miércoles, 12 de febrero de 2020

Lupe Rivas Cacho


Nacida en la ciudad de México en 1894, desde los 13 años de edad asistió al Teatro Apolo donde participó en zarzuelas y operetas. Meses después huyó de su casa para incorporarse a la compañía de Manuel Castro, padre del empresario y músico del mismo nombre.
Realizó giras por Guadalajara, Monterrey y Mérida, y el 19 de julio de 1916 debutó en el Principal de la ciudad de México, interpretando un personaje cómico en la pieza española El bueno de Guzmán.
El repentino éxito explica su ingreso al cine mudo, vía el "hermoso" cinedrama La muerte civil (1917), de Domingo de Mezzi, y su ascenso a primera figura en el Teatro Lírico (1920), donde, al frente de su propia compañía, fue iniciadora de la revista mexicana de la sátira política.
Recorrió varios países del continente, así como barrios bajos de la ciudad de México: La Candelaria, Tepito, la calle de Manzanares y La Merced, de donde se inspiró para crear personajes populares e, incluso, adquirir su vestimenta, la cual -previa desinfección-, empleaba en el escenario.
En La ciudad de los camiones, La República lírica, La tierra de los volcanes y La rifa galante encarnó a la borracha Petronila y a doña Grifa, quien alegremente cantaba la popular copla: 

"Por aquí pasó
por aquí pasaba
la mariguanita
y se las aventaba
con doña Juanita
que era su hermanita..."

En quiebra total
En 1922 Diego Rivera la tomó como modelo para representar a "la comedia", en un mural ubicado en el anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria. La actriz aparece caracterizada como una mujer de pueblo, con rebozo rojo, blusa deshilada y falda azul. Luce largas trenzas, enorme sonrisa y brillantes ojos.
A juicio de muralista, la Rivas Cacho resultaba en escena "el equivalente exacto, en belleza siniestra y en alta calidad estética, de los mejores dibujos de Orozco". De su actuación, dijo, "era decididamente genial".
De 1923 a 1926 realizó gira con su compañía por España, Brasil, Uruguay, Argentina y Colombia. En un teatro de Armería, ciudad colombiana, fue asesinado su esposo Juan Arozamena, hijo mayor de Eduardo "El Nanche" Arozamena y autor, entre otras canciones, de "Las chiapanecas", casi himno de aquel estado del sureste.
A su regreso a la ciudad de México -eclipsada por Celia Montalván, Lupe Vélez y la nueva estrella Delia Magaña-, se presentó en foros como el Principal (1928), y María Guerrero (1929). En este último escenificó Otro que se va a La...redo, Miss Mexico, Miss chilena, La peseta del Tepache, The Pingüica Follies, Se necesitan cueros, Tostón dejada, En la boca no, Nos viene Wilson, Chico, chicote; Al Tepache, manito; El fresco de Goya, Adiós Lupe y otras piezas ligeras.
Luego de una gira artística por América Latina, Europa y norte de África, quedó sin dinero en Londres, donde liquidó a su compañía y viajó a España.

Atrapada en la guerra
Sobre su estancia en Madrid, el franquista y libertino Álvaro Retana comenta en su Historia del arte frívolo (1964) que Lupe Ricas Cacho presentó un atrayente espectáculo de folclor mexicano, con atuendos típicos, "sin sofisticaciones". Después retornó, sufriendo la contrariedad de que la "sorprende en Madrid la subversión marxista".
Acompañada sólo por Conchita, su fiel ama de llaves, comenzó a sufrir los embates de la Guerra Civil Española.
El 2 de abril de 1937 se publicó una nota en el picante semanario Vea, donde se informó sobre el destino de la reina del teatro de revista y de su sobrina: "Al fin parece un hecho el regreso de Lupe Ricas Cacho. La célebre tiple cómica mexicana vivía hasta hace unos días en Madrid, en la casa que había comprado en una de sus calles céntricas, pero una bomba rebelde la destruyó, y [...] tuvo que cambiar de domicilio, teniéndose que refugiar en "La Casa de Villanueva" (,) a donde ha estado hasta últimas fechas en que se trasladó a Barcelona, para preparar su vuelta al patrio solar. Su sobrina estaba en Sevilla y también está haciendo gestiones para ir a Barcelona y regresarse a México con su tía".

Grandeza escénica
Antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial, regresó a México para reaparecer en diciembre de 1939 en el Lírico. Después se retiró de los escenarios pero, en una temporada del recuerdo -de julio a septiembre de 1948-, se presentó al lado de María Conesa en el Teatro Arbeu y luego en el Fábregas, donde meses más tarde escenificó Lupelele.
En octubre de ese mismo año irrumpió en el cine sonoro con Comisario en turno, donde, bajo la dirección de Raúl de Anda, interpretó a una teporocha chillona. En tan sólo unos minutos se advertía la grandeza escénica de la recordable "Pingüica".
También actuó en Mariachis, de Adolfo Fernández Bustamante; El charro y la dama (ambas de 1949), de Fernando Cortés; Qué bravas son las costeñas y La culpa es de los hombres (las dos de 1954), y dirigidas por Roberto Rodríguez; Club de señoritas, de Gilberto Martínez Solares; ¡Viva la juventud!, de Fernando Cortés, y Mi canción eres tú (las tres de 1955), de Roberto Rodríguez.
En agosto de 1957 actuó en el teatro Gante en la obra Se solicita amante con referencias, de Maurice Dekobra. Después de largo receso, reapareció en los sets en 1964 para intervenir en la película Los hermanos muerte, de Rafael Baledón.
La Asociación Nacional de Actores (ANDA), le otorgó la medalla "Eduardo Arozamena" en 1970, y cinco años después falleció. Sus restos fueron inhumados en el panteón civil de Dolores.

(Tomado de: Ceballos, Edgar - Somos Uno, especial de colección, Las reinas de la risa. Año 12, núm. 216. Editorial Eres, S.A. de C.V., México, D.F., 2002)

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