lunes, 25 de febrero de 2019

Andanzas de Lorenzo Boturini




La historia de las andanzas de Lorenzo Boturini Benaduci en Nueva España parece ser el resultado del modo de sentir de muchos novohispanos de las clases altas y de los patrones de gobierno de las autoridades virreinales. Este caballero Boturini, nacido en Italia, vivió en Viena por algún tiempo y, debido a que la corte de España ordenó, por guerra entre España y Austria, que todos los italianos saliesen de los dominios austríacos, pasó por Portugal y luego a España. Sin arraigo en ésta, aceptó venir a Nueva España, en 1735, a gestionar el pago que la condesa de Santibáñez cobraba en México como descendiente del emperador Moctezuma.

No se sabe por que razones el pasaporte y la licencia para viajar al virreinato no cumplían todos los requisitos que exigían las autoridades metropolitanas. Para salir de España no tuvo mayores dificultades; éstas vendrían después. Llegó a México en febrero de 1736.

Como se recordará, en 1737 la Virgen de Guadalupe fue proclamada patrona de la Ciudad de México, y la curiosidad de Boturini se despertaría ante esta manifestación de fe popular. Se interesó por averiguar el origen del culto a la imagen conservada en el Tepeyac. Dicen sus biógrafos que anduvo buscando testimonios que documentaran la aparición a Juan Diego. Durante ese tiempo no sólo recogió la tradición oral de la historia prehispánica, sino también muchos otros documentos que han sido considerados muy valiosos para conocer el pasado de México.

Mientras todo fue afán de satisfacer su curiosidad de anticuario parece que no tuvo dificultades. Según los catálogos o inventarios que existe de su colección, pudo reunir una considerable cantidad de manuscritos y pinturas antiguas. Pero no paró allí su interés por las cosas de Nueva España. Poseído de fervor guadalupano, quiso contribuir al mayor esplendor de la Virgen, gestionando su coronación, para lo cual se acogía a la gracia que concedía la basílica vaticana de Roma de que fueran coronadas públicamente las imágenes "taumaturgas". Aquí ya entraba en terrenos ajenos y no iba a poder actuar con independencia de los órganos de gobierno colonial. La Audiencia de México pasó por alto la licencia que debía expedir el Consejo de Indias para llevar a cabo la coronación, se mostró anuente a los deseos de Boturini y le permitió seguir adelante con los preparativos. Estaba Boturini recogiendo limosnas o donativos para costear la ceremonia cuando llegó a Nueva España el virrey Fuenclara. Antes de llegar a la capital, en Jalapa se enteró de lo que se proponía don Lorenzo. La desconfianza con que se miraba a los extranjeros hizo que el virrey pidiera un amplio informe sobre la estancia del italo-español. Inmediatamente fue llamado a comparecer ante el alcalde del crimen y se le procesó. Fue acusado de ser extranjero y hallarse en el país sin la debida licencia, de haber recogido donativos sin permiso, de haberse atrevido a promover el culto de Nuestra Señora de Guadalupe siendo extranjero y de haber tratado de poner en la corona de la Virgen otras armas que las del rey. Fue puesto en prisión en febrero de 1743. Papeles, ropa y dinero le fueron embargados y de todo el asunto se dio cuenta al rey.

Boturini se defendió enérgicamente durante su proceso y logró demostrar su inocencia, pero el virrey juzgó que era mejor alejarlo de Nueva España y dio orden para que saliera hacia España a principios de 1744. Con trabajos llegó a Madrid, pues unos corsarios ingleses apresaron el navío en que viajaba, le quitaron su equipaje y lo desembarcaron en Gibraltar. De allí, a pie, se fue a España. Se presentó ante el Consejo de Indias pidiendo que se le hiciera justicia y reclamando sus papeles. El rey había mandado amonestar a los oidores de México por no cumplir con todos los trámites en los negocios de Boturini, pero no encontró reprensible su interés de anticuario. Accedió a recompensarlo por el trabajo que había realizado al juntar los documentos y aprovechar sus conocimientos para que escribiera una historia de los indios. Le concedió licencia de volver a México y le nombró historiógrafo de Indias. Pero Boturini no vivió lo suficiente para gozar del favor del rey. Se quedó en España y allá murió en 1751. Su famosa colección, llamada Museo, quedó depositada en la secretaría de Cámara del virreinato.

Esos papeles, a los que se refieren posteriores historiadores lamentándose de su pérdida, fueron utilizados por don Mariano Veytia (Mariano José Fernández de Echevarría y Orcolaga, Alonso Linage Veytia), criollo distinguido, abogado e historiador, nacido en Puebla de los Ángeles en 1720. Su padre fue José de Veytia, oidor decano de la Real Audiencia y primer superintendente de la Casa de la Moneda, y un tío abuelo, don José Veytia Linage, autor de la célebre obra Norte de la Contratación de Indias. Estudió en México, en donde obtuvo los grados de bachiller en artes, en 1733, y en leyes, en 1736, y el título de abogado en 1737. Viajó extensamente por Europa y visitó Jerusalém y Marruecos. Después de servir al rey en la península, volvió a su patria, a la muerte de su padre, para ponerse al frente de los negocios de la familia.

En Madrid tuvo estrecha amistad con Boturini, a quien alojó en su casa. Allí escribió Lorenzo su libro Idea de una nueva historia de la América septentrional y también allí fue donde Veytia recibió las primeras ideas de las antigüedades mexicanas, que más tarde habían de servirle para redactar su libro Historia Antigua de México.

Veytia dejó varios escritos inéditos, entre otros una pequeña obra llamada Baluartes de México, en la que da noticia de cuatro santas imágenes de Nuestra Señora, que se veneraban en cuatro santuarios, a los cuatro vientos de México. De las cuatro, " la más prodigiosa y que verdaderamente se lleva la admiración y asombro... es la de Guadalupe ". Si se desconociera el lugar y la fecha de su nacimiento, leyendo sus obras advertiríamos su amor y preferencia por la historia de los indios, y podríamos determinar la época en que vivió y su nacionalidad.

(Tomado de: María del Carmen Velázquez - El despertar Ilustrado. Historia de México, tomo 7, El despertar Ilustrado, Salvat Mexicana de ediciones, S.A. de C.V., México,D.F., 1978)

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