jueves, 14 de febrero de 2019

Wolfgang Paalen



(amanecer - 1959)

Wolfgang Paalen nació en 1905 en Viena, Austria. Falleció en la ciudad de México, por decisión propia, en 1959. Hombre dotado de clara inteligencia y exacerbada sensibilidad, todo unido a una fuerte neurosis; lo que nos da una idea del carácter artístico de este singular maestro.

Su formación, con un obligado arranque académico vienés, fue influida en su paso por varias ciudades europeas; esto le valió enterarse de los movimientos artísticos de vanguardia de principios de siglo; situación que le ayudó a definir su postura.

A partir de 1932 participó, en Paris, en las actividades del grupo Abstracción-Creación, acorde con sus preferencias; entre sus amigos más cercanos en ese momento de su carrera, se encontraban Auguste Herbin, Fernand Léger, Hans Arp, F. Kupka y Amédée Pzenfant. No obstante su identificación declarada hacia el abstraccionismo, terminó por abandonarlo transitoriamente para incorporarse al movimiento de los surrealistas, tal vez animado por Max Ernst y por la simpatía que le despertó André Breton. En 1938 intervino en la organización de la histórica Exposición Internacional del Surrealismo, exhibiendo también dos de sus cuadros fundamentales en esa corriente: Fata Alaska (1937) y Combate de príncipes saturninos (1938). En realidad su paso por el surrealismo fue breve, más no por ello intrascendente; contribuyó al movimiento con el procedimiento del fumage, que utilizó en diversas ocasiones.

Paalen conoció a Frida Kahlo en París en 1938; atendiendo a una invitación de ésta y huyendo de la hecatombe que los fascistas desatarían en Europa, arribó a México en septiembre de 1939, en compañía de Alice Rahon, su pareja en esa época. Le había antecedido André Breton, quien tuvo el ingenio de definir a México como el país surrealista por excelencia. Atraído por una serie de intereses que ocupaban su atención y respondían a su propia problemática artística, Paalen permaneció en México, salvo algunas ausencias. Aquí desarrolló una intensa vida intelectual a través de diversas actividades, desde aquellas relacionadas con el arte prehispánico, hasta las inherentes a su trabajo artístico.

En enero de 1940 se presentó en México la Exposición Internacional del Surrealismo; todo un evento cultural por las intenciones y la novedad de las obras europeas presentadas aquí. La organización corrió a cargo de André Breton, el poeta peruano César Moro y Wolfgang Paalen. La exposición se instaló en la Galería de Arte Mexicano, de la inolvidable Inés Amor. Participaron artistas europeos, cuyos nombres sería ocioso citar aquí y algunos mexicanos a quienes Breton consideró como exponentes sui generis del surrealismo. En realidad estos artistas practicaban un arte que poco o nada tenía que ver con la corriente politizada del muralismo, y entre ellos se encontraban Manuel Rodríguez Lozano, Agustín Lazo, Antonio Ruiz, Carlos Mérida, el joven Guillermo Meza y el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo. Expuso también Frida Kahlo y con su oportunismo acostumbrado Diego Rivera, con obras que estaban muy lejos del programa bretoniano. De Paalen se mostraron las siguientes pinturas: La balanza, Viejo océano, Combate de príncipes saturninos y un objeto, El genio de la especie, obra verdaderamente sensacional: un revólver hecho a base de huesos, colocado en elegante estuche.



La importancia que en su momento tuvo la Exposición Surrealista fue considerable, como sucede siempre que se presenta lo que en sí constituye ya una novedad en el medio. Hoy se puede pensar que se exagera esa importancia; mas entre lo que provocó, que no fue poco, estuvo el inquietar las conciencias de los productores de arte, en especial a los inconformes de la política artística llevada en el país; entre ellos se encontraba Manuel Rodríguez Lozano. El no modificó propiamente su producción, pero sí reafirmó sus principios, ya que la exposición venía a demostrar la validez de otros tipos de creación plástica, como la suya, con toda seguridad muchos de los artistas –y entre ellos hay que contar a los estudiantes- que asistieron a la exhibición de las obras surrealistas sufrieron un fuerte impacto. El significado de esta exposición no se reflejó de inmediato, más dio sus frutos posteriormente; fue como una semilla que fecundó en un campo propicio.


(Así es la vida - 1958)

La presencia de Wolfgang Paalen en México tuvo una resonancia sutil y subterránea, a pesar de haber instalado aquí su taller; investigó sobre las enigmáticas cabezas olmecas, publicó la revista Dyn, desde la cual teorizó sobre el significado del arte dentro de un mundo, en el que la ciencia fincada en las teorías de Einstein parecía que lo era todo. En nuestro país presentó dos exposiciones de sus pinturas: la primera en 1945 en la Galería de Arte Mexicano, la segunda en 1958, significativamente en la Galería de Antonio Souza, una de las pocas dedicadas entonces al arte de vanguardia.

En esas muestras se registran los cambios habidos en su concepción estética. Pronto abandonó las filas del surrealismo para adoptar finalmente una expresión luminosa, rica en colores, pero nada lejana del abstraccionismo; en cierta forma regresó a los orígenes de su arte. La resonancia de cuanto Paalen hizo en México, y fue mostrado tanto en su taller como al público, alcanzó en la década de los cincuenta una proyección positiva sobre los pintores jóvenes que denodadamente abrían nuevos caminos al arte mexicano.


 (Bañistas -bagneuses-1959)

Contribuyeron al reconocimiento del artista vienés los trabajos de los críticos de arte Margarita Nelken y Jorge Juan Crespo de la Serna.


(Tomado de: verificar Delmari Romero Keith – Otras figuras del muralismo. Historia del arte mexicano, fasc. #105, Arte contemporáneo; Salvat Mexicana de Ediciones, S.A. de C.V., México, D.F., 1982)




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