(Lublin, Polonia, 1922-Ciudad de México, 2008) Nace en Polonia y se educa en Francia.
Llega a México en 1937
y poco después adquiere la nacionalidad Mexicana. Estudia en la Escuela
Nocturna para Trabajadores Núm. 1 y se inicia como aprendiz de muralismo con el
equipo de Siqueiros. De 1940 a 1950 estudia pintura y escultura en la Escuela
de Pintura y Escultura “La Esmeralda”,
con los maestros Feliciano Peña, Diego Rivera, Frida Kahlo, Chávez Morado,
entre otros. Fue ayudante de Rivera en los frescos de Palacio Nacional.
En 1950
ingresa al Taller de Gráfica Popular
y al Salón de la Plástica Mexicana.
Participa en las actividades, exposiciones y publicaciones de ambos organismos,
tanto en el país como en el extranjero. Su obra incluye los murales Unidad de madres solteras para solucionar su
problema (1945), al temple, en unos lavaderos públicos de Coyoacán, y Alfabetización (1952), sobre vinilita,
también en Coyoacán. Decoró el salon de fiestas del Centro Deportivo Israelita
con el mural Historia del pueblo
israelita, al que imprimió un cierto costumbrismo. También realiza el mural
titulado Ronda del tiempo (1964) en
la sección escolar del Museo Nacional de Antropología e Historia.
Fanny Rabel se caracterizó en su pintura por ser la intérprete de la
niñez. Sus escenas de niños son emotivas, pues logra estampar en ellas sus
distintas facetas: caras y cuerpecillos que expresan desde la alegría hasta el estupor,
el miedo y el hambre. También vinculada con el realismo mexicano pinta al
hombre en sus expresiones más conmovedoras.
(Tomado de: Romero Keith, Delmari - La segunda generación de
muralistas. Historia del arte mexicano, fasc. #106, Arte de la afirmación
nacional; Salvat Mexicana de Ediciones, S.A. de C.V., México, D.F., 1982)
Fanny
Rabel
Pintora de la Escuela Mexicana
Ciudad de México, noviembre de 1960.
A Fanny Rabel la conocí
cuando pintaba un mural en la fábrica Etiquetas e Impresos que pertenecía a
Moisés Krauze, y a su socio, Alfonso Mann. Fue Moisés quien insistió en que me
hiciera un retrato. La verdad es que yo no tenía ganas, pero acepté e iba a su
taller diario. Fanny me colocó una flor en la mano y bajo esa esa flor, el
famosísimo soneto que Pierre de Ronsard dedicó à
Cassandre:
Mignonne, allons voir si la rose
Qui ce matin avoit desclose
Sa robe de pourpre au Soleil,
A point perdu ceste vesprée
Les plis de sa robe pourprée,
Et son teint su vostre pareil.
Esto me pareció bastante
agresivo, pero no dije nada. Sin embargo, pensé que en vez de la flor, habría
preferido tener un bat para usarlo donde se me ocurriera. Por cierto, el estilo
de mi retrato es muy Riverista.
Algunos años después, al
asistir a varias de sus exposiciones, admiré su obra y decidí entrevistarla.
El pintor tiene una postura ante los acontecimientos de la vida y
además tiene su sensibilidad y su temperamento: todo esto unido, da el
resultado de su obra. La gente considera que el pintor debe vivir en una
"torre de marfil"; la realidad es otra, y aunque hay pintores
independendientes que no pertenecen a ninguna agrupación, la mayoría que se
reúne es de ideas progresistas, generalmente de tendencia figurativa en su
pintura.
¿El arte puede hacer
política?
No es que el arte haga política; es que el arte gráfico tiene una
tarea social dentro de su misma labor, que es eminentemente social y política.
El Taller de Artes Gráficas se fundó como un centro de trabajo gráfico y
social, porque el momento político lo requería (fue el tiempo de Cárdenas):
había una gran demanda y necesidad de tal trabajo, y así se ha ido realizando
por más de veinte años. Yo me considero una artista de tendencia social, trato
de reflejar la vida humilde y sencilla del pueblo en una actitud comprensiva y
humana. Las pinturas de niños me emocionan y siempre se me han facilitado, pero
nunca he querido caer dentro de lo que es fácil, sino buscar lo difícil, para
obligarme a la superación.
El concepto general es que
el pintor no debe ir contra su propia corriente, no es así?
Te diré, la pintura es una profesión de soledad: la concibes dentro
de ella y también la realizas dentro de ella. Después, cuando expones un
trabajo, que has dado a luz a solas, te preguntas: "¿Esto para qué, para
quién, qué le importa lo mío a la humanidad?". Nunca acaba uno de
aprender; cada cuadro parece ser el primero, cuando empiezo uno se me han olvidado
los demás.
Formada junto a los
"gigantes" Diego Rivera, Frida Kahlo y Leopoldo Méndez, Fanny es un
ejemplo de honestidad y sinceridad artística. Su obra pictórica, sobre todo las
cabezas de niños, son de sólida ejecución y profundo sentimiento, ya que es una
gran conocedora de la amarga realidad del pueblo. Hija de actores, no llevó una
vida de formación estable: al contrario, tuvo una vida más azarosa que la
mayoría de los niños, ya que viajaba con sus padres por toda Europa. Pasó su
infancia entre trenes y hoteles.
Desde pequeña me enseñé a dibujar, casi cada invierno: tanto mi
hermana (Raquel Tibol) como yo, nos enfermábamos de las amígdalas, y como
entonces no había antibióticos, las enfermedades eran largas y fastidiosas;
así, en cama, con grandes cataplasmas en el cuello y en las orejas, ella
escribía y yo dibujaba.
En 1940 Fanny ingresó a la
Escuela Nocturna de Arte para los Trabajadores, ya que de día se dedicaba a
diversos oficios: cosía, traducía y actuaba. Estudió pintura y escultura en la
Esmeralda y después en la Escuela de Grabados Artes del Libro. En 1945 contrajo
matrimonio con un joven médico y lo acompañó a cumplir su servicio social.
Posteriormente viajaron por los Estados Unidos y Canadá. Su hogar es un ejemplo
de sencillez y cultura. Tiene dos hijos: Abel, de trece años, y la preciosa
güerita Frida Paloma (nombrada así en honor de Frida Kahlo, gran amiga de
Fanny).
¿Cuál, opinas tú, debe ser
la posición de la mujer dentro de nuestra sociedad moderna?
La mujer moderna tiene la obligación de progresar: es decir, no debe
encerrarse y dejar que el mundo ruede, sino que debe actuar en la medida de sus
posibilidades. Es cierto que en México la mujer casada no podrá hacer algo si
no cuenta con el apoyo del compañero de su vida, pues al casarse el marido
exige, sin palabras, únicamente con su manera de conducirse, que ella no
entregue su interés a ninguna otra causa que no sea él. Mientras la mujer no
llegue a convencerse de que sus propias aptitudes y esfuerzos son dignos de
participar en la vida cotidiana, no logrará convencer a su esposo de que le
permita seguir en su trayectoria. Está en la mujer la tarea de organizar su
vida de tal manera que rinda a su vez en todas las facetas.
(Tomado de: Helen Krauze – Pláticas en el tiempo. Serie: Alios
Vientos. Editorial Jus, S.A. de C.V. México, D.F., 2011)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario