Al morir don Luis de Velasco [1564], se hizo cargo del Gobierno la autoridad de la Audiencia, integrada por los doctores Pedro Villalobos, Jerónimo de Orozco, Puga y Villanueva, cuya administración provisional estaba representada en la persona del Lic. Zeinos. Dicha administración tenía un poder transitorio y limitado, ya que no podía obrar con la libertad debida, cosa que sólo podía hacer el virrey, persona nombrada por los gobernantes españoles. La Audiencia entregaba después el poder en manos del nuevo gobernante, quien entraba poco después en función de su cargo. Gastón de Peralta llega a México el 17 de septiembre de 1566.
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En verdad, muy breve fue el periodo de este Virrey, Gastón de Peralta, marqués de Falces. Celoso velador de su deber como gobernante interesado en el mejoramiento del país que se le confiriera para regir, tuvo el laudable gesto de fundar un hospital para ancianos, inválidos y niños, dotándolo de todos los adelantos y mejoras posibles, de acuerdo con su época. Felipe II le había encomendado vigilase que los frailes que salieran para España no llevasen consigo alhajas y joyas con las cuales comerciaban después de pisar tierras españolas, proporcionándose, en esta forma, grandes utilidades. Estas órdenes fueron cumplidas por el virrey, estrictamente. La vigilancia que, en tal sentido ejerciera, trajo consigo que dicho comercio se viera restado de las facilidades que al principio tenía. Por órdenes del propio Felipe II trasladóse de nuevo a España, abandonando el poder en 1568. Su gestión administrativa se distinguió, no obstante de su breve periodo, por su interés en impulsar el progreso del país.
(Tomado de: Soler Alonso, Pedro - Virreyes de la Nueva España. Biblioteca Enciclopédica Popular, #63, Secretaría de Educación Pública, México, D. F., 1945)
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