miércoles, 28 de noviembre de 2018

Cuando llueve Oaxaca toma una coloración verde

 
Es la coloración de los edificios que con la humedad acentúa ese matiz. Entonces, Oaxaca es una ciudad de jade. Ahora Oaxaca es gris como las ciudades castellanas. Cada ciudad tiene su color inconfundible como tiene su espíritu: Querétaro es rosa, Puebla policromada con predominio de los azules y rojos; Cuautla verde; Zacatecas roja…

La plaza mayor, en Oaxaca, es de una exuberancia tropical. La sombra que dan sus árboles espesos es negra en la resolana, fresca en el calor, helada en el frío. El ornato principal de la plaza son las chicas que noche con noche gozan de la frescura paseando en grupos alrededor de las cuatro bandas. La vida de la provincia es así, con sencillez edénica, con regularidad cronométrica que vienen sólo a interrumpir las fiestas anuales o los acontecimientos políticos, temidos y odiados.

Fuera de eso, la santa paz reina en Oaxaca.

(Tomado de: Toussaint, Manuel - Oaxaca y Tasco. Grabados de Francisco Díaz de León. Lecturas mexicanas, primera serie, #80. Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 1985)

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