Sostengo que con el prestigio inconmensurable del general Díaz, el crédito del país no lo funda Limantour, pues lo único que ha hecho es explotarlo.
Teodoro Dehesa
José Yves Limantour [1854-1935], amigo y compadre de Porfirio Díaz, ocupó durante dieciocho años ininterrumpidos la secretaría de Hacienda; dirigía a Los Científicos; fue enemigo político de Bernardo Reyes y Teodoro Dehesa y, tras las negociaciones de paz que efectuó con los revolucionarios en Ciudad Juárez, fue acusado de traición a Díaz y de precipitar su caída.
Estaba de moda entonces la filosofía positivista, la cual apoyaba, pero su empeño por una administración práctica y planificada tuvo como costo la falta de una cultura política y de desarrollo social. Secundó la política represiva del dictador pero, al mismo tiempo, fue el gran artífice de la estabilidad y del crecimiento económico que vivió el país durante el porfiriato, y el responsable del primer superávit alcanzado por las finanzas públicas en la historia de nuestro país, que contó entonces con altas dosis de inversión extranjera.
Aunque era un hombre de finanzas, en lo político dio apoyo total a Díaz en todas sus reelecciones; se encargó de remover a quienes le estorbaban, como Reyes y Dehesa, y en 1904 logró impulsar a uno de sus incondicionales, Ramón Corral, como vicepresidente de la República. Pero seis años más tarde su relación con el presidente estaba desgastada, a tal punto que prefirió estar en París que en las fiestas del Centenario de la Independencia. Díaz tomó su ausencia como un desaire personal.
Limantour recibió en la capital francesa noticias del inicio de la revolución y regresó a México con la intención de mediar entre el gobierno y los revolucionarios. Incluso sugirió al presidente, en 1911, adoptar reformas políticas que satisficieran las demandas revolucionarias. El dictador aceptó y, como primera medida, pidió la renuncia a todo su gabinete. Los Científicos, que controlaban importantes capitales nacionales y extranjeros, se vieron de pronto sin en apoyo de Limantour.
El ministro de Hacienda se reunió en varias ocasiones con Madero y sus colaboradores para negociar la paz, que sólo llegó en mayo de 1911 con el triunfo de la revolución maderista y la firma de los tratados de Ciudad Juárez, en los cuales se establecía, como condición para la paz, la renuncia de Porfirio Díaz. A Limantour estas negociaciones le costaron que le llamaran traidor, aunque nunca aceptó ninguno de los cargos que le ofrecieron tanto Madero como Francisco León de la Barra. Su vida política terminó con la caída de la dictadura. Sólo le quedó el exilio.
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