lunes, 28 de agosto de 2023

El cartero

 


El cartero

Su silbato es el de la alegría, aunque a veces sin que él tenga la culpa, pueda ser del sobresalto y la tristeza. Nada, ni la noticia de recibir herencia, es tan esperada como él, porque esta noticia habría de llegar por su conducto.

Es la incertidumbre: "¡El cartero!" -Es la ilusión diferida: "¿No tengo carta hoy?..."

¿Qué hace usted? -preguntaron a cierto imberbe literato, y éste contestó: Por aquí, dando vueltas. ¡Como un tío vivo! -concluyeron los preguntones.

El cartero es un tío bueno que gana el pan de sus hijos dando vueltas, repartiendo de su gran valija de cuero, verdadera lámpara encantada, genios buenos y alguno que otro de mal humor. Si usted, lector, o yo, fuésemos de veras Aladino, estoy seguro de que le concederíamos tres deseos para el regalo de sus pies: las botas de siete leguas, la alfombra mágica y una bicicleta de carreras.

Yo conozco muchachas que lo atisban tras los visillos de las ventanas, como a un novio. A padres que lo esperan como al beso de sus hijos. A hombres llenos de soledad que lo aguardan como al amigo de las confidencias. La simpatía de su informal uniforme y gorra azul, quemados de sol y de cansancio, es unánime, y él lo sabe, pero sólo el Día del Cartero y por Navidad se atreve a ponerla a prueba. Es pobre, pero honrado. Sin embargo, les voy a contar un cuento que sucedió hace muchos años en la tierra de Fue y ya no Volverá.

Este era un cartero que tenía 10 hijos. Un día no tuvo para darles de comer, y extrajo de una carta un giro de $10.00. Entonces el Gran Visir, que era inflexible, lo condenó a 10 años de prisión.


(Tomado de: Cortés Tamayo, Ricardo (texto) y Alberto Beltrán (Dibujos) – Los Mexicanos se pintan solos. Juego de recuerdos I. El Día en libros. Sociedad Cooperativa Publicaciones Mexicanas S.C.L. México, D. F., 1986)

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