lunes, 20 de mayo de 2024

Jorge González Camarena


Jorge González Camarena,

muralista tras el muralismo.

Ciudad de México, abril de 1976.


El muralismo está ligado a la humanidad. Desde que existió el hombre de las cavernas, éste empieza a pintar en los muros. Luego sigue floreciendo en todas las culturas: en la egipcia, babilónica, griega, etc. En México también hay pintura muralista desde los albores de la humanidad.

Jorge González Camarena fue Premio Nacional de Artes en 1970 y seleccionado para ejecutar un retrato de Miguel Ángel para el Museo de Caprese (cerca de Florencia), por el cual se le otorgó ahí mismo el grado de "commendatore".

Me recibió en su antiguo estudio de Taxqueña, ya que el nuevo queda por el Ajusco y "hubiera tenido que guiarla por lo enredado del camino". 

Maestro hábleme de su obra muralista ¿cuál considera la mejor?

Soy de la generación de los que todavía damos la pelea (refiriéndose a Anguiano, Chávez Morado, O'Gorman, Guerrero Galván). La obra que considero más cabal y completa, en la que me sentí más realizado, fue la que hice en la Universidad de Concepción en Chile, en 1967. Ofrecía muchos problemas y quizás eso fue lo que me hizo encontrar soluciones más originales, específicas e interesantes; el tema de esta obra fue la integración de América Latina. En México entre otros pinté los murales del edificio Guardiola, que por cierto se destruyeron durante el temblor del 57; los del Seguro Social del Paseo de la Reforma; en el Castillo de Chapultepec, la Sala de la Conquista y la de la Constitución; y en los últimos dos años y medio los murales en el Instituto Mexicano del Petróleo. En Monterrey tengo uno en la rectoría del Tecnológico 

-¿Dentro de qué escuela se inscribe su pintura?

Creo que en términos generales mi pintura está dentro de lo que se llama "realismo mexicano", el cual yo considero que se ha venido forjando en tres tiempos: el primero, a mediados del siglo pasado con los pintores del movimiento liberal, que adoptaron temas históricos de México. Esto originó un choque, porque los pintores internacionalistas sostenían que los temas de nuestra historia no eran dignos de ser llevados al arte. En el segundo tiempo se cambia la forma de pintar y se toman temas contemporáneos, vivos y populares de nuestro país, esencialmente sus costumbres. El tercer tiempo plantea que la pintura debe ser con temas mexicanos no solamente costumbristas, por ejemplo pintar la Torre Eiffel y que resultara ser una pieza de pintura con colorido y sentimientos nuestros. Esta es la época de Diego, de Orozco, de todos ellos. Mi pintura en lo particular está dentro del realismo mágico, pero de la escuela mexicana. Fui fanático de aquella época y hasta fui a buscar a los pueblos la esencia de la mexicanidad. Inclusive pasé tres años en un convento en reconstrucción, en Huejotzingo, donde me incrusté para trabajar con gran tenacidad.

¿Qué tan cierto es que el muralismo está por desaparecer?

Mire, el muralismo reapareció en los años 20 con un nuevo enfoque, pero ha existido siempre, aquí y en el mundo. ¿Por qué, de repente, de ahora en adelante no se va a realizar la pintura mural? ¡Es estúpido!


(Tomado de: Krauze, Hellen – Pláticas en el tiempo. Serie: Alios Ventos. Editorial Jus, S.A. de C.V. México, D.F., 2011)

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