jueves, 21 de enero de 2021

Huehuetéotl, Dios viejo y del fuego

 

(Huehuetéotl, dios viejo y del fuego. Cultura totonaca. Clásico. Cerro de las Mesas, Tlalixcoyan, Veracruz)

Esta antigua deidad mesoamericana se representa con la figura de un hombre anciano, desdentado, que lleva sobre su cabeza un enorme brasero. Sus antecedentes los vemos en Cuicuilco, lugar que floreció antes de nuestra era, localizado al sur de la Ciudad de México. Siempre he pensado que la deidad representa los conos volcánicos tan abundantes en esa región del Valle de México. Uno de ellos, el Xitle ("ombligo"), con sus erupciones de humo y lava, acabó con ese centro urbano. En ese sitio surgieron las primeras representaciones del dios, en pequeñas piezas de barro en las que se observa el brasero que porta, y que para mí no es otra cosa que el cráter del volcán, que arroja humo. Sin embargo, una de las figuras más emotivas de esta deidad que rige el centro u ombligo del universo es la que proviene de la Costa del Golfo. Posee una calidad excepcional y muestra al anciano encorvado, con las características ya señaladas. En el brasero vemos la cruz, símbolo del dios y que representa los cuatro rumbos universales. En la cosmovisión de estos pueblos él es quien, con su sabiduría, guarda el equilibrio del universo con dioses beligerantes que ocupan los extremos de esos rumbos.

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(Tomado de: Matos Moctezuma, Eduardo - "Voces de barro" - Los ejes de vida y muerte en el Templo Mayor y en el recinto ceremonial de Tenochtitlan. Arqueología Mexicana, edición especial #81. Agosto de 2018. Editorial Raíces/Instituto Nacional de Antropología e Historia. Ciudad de México)

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