Apaches
Apaches, dibujo por García Cubas.
Conjunto de tribus
indias que pertenecen a la nación atabasca norteamericana. Vivían
ocasionalmente en el norte de México y eran temidos por su belicosidad, astucia
y resistencia. Nunca tuvieron organización política ni gobierno tribal fijo. Se
dividían en 10 tribus principales: tontos, coyoteros, chiricagües, gileños,
mimbreros, faraones, mezcaleros, llaneros, lipanes y navajos. Los españoles
llamaron también vaqueros y llaneros a los apaches mezcaleros, lipanes y
jicarilla que vivían en las planicies a orillas del Río Bravo. Su lengua es
parecida al navajo. Sus costumbres religiosas reflejan la influencia de los
Indios Pueblos. No fueron sometidos sino en 1886, después de larga resistencia,
bajo sus jefe Cochise, Victorio y Gerónimo, contra tropas norteamericanas y
mexicanas.
Los apaches eran el
tipo de indios que posteriormente fueron idealizados en Europa como pieles
rojas de extraordinario valor y destreza inigualada en el manejo de las armas y
en la cacería. efectivamente, las colonias militares establecidas a lo largo de
la frontera nada pudieron contra el azote apache hasta conseguir la ayuda de
los kikapús y de otras tribus indias. el gobierno norteamericano movilizó un
ejército numeroso y bien armado para dar caza a minúsculos grupos de indios, antes
de poder someterlos. fue una verdadera cacería humana que terminó con el
confinamiento de los supervivientes en reservaciones. algunas familias vinieron
a radicarse en Chihuahua. se estimó que los apaches que incursionaban en Sonora
a mediados del siglo XIX no pasaban de mil, o de 3 mil, si se contaban sus
mujeres e hijos. en cambio, Antonio García Cubas afirma que en 1876 no bajaban
de 10 mil los que asolaban Sonora, Coahuila y Chihuahua. podría ser que este
número incluyera también a los comanches, tan salvajes como los apaches, pero
enemigos de éstos.
los cronistas de la
colonia afirmaron que los apaches andaban desnudos. no fue así en el siglo XIX,
pues se les describe vestidos con unos calzoncillos de gamuza, una especie de
chaparrera y un gorro de piel de venado adornado con plumas, según la
jerarquía, y calzados con teguas que no se quitaban ni para dormir. las mujeres
se ponían enaguas que les llegaban hasta las rodillas y un cotón que les
colgaba hasta medio cuerpo cubriendo pecho y espalda. Usaban zarcillos de
varios colores y se embadurnaban la cara con almagre. eran primordialmente
carnívoros, aunque también comían pitahayas, bellotas, biznagas, piñones,
mezcal tatemado y otros vegetales silvestres. Hacían excelente trabajos de
cestería. Lo que más estimaban era el valor en la batalla y la habilidad en la
caza. Sus ideas religiosas eran rudimentarias, aunque se ha destacado el mito
de “la creación y el benefactor”. entre sus costumbres sociales se ha
mencionado la prohibición de trato entre suegra y yerno.
México tenía gran
número de aduares apaches en su territorio antes de los tratados de guadalupe
Hidalgo. Sus incursiones y depredaciones, que en ocasiones llegaban hasta
Durango, perjudicaron seriamente regiones norteñas. Cuenta Lumholtz en su
México Desconocido que “desde el límite de Estados Unidos hasta unas 250 millas
al sur, se encontraba bajo el completo poder de los salvajes apaches. Del
centro que ocupaban en sus montañas, estos merodeadores hacían incursiones
devastadoras en los estados próximos, al este y al oeste, cayendo sobre las
haciendas, entrando a pillaje en los pueblos, llevándose los caballos y
ganados, matando a los hombres y sometiendo a la esclavitud a mujeres y niños;
debido a ello se hacía impracticable el laboreo de las minas; las haciendas
quedaban desiertas, y las iglesias construidas por los españoles se reducían a
ruinas. Aquellos indios se habían hecho dueños absolutos de todo y eran tan
temerarios que hubo tiempo en que dedicasen cierto mes del año para sus pillajes,
al cual daban el nombre de la luna de los mexicanos, sin que ello fuera
obstáculo para robar en las otras estaciones. A menudo los perseguían las
tropas hasta las montañas; pero eran tan
diestros en el tiro, y se escondían tan bien en las fortalezas naturales de su
nativo dominio, que la persecución no daba nunca resultado y los mexicanos
estaban del todo paralizados por el terror. Dicha tribu se había convertido en
tan grande calamidad, que el gobernador de Chihuahua obtuvo de la Legislatura
un decreto por el cual se ponía a precio la cabeza de los apaches; pero pronto
tuvo que revocarse esta disposición, en vista de que los mexicanos, ávidos de
obtener la recompensa, se dieron a matar pacíficos tarahumares a quienes les
arrancaban la cabellera juntamente con la piel de la cabeza, todo lo cual, por
supuesto, era muy difícil probar que no pertenecía a los apaches”.
Ya no hay apaches
en México. Un etnólogo norteamericano, Thomas Hinton, de la Universidad de
Toronto, emprendió en 1960 una expedición para encontrar a los últimos (las
famosas 25 familias) en la región donde los libros y la vox populi los
colocaban: la Sierra Madre de Chihuahua. Al cabo de algunos meses de vana
búsqueda en las serranías, comprobó que su supuesta presencia sólo obedece a
una leyenda perpetuada por algunos autores, cada uno de los cuales se refiere a
la autoridad de su predecesor. Estos indios fieros y belicosos sólo sobreviven
en la exclamación popular; “¡Ay Chihuahua, cuánto apache!”. También llevan el
nombre de apaches los participantes de ciertas danzas. Son frecuentes entre los
danzantes religiosos del centro de la República. En las fiestas de Chalma se
pueden ver muchos grupos de las Cofradías de Apaches. Todos bailan acompañados
por jaranas de armadillo.
(Tomado de: Enciclopedia
de México)
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