viernes, 28 de febrero de 2020

Pretexto para la ocupación de Veracruz, 1914


El pretexto para la ocupación de Veracruz

Isidro Fabela

La ocupación militar de Veracruz por la infantería de marina de los estados Unidos, el año de 1914, fue un delito internacional que constituyó, por parte de su autor principal, el Presidente Wodrow Wilson, no sólo un desconocimiento evidente de los principios del derecho de gentes, sino de un gravísimo error político que puso en claro su incomprensión absoluta de la Revolución mexicana y de la psicología de nuestro pueblo.
Para que se comprenda la injusticia de la invasión de nuestro territorio por las fuerzas norteamericanas, principiaremos por dar a conocer los antecedentes que determinaron las equivocadas órdenes del que fuera profesor de la Universidad de Princeton.
El 9 de abril de 1914, un oficial y siete marinos del barco norteamericano Dolphin desembarcaron en el puerto de Tampico para comprar gasolina, la cual transportaron, en parte, a la lancha en que viajaban. Como en su primer viaje dichos infantes no pudieron transportar toda la gasolina que habían comprado, regresaron al muelle para cargar el resto, que era de ocho latas. En esos momentos diez soldados federales, bien armados, al mando del coronel Hinojosa, detuvieron a los americanos y les ordenaron que los acompañaran en calidad de prisioneros.
En seguida, el expresado coronel intimó, a los marinos que habían permanecido en la lancha, que salieran de ella, pero como se negaron, algunos soldados mexicanos se acercaron con ademanes amenazadores, insistiendo en que saliesen. Viendo esto el oficial americano, Copp, les ordenó salir de la lancha, en la que flotaba la bandera norteamericana. Los soldados mexicanos hicieron marchar a los norteamericanos como cinco minutos por el muelle y la calle hasta cruzar la línea de ferrocarril. Allí un jefe militar de grado más alto se les acercó, hizo preguntas al coronel Hinojosa, y un poco enojado mandó que todos los americanos regresaran a la lancha, que terminaran de cargar; pero no pudieron salir. (Entonces), esperaron la llegada de otro oficial que dio la mano al oficial Copp, se disculpó profusamente y les permitió que partieran.
Al ser detenidos los americanos, el alemán que les vendió la gasolina fue al Dolphin a informar al almirante Mayo, quien envió inmediatamente al oficial Earle a pedir al general Zaragoza la libertad de los prisioneros y una explicación. Cuando el general Zaragoza se enteró de los hechos, ordenó que se pusiera en libertad a los norteamericanos, y dijo que lo sentía mucho y que le apenaba que el oficial no supiera los principios ni las leyes de guerra, y que solamente había querido cumplir con la orden que se le había dado de no permitir que desembarcasen barcos, ni lanchas en aquel lugar. Earle le dijo que a los americanos no se les había comunicado esta orden. Todavía antes de que saliesen los americanos, el general se disculpó de nuevo. Cuando Earle llegó al muelle, encontró que los norteamericanos ya estaban en libertad.
Al oír el informe de Earle, el almirante Mayo mandó una comunicación al general Zaragoza por medio del capitán Moffett, diciendo que había recibido su mensaje de disculpa pero que exigía de los oficiales a su mando una contestación antes de las 18:00 horas del 10 de abril dando 1)una disculpa oficial; 2) seguridades de que el oficial responsable sería castigado, y 3) que la bandera de los Estados Unidos sería izada y saludada.
Enterada la secretaría de Relaciones Exteriores de Huerta de las exigencias del gobierno de Washington, se dirigió a Nelson O'Shaughnessy en los siguientes términos:

México, 10 de abril de 1914. Señor encargado de negocios. La secretaría de Guerra y Marina acaba de comunicarme un incidente ocurrido entre unos marinos del barco americano Dolphin en el puerto de Tampico, y el coronel Ramón H. Hinojosa, que tenía bajo sus órdenes las fuerzas del estado de Tamaulipas en el puente Iturbide.
De esta comunicación resulta que el día de ayer, a las diez de la mañana, unos marinos norteamericanos, portando sus uniformes, llegaron en una lancha hasta un almacén situado cerca del puente Iturbide, para adquirir gasolina, según se supo después; y que el expresado coronel Ramón H. Hinojosa, encargado de la defensa de ese puente contra los revolucionarios, mandó llevar entre filas a los marinos, a su presencia.Inmediatamente que el general jefe de las armas en Tampico tuvo conocimiento del hecho, por el cónsul de los Estados Unidos de América en el puerto, y por el comandante del Dolphin, dio satisfacciones, explicó que el coronel Hinojosa mandaba fuerzas del estado, y ordenó el arresto del mismo coronel, enviándolo al cuartel de artillería. Hasta aquí, como se servirá ver Vuestra Señoría, el jefe de las armas de Tampico fue cortés, hasta el extremo de arrestar al comandante de la fuerza que detuvo a los marinos del Dolphin, no obstante que, como sabe muy bien Vuestra Señoría, y de ello hay precedentes durante la guerra civil de los estados Unidos de América, cuando un puerto se encuentra sujeto a las autoridades militares, amenazado por un ataque de rebeldes, no puede ser de libre acceso para nadie; y además, es perfectamente explicable que un jefe militar, que ve llegar individuos uniformados, al puerto que dicho militar resguarda, proceda a detenerlos mientras se esclarece si la presencia de esos individuos está o no justificada. Así pues, el general jefe de las armas de Tampico ha hecho más de lo que la cortesía internacional reclamaba; y en consecuencia, por deplorable que haya sido el incidente, debió considerarse terminado en la forma expresada. Por desgracia, no fue así, sino que el cónsul de los Estados Unidos de América, y un ayudante del almirante Mayo en la tarde del mismo día de ayer, presentaron al general jefe de las armas en Tampico una nota con cinco capítulos, en los que piden: satisfacción por una comisión de miembros del estado Mayor del mismo jefe de las armas; que la bandera de los Estados Unidos de América se ice en un lugar público y elevado; que se disparen veintiún cañonazos de saludo; y que se castigue severamente al coronel Hinojosa, para todo lo cual se fijaba un término de veinticuatro horas que expira esta tarde.

Creo que bastará a Vuestra Señoría conocer estos hechos para que se sirva telegrafiar desde luego al cónsul de los Estados Unidos de América en Tampico, y al almirante Mayo, a fin de que retiren sus peticiones, supuesto que, sin discutir si caben dentro de las atribuciones que dichos funcionarios desempeñan o si aquella nota ultimátum se ajusta o no al derecho internacional, carecen de justificación los capítulos de la misma, después de las satisfacciones dadas por el general jefe de las armas en Tampico, y del castigo impuesto al coronel Hinojosa. Reitero Reitero a Vuestra Señoría...
Con tales antecedentes podemos afirmar que fue en esos momentos cuando surgió el conflicto internacional, siendo pues los responsables de él: en primer lugar el almirante Mayo que exigió condiciones exageradas después de las cumplidas excusas del señor general Morelos Zaragoza, las cuales excusas eran suficientemente satisfactorias para un incidente que no tenía mayor importancia si Mayo lo hubiera juzgado con ecuanimidad y justicia. Pero como no fue así, porque dicho almirante, al parecer, lo que deseaba era buscar un pretexto para provocar una dificultad, ésta tomó cuerpo cuando el almirante Fletcher, el secretario de Estado Bryan y el propio Presidente Wilson consideraron justificadas las demandas de Mayo. En consecuencia, dichos señores deben tenerse por coautores del absurdo conflicto internacional que provocó en último análisis la delictuosa ocupación de nuestro primer puerto por tropas norteamericanas.

(Tomado de: Contreras, Mario, y Jesús Tamayo - Antología. México en el siglo XX, 1913-1920, textos y documentos. Tomo 2. Lecturas Universitarias #22. Dirección General de Publicaciones UNAM, 1983)

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