lunes, 1 de marzo de 2021

Mexicanos, espías de los nazis

(Oficinas de simpatizantes del Partido Nazi, ubicadas en la calle de López 23, Cd. de México)
 

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¿HUBO MEXICANOS QUE FUERON ESPÍAS DE LOS NAZIS?

Durante la Segunda Guerra Mundial reconoció la importancia que tenía para ellos contar con México como uno de sus aliados. No sólo necesitaban el petróleo de nuestro territorio para la Blitzkrieg (guerra relámpago), sino que también les resultaban imprescindibles otros recursos minerales utilizados en la fabricación de armas. Además, por la ubicación geográfica de nuestro país, haber tenido bases militares aquí les hubiera sido de tanta ayuda que el final de la guerra podría haber sido muy distinto.

Fue por esto que los alemanes llevaron a cabo diversas operaciones en nuestro territorio -todas las cuales han sido negadas por la historia oficial y vueltas uno de los secretos mejor guardados de México-, desde la Operación del Opio, con la que buscaban inundar de narcóticos -fundamentalmente marihuana, heroína y opio- las bases norteamericanas de California, hasta diversas operaciones de propaganda -los nazis utilizaron a Telesistema mexicano como la puerta principal de entrada de sus mensajes hacia América Latina-, de apoyo a los movimientos de ultraderecha contrarios al gobierno mexicano y de cooptación de altos funcionarios, gracias a quienes podrían evitar las prohibiciones de comercio que se les habían impuesto desde Estados Unidos.

En cada una de las operaciones mencionadas, así como en las referentes al mero tráfico de información clasificada, los servicios secretos nazis, la Gestapo y la Abwher, tuvieron cómplices, aliados y sirvientes mexicanos. Al final, el entramado tendido por Hitler llegaba a todos los rincones del país, a todos los sectores políticos y a todas las clases sociales. Hilda Kruger, la bellísima actriz alemana elegida por Goebbels y el Führer para iniciar la red, había cumplido su cometido. Enamorados de ella estuvieron Ramón Beteta y Miguel Alemán; el entonces secretario de Gobernación incluso le puso un departamento en la otrora lujosa colonia Roma. Las puertas del gobierno y de la sociedad mexicana se les habían abierto.

Junto con Hilda Kruger, quien se ocupó de los hombres del poder político, llegaron a México el entonces hombre más rico del mundo, el suizo Hans Werner, quien tendió la red con los millonarios locales; el multimillonario petrolero Jean Paul Getty, quien se relacionó con los responsables del hidrocarburo y con los movimientos contrarios al régimen, y el actor estadounidense Errol Flynn, quien tendió el manto sobre la alta sociedad nacional y transportaba droga y armas a bordo del Sirocco, su lujoso yate.

Entre los hombres con quienes mayores relaciones sostuvieron, y quienes más apoyaron a la Alemania nazi, los que fungiendo no sólo como espías sino también como aliados del Führer, se pueden mencionar a: Maximino Ávila Camacho, el hermano del presidente Manuel era el encargado de la red de suministro de petróleo; Ramón Beteta y Miguel Alemán, los amantes de Hilda que facilitaron la entrada y la salida de los agentes de la Abwher y que fomentaban la comunicación entre los gobiernos de México y Alemania; Francisco Javier Aguilar González, el general que creara y liderara el cártel del opio; el general Juan Andrew Almazán, a quien los nazis apoyaran durante su campaña por el poder y durante su posterior intentona de rebelión -cabe señalar aquí que este apoyo se transfirió después al movimiento sinarquista, entre cuyos líderes estaba Salvador Abascal-; Donato Bravo Izquierdo, quien fuera gobernador de Puebla; Gonzalo N. Santos, ex gobernador de San Luis Potosí, y, entre los empresarios, vale la pena señalar a Azcárraga Vidaurreta, quien apoyó a los nazis transmitiendo su propaganda a través de la estación de radio W.

(Tomado de: Marcelo Yarza - 101 Rumores y secretos en la historia de México, Editorial Grijalbo, Random House Mondadori, S.A. de C.V., México, D.F., 2008)


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