miércoles, 3 de julio de 2019

La ciudad de México y el agua, 1939


  • Para que haya agua suficiente hay que gastar 34 millones.


  • No basta ya el canal de Xochimilco para satisfacer las necesidades de la ciudad - Un serio problema


(4 de abril de 1939)


La resolución del problema del abastecimiento de agua potable cuesta (o costará) a la ciudad, treinta y cuatro millones de pesos, suma a que ascienden los presupuestos de las obras de captación de agua de Almoloya, en los manantiales que dan origen al río Lerma, en el Estado de México; pero como no hay dinero tendremos que seguir con un servicio que sólo cubre una parte del día, y con el peligro de que cada vez sea menor, a medida que las necesidades urbanas sigan, como es natural, creciendo.
Lo anterior sintetiza una conversación tenida con funcionarios del Departamento Central, especializados en el ramo de aguas potables, y quienes conocen el problema en todos sus aspectos y detalles. Ahora bien, el peligro que existe para la ciudad de México con la creciente restricción del agua -cuestión no imputable ciertamente a las autoridades- es asunto de Salubridad Pública, porque a medida que el agua "toca a menos" como diría un profesor de aritmética, las condiciones de ciudad sucia de México, empeoran en vez de disminuir a pesar de los esfuerzos que se hagan y de las propagandas que se sostienen proclamando la necesidad de adoptar ciertos hábitos de higiene como el baño diario, beber agua pura, etc.


AUMENTO DE LA CIUDAD


En primer lugar, durante la conversación aludida pudimos obtener algunos datos como los que siguen: cuando se terminaron las obras de Xochimilco se contaba un número reducido de conexiones. Era que entonces se consideraba como pueblos, Tacuba, Tacubaya, la Villa, etc., y el casco de la ciudad era muy reducido. Poco  poco fue creciendo la urbe y hará unos seis o siete años había en total trescientos cincuenta kilómetros de tubería para la distribución de agua. Actualmente hay mil seiscientos kilómetros y la ciudad tiene plena necesidad de aumentarlos por las diarias exigencias del vecindario.


DEL CENTRO A LOS SUBURBIOS


El caso actual es curioso. Cuando la Revolución obligó a muchas familias de los estados a concentrarse en la capital de la República, subió sensiblemente la población urbana pero ahora se ha observado que las familias salen de la capital rumbo a las poblaciones cercanas, se establecen colonias, se densifica la población diariamente en ellas, se construyen casas (la mayor parte de ellas en jardinillos) y se ha extendido por tanto la red de tubería en la proporción anunciada sin que aumente (por el contrario, disminuye proporcionalmente) la cantidad de agua que a diario se consume en la ciudad. A decir de los conversadores, en la actualidad llegan a la capital dos mil cuatrocientos litros de agua por segundo.
Las plantas de bombas de Xochimilco están trabajando a toda su potencialidad y el departamento ha buscado otros recursos para aumentar el agua. Parece que se trabaja con toda actividad en una nueva planta de bombas, en Xotepingo, las cuales al ponerse en servicio aumentarán su caudal, pero sin que con esto se pueda resolver el problema íntegramente.
La situación de sequía es más o menos así: hay colonias en las que el agua se acaba a las cinco de la tarde y en otras a las seis. Naturalmente que quienes sufren las consecuencias (esto hasta parece redundante decirlo) son las clases pobres, que no tienen medios de almacenar agua para las necesidades nocturnas. El número de conexiones que actualmente tiene el Departamento del Distrito para el agua, pasan de sesenta y siete mil.


SE AGOTARON LOS POZOS DE TACUBA


Anteriormente y antes de que se fundaran las colonias del rumbo de Tacuba y Azcapotzalco, por ejemplo,aquellos lugares que estaban considerados como pueblos, se abastecían de agua de pozos; pero a medida que la población fue creciendo y que hubo más pozos, muchos de ellos grandes, los pequeños mantos de agua se fueron acabando y la sequía de los pozos de Tacuba es cosa vieja ya; de manera que sólo se cuenta con el agua de Xochimilco.
Los jardincillos que, casi sin excepción, rodean las casas de los colonos, consumen parte del agua, por razón natural; es necesario regar el pradito, el pequeño sembradío, las macetas, etc. Y en esta época el agua se acaba más temprano porque las evaporaciones son muy intensas, y si no se riega el prado inmediatamente se seca y languidecen las plantas. Esta parte mínima del problema es transitoria, porque ya para mediados de mayo en que comienza a llover el regadío de los jardines y sementeras particulares disminuye, porque la tierra está suficientemente húmeda por el agua de lluvia.


(Tomado de: Hemeroteca El Universal, tomo 3, 1936-1945. Editorial Cumbre, S.A. México, 1987)

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