La luz que hace al dios: Yucatán
Dios hizo la luz, dice la Biblia... pero en el mundo maya la luz hace al dios…
En este día se hace la luz, Chilam preside la ceremonia…
El fenómeno sucede cada 21 de marzo y 23 de septiembre. Inciensos, cascabeles, flautas y tambores purifican el recinto para su dios, el que está por traer la luz, un dios de 34 metros de largo, acéfalo... un dios que ansioso busca su cabeza para reunirse con ella... la tiene que encontrar... tiene que llegar a reunirse con ella para que el ciclo de la vida continúe…
El futuro de todos está en manos del dios Kukulkán, en su voluntad, en su capricho. Si decide hacerse presente, si llega a la escalinata de su máximo templo, la vida seguirá, las aguas llegarán, la siembra crecerá, el sol se hará presente durante todo el siglo…
Pero si opta por esconderse tras las nubes, por no entroncar con su cabeza, el ciclo se detiene... y la vida también. No hay mañana. Sin la aparición de Kukulkán no hay esperanza, no hay nada…
A partir del mediodía cada minuto, cada segundo aumenta la expectación. Es el equinoccio: cientos de personas cubren el suelo del recinto sagrado: al igual que hace siglos, va a suceder un fenómeno único en el mundo… si Kukulkán lo quiere, desciende para asombrarnos otra vez con los adelantos del maya, su ciencia, su astronomía y astrología… y con su cálculo. Si llega, siempre es puntual.
El fenómeno se inicia poco a poco y va cobrando fuerza. Si Kukulkán quiere, la luz solar se proyecta y forma una ondulación y otra y otra y otra conforme sigue el Sol su curso... el sol desciende sobre su escalinata... poco a poco se hace visible el largo y poderoso dios maya.
Y sigue bajando, bajará por las nueve gradas que abarcan los 365 escalones de su templo... (364 escalones y una plataforma).
365 días de su año que es todavía el nuestro. Sigue bajando, le falta entroncar con su cabeza... debe unir cada triángulo con otro y otro, para integrarse a su nueva vida. Lo hará al bajar los 52 entrepaños... 52 entrepaños, 52 entrepaños... un siglo maya…
Baja por los 23 metros de altura de la pirámide del Sol, que es su castillo, y así el centro ceremonial cobra vida.
La mayoría se asombra, algunos se asustan, otros se felicitan por haber tenido la suerte de atestiguar esta maravilla, porque esta vez decidió bajar... permitir una vez más que el ciclo continúe, que la tierra se cultive, que el agua caiga, que los seres se reproduzcan, que la vida siga…
Tardó varias horas en descender pero lo hizo cual debe ser con sus siete triángulos isósceles de luz y de sombra y durante 10 minutos permaneció completo. Hizo gala de su poder, de su magia, una que le permite ser sin haber sido…
Diez minutos en los cuales inspeccionó la belleza y magnificencia de la arquitectura maya... en los que recordó los juegos de pelota…
Minutos en los que desde los observatorios supervisó lo que queda de la ciudad sagrada de los mayas... y el cenote en donde le ofrecían doncellas y su casa de mil columnas…
Diez minutos... de toda su magia... una magia que por cierto perdió México durante un tiempo porque fue comprada por Edward Thomson, un cónsul norteamericano, en el año 1890 y por la cantidad de 75 dólares... 250 kilómetros cuadrados de nuestro Chichén Itzá a un extranjero, pero por fortuna fueron recuperados 20 años después a cambio de un millón de pesos…
Y fue así que nos quedamos con Chichén, con Kukulkán y su cita eterna con la magia, la que se da en Yucatán, la tierra de los papatzules, los quesos rellenos y la cochinita pibil... de los trovadores, compositores y músicos.
Aquí se quedó la magia del dios maya y aquí seguirá ciclo por ciclo hasta que Kukulkán así lo disponga.
(Tomado de: Sendel, Virginia - México Mágico. Editorial Diana, S.A. de C.V., México, D.F., 1991)
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