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TODO EN FIDEL ERA DISCRECIÓN... INCLUSO LA MUERTE
"El que se mueve no sale en la foto", ésta es, sin lugar a dudas, una frase perfecta para entender la figura de Fidel Velázquez, quizás uno de los líderes sindicales sobre los que más rumores se han creado. Que si se dormía en las conferencias, que si fue de ultraizquierda durante su juventud, que si amenazaba a los presidentes de la República con pararles el país, que si fue amante de las más bellas actrices mexicanas.
Hombre de disciplina radical, Fidel Velázquez representa como nadie al sistema político mexicano. Orador magnífico, fue líder de la CTM hasta su muerte, sucedida varios años después de lo esperado. Fue un hombre con un poder absoluto, capaz de amagar huelgas nacionales sin llegar jamás a una, dando a cada régimen lo que éste requería: disciplina, sometimiento, acarreados, cuerpos de choque. Destruyó el sindicalismo blanco y ahuyentó lo que él mismo llamaba "el fantasma comunista".
Pero si hubo un rumor que corrió sobre su humanidad fue el de su muerte. A Fidel Velázquez lo mataron muchos y muchísimas veces. Pero siempre, o casi siempre, resucitó.
La primera vez que lo enfermaron de muerte fue cuando tenía treinta años antes de que ésta sucediera. Todos los años el rumor sobre su delicado estado de salud aparecía no sólo en la prensa sino en las valoraciones políticas de los altos mandos, quienes debían preparar el cambio, acercarse a nuevos interlocutores, temer la desbandada obrera. Pero, como él lo dijo alguna vez en una entrevista, "la muerte es algo que tengo superado".
"Están ustedes hablando con un muerto", farfullaba en el interfón Fidel Velázquez Sánchez cuando se burlaba de los reporteros que corrían tras el enésimo rumor de su muerte.
Año tras año seguía ahí, y el rumor partía de nuevo: todas las enfermedades posibles, todos los desencuentros con grandes figuras, y él seguía ahí. Tan igual, que se llegó a decir que sólo tenía un traje, aunque en realidad tenía sesenta iguales.
Fiel a su partido, Fidel apareció en cuanto acto político fue necesario: ceremonias, asambleas, conferencias... ciertamente siempre vestido con el mismo traje oscuro, lentes negros, bien peinado. Hombre de fino sentido del humor, decía: "[Esos rumores] no me debilitan, me dan fuerzas porque he de tener poder para poder resucitar". En 1997 se cansó de vivir, y como siempre los tiempos son peores,: se perpetuó en la Güera Rodríguez Alcaine, su versión empeorada, que nos recuerda aquella frase del legendario Murphy: "Todo siempre puede ir a peor".
(Tomado de: Marcelo Yarza - 101 Rumores y secretos en la historia de México, Editorial Grijalbo, Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F., 2008)
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