálvez (1785) y el de Revillagigedo (1790).

A principios del siglo XIX, la ciudad desconoce definitivamente los linderos de la "Traza" y se ensancha sobre todo al Poniente y al Sur, sobre las avenidas recientemente inauguradas. El crecimiento progresivo desplaza el centro topográfico de la misma, de la Plaza Mayor, a la esquina que ahora ocupa el Correo Central. Pero el crecimiento no sólo es superficial: también aumenta la densidad de población. "Con el aumento de población, fue preciso disminuir la extensión de las habitaciones, aumentar los pisos y reducir el tamaño de los patios, suprimir las cuadras espaciosas, los jardines y los sembrados…” (Manuel Rivera Cambas. México pintoresco, artístico y monumental... México, Imprenta de la Reforma, 1880. Vol. I. p. 19-20).

En 1805, México cuenta con unos 130,000 habitantes, que para 1811 han aumentado a 168,846. 

En su aspecto externo, "todavía en el año de 1810, la ciudad de México presentaba en casas, palacios, hospitales y conventos, modelos de cada uno de los estilos que en el curso de tres centurias habían caracterizado la arquitectura colonial, desde el plateresco hasta el churriguera, que tanto predominó en el siglo XVIII... Apenas comenzaba Tolsá a hermosear la ciudad con sus elegantes y clásicos edificios" (Luis González Obregón. México 1810. Editorial Stylo, 1943, p. 19-20).

Aún después de consumarse la Independencia, nuestra ciudad conserva su apariencia monacal. Las crónicas de los viajeros de la primera mitad del siglo XIX coinciden en alabar su importancia, la suntuosidad de sus templos, el magnífico aspecto de sus edificios y la rectitud de sus calles, que contrastan con el descuido y suciedad de los arrabales y el abandono de los servicios urbanos. En el México de entonces no existían plazas públicas ornamentales: las que había se destinaban a sitios de carruajes y a la ordeña del ganado. 

La ciudad fue erigida en Distrito Federal, comprendiendo sus alrededores, en noviembre de 1824. Los sucesivos gobiernos atienden, en la medida de sus posibilidades, los servicios públicos más urgentes. Sin embargo, todavía en 1850, el aspecto de la ciudad en lo referente a ornato, limpieza y alumbrado de las calles, pavimentación y embanquetado de calles, sigue siendo desastroso. 

Entre las primeras obras de planificación de la etapa independiente, cuenta la ampliación de la Avenida de los Hombres ilustres (Ave. Hidalgo), que se inició en 1852; la empresa prosiguió, aunque interrumpida por las contingencias políticas; en 1879 la demolición del antiguo acueducto de la Mariscala llegaba ya a la Tlaxpana. El acueducto de la Verónica se fue sustituyendo por cañería subterránea. 

Al principiar la segunda mitad del siglo XIX, la ciudad tenía 245 manzanas, 304 calles, 140 callejones, 90 plazas y plazuelas, y 4,100 casas de piedra (Marcos Arróniz. Manual del Viajero en México. París, Librería de Rosa y Bouret, 1859, p. 38). La municipalidad de México seguía conservando su división colonial en 8 cuarteles mayores y 32 menores.

Por decreto del 22 de agosto de 1851, se fijaron como suburbios las calles y plazas que quedaban fuera de una línea imaginaria que pasaba a espaldas de la iglesia de San Hipólito, la estatua de Carlos IV, la puerta de la Ciudadela; al oriente de la iglesia de San Pablo, por el convento del Carmen y llegaba al puente Blanco. [José I., Cossío. Guía retrospectiva de la ciudad de México, 1941, p. 320-321]

La verdadera transformación de México comienza después de la Reforma, debido a las diferentes leyes que afectaron las propiedades de la Iglesia. Se inicia en 1861, al efectuarse la refundición de los conventos de la misma orden, y culmina con la ley de exclaustración de religiosas y religiosas de febrero de 1863, la nacionalización de bienes eclesiásticos y la secularización de cementerios, hospitales y establecimientos de beneficencia. 

De 1856 a 1861, los reformadores demolieron los conventos de San Fernando, Santo Domingo, San Agustín, San Francisco, La Merced, La Concepción, etc. Nuevas vías de comunicación se abren paso entre los escombros y nuevos edificios surgen sobre los cimientos de los templos arruinados. Varios conventos e Iglesias no afectados por el derrumbe, se destinaron a otros usos: bibliotecas, escuelas, cuarteles.

La breve etapa que corresponde al Imperio de Maximiliano afectó sobre todo la composición demográfica de la capital, atrayendo vecinos europeos que se radican sobre todo en las colonias de Santa María y de Guerrero, y favoreció el crecimiento radial de la ciudad con la apertura de nuevas avenidas, como el Paseo de la Reforma, iniciado en 1864, que determinará la creación de colonias aristocráticas, situadas al sur. 

A la restauración de la República, el cuadro que presentaba la ciudad era poco alentador. Un cronista la describe como una "ciudad poco higiénica, de sucias calles, con defectuosísimos desagües, de nula corriente y mal dispuestas; cuyas vías públicas en general se inundaban de acera a acera en pleno tiempo de aguas; con malos pisos de piedra y peores embanquetados, con alumbrado escaso y deficiente…” [Galindo y Villa. Historia sumaria de la ciudad de México. México. Editorial Cultura, 1925, p. 209]

Uno de los primeros cuidados del gobierno republicano consistió en el levantamiento de un plano de la ciudad, en 1869. La superficie de la ciudad para esta fecha era de 15,329.113 metros cuadrados y la longitud de su perímetro de 15.681 m. de N. a S., desde la Garita de Peralvillo a la de la Candelaria (Calzada de San Antonio Abad), se cuentan 4,500 m.; y de E. a W., del Puente de San Lázaro hasta San Cosme, 4800 m. [Ibid. p. 199]

La paz porfiriana, aunque negativa en lo político, propició un extraordinario desarrollo de la ciudad, tanto en extensión superficial y aumento de densidad, como en el incremento de los servicios públicos. 

A partir de 1880, en terrenos que habían pertenecido a los ejidos de la ciudad, aparecen sucesivamente, dilatando el perímetro urbano por diversos rumbos, las colonias de La Teja y Violante (1882), Morelos (1886), del Rastro, Indianilla e Hidalgo (1889); San Rafael (1890); Limantur y Candelaria Atlampa (1891); Díaz de León y de la Maza (1894); del Paseo (1897); Peralvillo (1899); Condesa, Roma y de la Bolsa (1902); Nueva del Paseo (1903); Cuauhtémoc (1904); de La Viga (1905); Escandón y de los Arquitectos (1909); del Chopo (1910); Balbuena y otras (1903); Juárez, del Paseo y de Bucareli o Americana (1906). 

En 1887, el Distrito Federal tenía una extensión superficial de 1,200 kilómetros cuadrados. Formaban el Distrito Federal la Municipalidad de México y Prefecturas divididas en municipalidades: Municipalidad de Tacubaya (Tacubaya, Tacuba, Cuajimalpa, Santa Fe y Mixcoac); Tlalpan (Tlalpan, San Ángel, Coyoacán, Iztapalapa, Iztacalco); Xochimilco (Xochimilco, Milpa Alta, Tulyehualco, San Pedro Actopan, Oxtotipan, Mixquic, Tláhuac, Hastahuacan), y Guadalupe Hidalgo (Guadalupe, Azcapotzalco).

Los decretos del 15 y 17 de diciembre de 1898 fijaron los límites del Distrito Federal, dividiéndolo en 13 municipalidades: México, Guadalupe Hidalgo, Azcapotzalco, Tacuba, Tacubaya, Mixcoac, Cuajimalpa, San Ángel, Coyoacán, Tlalpan, Xochimilco, Milpa Alta e Iztapalapa, a cargo de prefectos políticos. El decreto del 28 de julio de 1899 circunscribió la Municipalidad de México limitándola al N. por las de Azcapotzalco y Guadalupe Hidalgo; al E. y  SE. por la de Iztapalapa; al S por la de Mixcoac; al S. W. por la de Tacubaya, y al W. por esa misma municipalidad, la de Tacuba y parte de la de Azcapotzalco. Su extensión superficial se calculó en en 20.000,000 de metros cuadrados. 

Para los efectos del dictamen aprobado por el ayuntamiento, en mayo de 1904, se supone a la ciudad dividida en cuatro cuadrantes, cuyos ejes se cruzan en la esquina del Correo Central. 

A principios del siglo actual, la ciudad ha triplicado sus dimensiones superficiales y sigue ensanchándose sobre todo al Oeste y Sudoeste. 

Según los datos suministrados por las guías de la ciudad de esta época, la ciudad, que en 1892 contaba con 554 manzanas que formaban 950 calles, 15 plazas y 66 plazuelas, hacia 1905 tenía ya 1,300 calles, 69 plazas y varios jardines. 

De 1895 a 1905 se mejoran notablemente los ramos de mercados, paseos, jardines, comunicaciones urbanas, alumbrado, saneamiento, pavimentación, abastecimiento de aguas potables, drenaje, vigilancia pública, etc., y se inicia una etapa de construcción de obras de utilidad común y de ornato. 

De 1891 a 1900 se extiende progresivamente la pavimentación con adoquines de asfalto, que en 1903 se sustituye por el sistema de láminas de asfalto. En 1896 se cambia el sistema de tranvías por tracción animal, por los tranvías eléctricos, y se implanta el alumbrado eléctrico en las calles céntricas. Un año después se sustituye el sistema de atarjeas y colectores por otro más moderno. 


(Tomado de Ruiz Castañeda, María del Carmen. La ciudad de México en el siglo XIX. Colección popular Ciudad de México #9. Departamento del Distrito Federal. Secretaría de Obras y Servicios, 1974).

domingo, 11 de mayo de 2025

De las nieves al desierto


 

De las nieves al desierto


Hace doscientos ochenta años vino a México un hombre procedente de los Alpes bávaros. De cuantos lugares conoció, nada le apasionó tanto como un desierto en el que "la vida es sólo permitida a quien la merece”.

Y tanto empeño puso por explorarlo, que pasó veinticuatro años caminando a pie por aquellos calderos de arena. La muerte misma tuvo que ir por él hasta el desierto; se llamó Francisco Eusebio Kino, y su paraíso: el Desierto de Altar, en Sonora. 

Seducidos por uno de los caminos narrados por ese hombre increíble, lo recorremos. Va de Bahía Kino a Caborca, después de desvanecerse al cruzar el Bacavochi, volverse mil veredas antes de llegar a Casa Vieja, y dar rodeos y tumbos a su paso por El Burro, Bonancita y Bámori. 

Lo que ahí se ve puede ser ensueño o ser pesadilla, realidad o espejismo, pero nadie puede quedar impasible, no en ese país donde las rocas truenan de frío por la noche y de calor al mediodía. Hay zonas donde la arena es de cuarzo y la luz viaja en mil direcciones. La vida se rige por la implacable cronometría solar: cero animales, cero movimientos durante las horas de luz total; infinita acción de animales y alimañas durante el ciclo de la sombra. Todo es gigantesco, desde la silenciosa soledad hasta los fantasmales "cirios", cactus de 8 y hasta 10 metros de altura. Es el lugar donde usted puede pararse en un sitio jamás hollado desde la creación del mundo. 

Una advertencia, y muy seria: no se aventure sin la compañía de un lugareño conocedor. Las veredas o "rodadas" se multiplican y separan de pronto y ninguna va a ninguna parte; pueden hacer que se consuma todo el combustible y usted seguir en un laberinto.

Por lo demás, es fascinante la tierra donde "sólo vive el que lo merece”.


(Tomado de: Möller, Harry. México Desconocido. INJUVE, México, D. F., 1973)

miércoles, 7 de mayo de 2025

Animales en la lengua mexicana actual II

 


Nombres de animales II


Aquí algunas de las frases que se componen de nombres de animales:


Le hicieron de chivo los tamales 

tiene corazón de pollo 

es chiva 

ahí te viene el Oso Barías 

se le brincan las cabras


Se le van las cabras al monte 

le rechinga la marrana 

póngase víbora 

chivateó 

lo agarraron de su marranito 

El borrego 

según el sapo es la pedrada 

está caballón


No seas mula 

móchate con las guajolotas 

es grillo 

el gusano que se aloja en el anochecer del amor 

es tiburón 

la pura borregada 

es delfín


Es mariposa 

huele a chivo 

no te empiojes 

ese güey es mariposón 

hay que agarrar al toro por los cuernos


Muévete o te empiojas 

los ostiones que habían Torreón 

te hizo mosca 

iba hecho la cochinilla 

saca la mosca 

los ostiones que había en Tokio con crema de Osaka 

es conejo 

saca las tortugas 

es mapache


Se las da de muy gallito 

te pesan las tortugas 

salto de otro corral 

se engalló 

ya tienes pelícanos en el embarcadero 

Se aleonó


Gateo en la noche 

nomás no te pongas muy león, eh güey?

se sacó la rifa del tigre 

órale güey entuza el varo! 

es un mono muy cagado


Anda como gallina culeca 

está pollo 

le jala el pescuezo al ganso 

le ruge la pantera 

me canso ganso 

ni para enyerbar un perro sirve 

a la ver gatos, no hay ratones 

lo cuatrearon como coyote 

ese güey es muy cotorro 

no des brincos de chapulín 

al haber garrapatas 

le arrimó el camarón 

se cree muy pantera 

Trae el puro camarón 

si no leo me aburro 

nomás te andas paveando 

hueles a león



Quedó bien ardilla 

le corretean las lombrices 

hijo de perra 

no sé si le funciona la ardilla!

parece burro manadero 

se quedó como el perro de las dos tortas 

estaba como burro en primavera 

es puro pájaro nalgón 

nalgas de víbora 

me dicen el burro espacial: porque soy el burro que fue a Marte 

chichis de gallina 

corazón de pollo


El papá de los pollitos 

es gallina ponedora 

No más andas de grillo 

Le aventó los perros 

lo coyoteó 

ese güey nomás es piojo 

qué oso 

nomás no pela un chango a cachetadas 

La oveja negra 

vamos a bailar el oso 

No seas culebra 

darle de puñaladas al oso 

el pavo roso 

los zorrearon 

qué oso hiciste

Se azorrilló

tu amiga... la araña esa 

rata de dos patas 


hijo de loba 

está perro 

¿Qué pez?

se pone flamenco


Le dio pajarilla 

Cenó chango en adobo 

la vaca es muy tetona 

la perica 

te relleno el pavo roso 

le chilla la ardilla 

la guajolota 


le tiró los canes 

andas en la grilla 

viejo zorro 

se engoriló 

es un chango culero 


El coyote cojo 

La res tirada 

ave de mal ágüero 

le ruge la pantera


El pato ano 

tirar la nutria al río 

le hicieron de chivo los tamales 

No le busques tres pies al gato 

el pato ancho 

mejor pájaro en mano que ciento volando... me agarras cansado 

el pato Culiacán 


échate una manita de gato 

tú qué sabes de puercas a medias 

a otro perro con ese hueso 

al pato chimuelo 

tú qué sabes del amor si nunca te ha besado un burro 

el pato mil arrugas 

al tiro que ese güey es conejo



Ves burro y se te ofrece viaje 

lo agarraron como al tigre de Santa Julia 

el pato apestoso 

te huele el osito Bimbo 

ahí te lo laballenas que luego te apescaditos 

Qué bonitos ojitos pajaritos!

el pato madre 

camarón que se duerme... amanece en ceviche 

el pato anodino 

nos vemos al ratón 

ese güey es la mera rata 

el pato Aniceto 

toma chango tu banana 

terco como mula 

según el sapo es la pedrada


El pato Anacleto 

se te ve el pajarito 

ponte trucha 

el pato culei 

vas como el cangrejo 

se hizo ojo de hormiga 

el pato chupatruzas 

al ratón nos vemos 

el pato llamamoscas 

hay que hacer la vaca 


gato madre 

de noche todos los gatos son pardos 

me aburrí 

se engoriló


Tu di rana y yo salto 

le dicen el pájaro quema Marías 

No seas borrego 

es una vieja lagartona 

es el pájaro mea garras 

es el caimán 


me duele el puerquecito 

préstame tu perro Rito ó

pásame a tu perro Rón


No seas cabrón 

mío dijo el gato 

se le va la cochina al monte 

chivo brincado chivo pagado 

ya se me cansó el caballo




(Tomado de: Amman, Guya (Autor), Luter Meza Bernal (investigación) y Bernardo Martínez Torres (ilustraciones) - Enciclopedia de los legoritmos mexicanos. Tercera Edición, S. A. de C. V. México, 2020).

jueves, 1 de mayo de 2025

Roberto Gavaldón


 Roberto Gavaldón

(director)

(1906-1986, Chihuahua, México). Se dice que Roberto Gavaldón Leyva desde joven se fue a Hollywood para trabajar como extra en el cine, actividad que continúa en México durante 1932. Como su vocación era la realización, comienza como asistente de director. Pronto asimila las técnicas del cine y en 1944 debuta con La barraca, filme al que le da gra calidad y solidez, colocándolo entre los mejores cineastas de esa época (Emilio "El Indio" Fernández, Alejandro Galindo, Julio Bracho, Fernando de Fuentes e Ismael Rodríguez). Otras películas que realizó son Rayando el sol  (1945), La casa chica (1949), La diosa arrodillada 1947), El rebozo de Soledad (1952), El niño y la niebla (1953), Macario (1959), Rosa blanca (de 1961, la cual, por problemas de censura, estuvo enlatada más de 20 años), Doña Macabra (1971) y El gallo de oro (1964); además dirigió algunas producciones norteamericanas como El pequeño proscrito y la última cinta que realizó fue Cuando tejen las arañas en (1977). 

Amelia Camarena


(Tomado de: Dueñas, Pablo, y Flores, Jesús. La época de oro del cine mexicano, de la A a la Z. Somos uno, 10 aniversario. Abril de 2000, año 11 núm. 194. Editorial Televisa, S. A. de C. V. México, D. F., 2000) 

lunes, 28 de abril de 2025

El kiosko morisco: DF

 


El kiosko morisco: D.F.

El único kiosco morisco de fierro fundido que hay en el mundo no está en Arabia, ni siquiera en España. Se encuentra en México, y para ser más precisos, en la colonia Santa María la Ribera de la Ciudad de México. 

Aparte de ser morisco, tiene otras particularidades. Es totalmente desarmable, y a pesar de que está a punto de cumplir un siglo se conserva en buen estado. Fue concebido como stand para que México lo presentara en la exposición de Nueva Orleans, y así destacó por su alarde de originalidad y talento de los mexicanos. El kiosko tuvo un costo aproximado de 250 mil pesos de aquel entonces.


El arquitecto Castro Reguera, quien dirigió la última restauración, opina que fue la respuesta de México a los alardes mundiales del empleo de fierro fundido en la construcción, luego de que empezó a usarse en la exposición de París con la Torre Eiffel. 

La respuesta de México sorprendió a todos, pues si bien se necesitaron 20 carros de ferrocarril para trasladarlo a la ciudad de Nueva Orleans, nuestro kiosko dejó a los conocedores con la boca abierta, ya que todas las construcciones moriscas de la época estaban hechas con estuco o yeso, y el kiosko mexicano es de fierro fundido, tiene la belleza del estilo morisco y es totalmente desarmable y transportable. 

De diciembre de 1884 a mayo de 1885 el kiosko morisco estuvo montado en Nueva Orléans, donde obtuvo cinco diplomas de reconocimiento. De allí el kiosko morisco fue a Centroamérica, siempre como pabellón de exposiciones mexicanas. Al regresar a México fue instalado en la Alameda Central, pero como nadie es profeta en su tierra: fue concesionado a una lotería de monitos. En 1920 pasó a adornar lo que entonces era una colonia exclusiva, Santa María la Ribera. Poco a poco fue cayendo en el abandono, hasta que se convirtió en campo de fútbol y en basurero. 


En los años cincuenta el regente de la ciudad Ernesto P. Uruchurtu lo mandó a restaurar, sólo que no se empleó la técnica adecuada y a fines de 1977 el gobierno capitalino volvió a ocuparse del kiosko, confiándole la restauración al arquitecto Jorge Castro Reguera, asesorado por Bellas Artes. 

La restauración tardó casi un año, el kiosko recobró su dignidad y ahora es de nueva cuenta adorno y orgullo de la Alameda de Santa María, donde se encuentra el único kiosko morisco de fierro fundido que hay en el mundo.


(Tomado de: Sendel, Virginia - México Mágico. Editorial Diana, S.A. de C.V., México, D.F., 1991)