De la persecución de Villa
Patria México, febrero veintitrés,
dejó Carranza pasar americanos:
dos mil soldados, doscientos aeroplanos,
buscando a Villa, queriéndolo matar.
Después Carranza les dijo afanoso:
-Si son valientes y lo quieren combatir,
concedido, les doy el permiso,
para que así se enseñen a morir.
Comenzaron a echar expediciones,
los aeroplanos comenzaron a volar,
por distintas y varias direcciones,
buscando a Villa, queriéndolo matar.
Los soldados que vinieron desde Texas
a Pancho Villa no podían encontrar,
muy fastidiados de ocho horas de camino,
los pobrecitos se querían regresar.
Los de a caballo ya no se podían sentar,
mas los de a pie no podían caminar;
entonces Villa les pasa en su aeroplano
y desde arriba les dijo: -Gud bay.
Cuando supieron que Villa ya era muerto,
todos gritaban henchidos de furor:
-Ahora sí, queridos compañeros,
vamos a Texas cubiertos con honor.
Mas no sabían que Villa estaba vivo
y que con él nunca iban a poder;
si querían hacer una visita
hasta la sierra lo podían ir a ver.
Comenzaron a lanzar sus aeroplanos,
entonces Villa un buen plan les estudió:
se vistió de soldado americano
y a sus tropas también los transformó.
Mas cuando vieron los gringos las banderas
con muchas barras que Villa les pintó,
se bajaron con todo y aeroplanos
y Pancho Villa prisioneros los tomó.
Toda la gente de Chihuahua y Ciudad Juárez
muy asombrada y asustada se quedó,
sólo de ver tanto gringo y carrancista
que Pancho Villa sin orejas los dejó.
Qué pensarán los "bolillos" tan patones
que con cañones nos iban a asustar;
si ellos tienen aviones de a montones
aquí tenemos lo mero principal.
Todos los gringos pensaban en su alteza
que combatir era un baile de carquís,
y con su cara llena de vergüenza
se regresaron en bolón a su país.
(Tomado de: Mendoza, Vicente T. – Corridos mexicanos. Lecturas Mexicanas #71; 1a serie. Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1985)
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