Los barreteros unidos a las fuerzas de Castrejón se apoderaron de la ciudad e incendiaron la cárcel pública
La comunicación quedó interrumpida cuando “El Diario” recogía los detalles
El Diario, 16 de mayo de 1911
Pachuca, 15 de mayo.- (Por teléfono) - Hoy por la mañana entró a esta población, acompañado de varios hombres, el cabecilla Castrejón, quien desde luego se ha dirigido al gobernador del Estado pidiéndole presente su dimisión y ordene sea entregada la plaza a las fuerzas insurrectas.
Se sabe que el señor Rodríguez esta dispuesto a acceder a la petición de los rebeldes, y se rumora que hoy en la tarde dimitirá.
Se me informa que la partida de Castrejón está en las goteras de la ciudad, y que en caso de que el gobernador del Estado no cumpla su promesa, hoy por la tarde emprenderán el ataque. Los hombres a las órdenes del citado cabecilla son cerca de mil, y no sería posible oponer resistencia, pues la guarnición que hay aquí es de rurales en número de veinticinco o treinta.
Seguiré informando.
Se levantan los barreteros
Pachuca, 15 de mayo.- Por teléfono, ocho de la noche). - Hoy a las seis y media de la tarde, los barreteros que trabajan en las minas cercanas se reunieron en esta ciudad para hacer una manifestación en contra de las autoridades constituidas, las cuales, en vista de que no hay fuerzas suficientes para defender la plaza, están dispuestas a entregarla en manos de los rebeldes.
A las siete y media de la noche, cuando todavía celebraban los trabajadores la manifestación antes dicha, se presentaron las fuerzas rebeldes de Castrejón, apoderándose de la ciudad sin resistencia de ninguna clase, rumorándose que hubo un convenio entre las autoridades y los jefes insurrectos para rendir la población sin que hubiera efusión de sangre.
Luego que los rebeldes fueron dueños de la ciudad, dieron libertad a los presos de la cárcel pública, e incendiaron el edificio.
Las familias que viven cerca de la prisión han abandonado sus casas, y huyen en busca de refugio por diferentes partes de la ciudad.
En señal de triunfo, los insurrectos han hecho numerosos disparos al aire libre, y hasta estos momentos no se sabe de perjuicios ocasionados a particulares; tampoco se han registrado víctimas.
La alarma que existe en la población es espantosa. Sigo informando.
Pretenden incendiar el banco
Pachuca, mayo 15,- (Por teléfono, nueve de la noche).- El cuadro que presenta la ciudad es el más completo desorden; los insurrectos invaden las calles y con sus gritos y los disparos que hacen al aire siembran la alarma entre los habitantes.
El edificio de la cárcel que como comuniqué en mi mensaje anterior había sido incendiado, es presa por completo del fuego que amenaza extenderse a las casas contiguas.
En estos momentos se me informa que los rebeldes se dirigen al Banco de Hidalgo, con el propósito de incendiarlo.
Todas las familias que viven por ese rumbo han abandonado sus hogares y se refugian en las casas de sus amigos.
Se interrumpe la comunicación
Pachuca, 15 de mayo.- (Por teléfono, diez de la noche).- La calma empieza a restablecerse; los disparos que hace los rebeldes ya no son tan frecuentes y sólo aisladamente se escucha uno que otro.
Se teme de un momento a otro quede interrumpida la comunicación telefónica, pues la oficina de los teléfonos se halla muy cerca del edificio de la Cárcel que continúa envuelto entre las llamas, esto no obstante las señoritas empleadas han permanecido en sus puestos y dicen que no se retirarán si los alambres no son destruidos. Hasta mí llega el calor del incendio.
Se me dice que el gobierno entró en tratos con los rebeldes para rendir la plaza, pues no se pudo oponer resistencia por la falta de soldados, los cuales deben ser muy pocos pues el día 5 de los corrientes sólo formaron 25 hombres.
Se dice que Castrejón, el cabecilla insurrecto ha tomado posesión del gobierno y que se ha dirigido a los clubes políticos de la localidad, excitándolos para que se preparen a nuevas elecciones a fin de que cuanto antes se retire con sus fuerzas para atacar otras plazas.
Castrejón ha venido a Pachuca después de haber atacado a…
N de la R.- Al llegar a este punto nuestro corresponsal, la comunicación quedó interrumpida; es de presumir que el fuego reventó los alambres conductores.
(Tomado de: Labrandero Iñigo, Magdalena, et al, (coordinadores) - Nuestro México #3, La Revolución Maderista, 1910-1911. UNAM, México, D. F., 1983)
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