El fuerte de San Diego de Acapulco fue erigido al fondo de la gran bahía, en la cima de un cerro. Por la importancia que adquirió Acapulco desde mediados del s. XVI -era el puerto de entrada de las mercancías llegadas del Oriente- el virreinato decidió protegerlo de los ataques piratas. La obra se construyó de 1778 a 1784; resultó muy deteriorada a consecuencia del terremoto ocurrido en 1776 y fue reconstruida en el último tercio del s. XVIII, según proyecto del Ing. Miguel Constanzó.
Tiene una forma pentagonal regular y el recinto fortificado está constituido por 5 baluartes, unidos por otras tantas cortinas en cuyos interiores hay galerías abovedadas, con techo a prueba de bombas, para servir como alojamientos y depósitos de víveres y municiones.
La fortaleza tiene un foso cavado en la roca, que rodea al recinto; en el frente de gola se halla la puerta de entrada, a la que se llega por un puente fijo de mampostería y por un puente levadizo.
Fue asediada por primera vez y ocupada militarmente, el 20 de agosto de 1813 por Morelos, y recuperada posteriormente por los españoles. Constituyó el último baluarte del gobierno virreinal en la Costa del Pacífico, pues fue entregada al gobierno independiente el 15 de octubre de 1821. La atacó sin éxito Santa Anna en 1854, durante la Revolución de Ayutla. Durante la revolución maderista (1911) Acapulco fue, gracias a su fortaleza, la única ciudad de Guerrero que los revolucionarios no pudieron ocupar, no obstante que la atacaron con denuedo. Actualmente el fuerte es monumento nacional.
(Tomado de: Enciclopedia de México, Enciclopedia de México, S. A. México D.F. 1977, volumen IV, - Familia - Futbol)
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